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Ecuador: julio 26, 2024

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Ecuador, julio 26, 2024
Ecuador Continental: 19:45
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La deforestación de la Amazonia cae un 22% en el primer balance anual desde el regreso de Lula al poder

El País .- La mayor selva tropical del mundo perdió 9.001 kilómetros cuadrados, el equivalente a Chipre La medición más precisa y fiable ha confirmado la tendencia apuntada por los datos preliminares en los últimos meses. La deforestación en la Amazonia cayó un 22,3% entre agosto de 2022 y julio de 2023, según el último balance anual realizado por el Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) y divulgado este jueves. Es decir, la mayor selva tropical del mundo, un ecosistema clave para mitigar el calentamiento global, perdió en ese periodo 9.001 kilómetros cuadrados, una superficie equivalente al tamaño de Chipre. El dato es una buena noticia para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que desde su regreso al poder ha colocado la protección de la Amazonia y el medioambiente entre sus prioridades. Durante el mandato de Jair Bolsonaro la tala ilegal aumentó de manera acelerada y solo en su último año cambió la tendencia para empezar a disminuir. Fue considerado un villano ambiental planetario. El dato de deforestación anual en la Amazonia es una especie de examen de fin de curso para los gobernantes brasileños de cara al exterior. Todos ellos son conscientes de que, desde hace más de dos décadas, el mundo mide el desempeño de su país en materia ambiental por el porcentaje de aumento o disminución. Durante la campaña electoral, Lula prometió deforestación cero para 2030, un objetivo de lo más ambicioso. Al presentar los resultados, la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, declaró: “Este resultado es fruto del trabajo de todos nosotros. Es un trabajo para el que ya teníamos know-how [conocimientos técnicos] de nuestra gestión anterior. Ahora lo hemos actualizado y estamos viendo estos resultados”, ha explicado la veterana política que ya ostentó ese mismo cargo hace dos décadas, también con Lula. Fue el periodo en el que la deforestación de la Amazonia cayó de manera más abrupta. Durante sus cinco años como ministra en aquella primera etapa, la tala ilegal se redujo a la mitad hasta los 12.900 kilómetros cuadrados. Los estragos del cambio climático también se notan en la Amazonia. El rio Amazonas, el más largo y caudaloso del mundo, sufre una sequía histórica agravada por El Niño mientras Manaos y otras ciudades de la región llevan semanas envueltas en un humo asfixiante que procede de los incendios ilegales. Lula tiene previsto viajar a la COP28, que empieza a finales de mes en Dubái. Sin duda, el mandatario brasileño esgrimirá en la cumbre climática de la ONU esta caída del 22,3% en la deforestación en la Amazonia como baza negociadora. También es de esperar que la utilice en las complejas negociaciones que Mercosur mantiene con la Unión Europea para intentar cerrar de una vez por todas el acuerdo comercial, atascado por exigencias medioambientales. Uruguay ha dado un ultimátum para cerrarlo antes de fin de año. Y tanto Lula como el presidente de España, Pedro Sánchez, se han comprometido ha reforzar los esfuerzos para esa fecha ahora que Brasil preside Mercosur y España, la UE. El Instituto de Investigaciones Espaciales elabora este balance anual de la deforestación en base a las mediciones hechas por satélite con un sistema llamado Prodes, que es mucho más preciso para calcular la superficie arbórea desaparecida que el sistema Deter, que ofrece datos semanales pero basados en las alertas que usan los equipos de agentes medioambientales para movilizar a los inspectores. El presidente Lula y Marina Silva aparcaron sus diferencias para unirse en la campaña electoral con la misión compartida de derrotar a Bolsonaro en las urnas. La exigencia de la antigua recolectora de caucho para apoyar al líder de la izquierda brasileña fue que la política de protección medioambiental fuera transversal. Exigía voluntad política y medios. La ministra Silva se ha felicitado de que los inspectores ambientales se hayan duplicado con este Gobierno. Bolsonaro llegó al poder en 2018 con un discurso de desprecio de las políticas ambientales y de negación de la emergencia climática que envalentonó a todo tipo de delincuentes que explotan ilegalmente la Amazonia. Para el antiguo militar, la vía más eficaz de combatir la miseria en esa región, la más pobre de Brasil, era explotar las riquezas de la selva tropical.  

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El BID y el Banco Mundial se alían para impulsar el desarrollo de Latinoamérica

El País .- Los presidentes de ambas instituciones, Ilan Goldfajn y Ajay Banga, firman un protocolo para unir fuerzas en la protección de la Amazonia y el Caribe y la lucha contra la brecha digital El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial tienen la misma misión: impulsar el desarrollo. Los dos organismos financieros se solapan en Latinoamérica y el Caribe, donde el BID tiene su ámbito de actuación. Pese a los fines comunes, arrastran una tradición en que con frecuencia han actuado como competidores y con recelo el uno del otro. Los dos nuevos presidentes, Ilan Goldfajn, del BID, y Ajay Banga, del Banco Mundial, han decidido unir fuerzas en la región. Goldfajn y Banga han firmado este martes en la sede del BID en Washington un memorando de entendimiento. La alianza es en principio por cuatro años y se extiende a tres áreas: la protección de la Amazonia, el fortalecimiento de la capacidad del Caribe para hacer frente a los desastres naturales y la reducción de la brecha digital en toda Latinoamérica y el Caribe, con especial foco en la educación.   Más allá de la firma del acuerdo, Banga y Goldfajn han mostrado una gran complicidad personal en un coloquio previo. Se consideran amigos, se conocen del sector privado y también de cuando Banga estaba en el sector financiero y Goldfajn era el gobernador del banco central de Brasil. Ambos han asumido su cargo en el último año y en ambos casos llegan con el mandato de trabajar de una manera diferente. Ya incluso antes de este memorando han empezado a trabajar juntos. En junio pasado, ambos visitaron Perú y Jamaica, donde se reunieron con la presidenta peruana, Dina Boluarte, y con el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness. “Fue un viaje histórico. La primera vez que los dos presidentes viajaban juntos a la región”, ha dicho Goldfajn. En algún aparte de ese viaje, mientras el presidente del BID se tomaba un café y el del Banco Mundial una copa de vino, según han bromeado, empezaron a hablar de la necesidad de colaborar de forma más estrecha. Y en aquellas conversaciones del viaje, pensaron que la mejor forma de llevar a la práctica esos buenos deseos era elegir algunos temas que fueran importantes para ambos organismos y así, unos meses después, ha cristalizado la alianza firmada en Washington este jueves. Un cubo de Rubik Goldfajn y Banga han aludido a la magnitud de los retos que hay por delante. “Es como una progresión geométrica. No puedes ganar solo. Tienes que unir fuerzas, y unir fuerzas no solo entre los bancos multilaterales, o con los gobiernos, sino realmente con la sociedad civil, la filantropía y el sector privado”, ha dicho Banga, que ha señalado que tanto los problemas como las posibilidades de cooperación están entrelazadas como en “un complejo cubo de Rubik”.   “La reforma de los bancos multilaterales es una oportunidad para aumentar el impacto en el desarrollo”, ha dicho Goldfajn. “Tenemos que centrarnos en la implementación. Hay demasiadas conferencias, demasiados seminarios”, ha dicho Goldfajn, que ha reclamado un cambio cultural y ha llamado a pasar de las palabras a los hechos y también a dar menos importancia al dinero movilizado y más al impacto generado.   En virtud de los acuerdos firmados, en la Amazonia, las organizaciones combinarán su experiencia para apoyar a los países en su transición hacia una deforestación neta cero, contribuir a que las personas obtengan mejores medios de vida y al mismo tiempo preservar el ecosistema, incluyendo instrumentos financieros innovadores.   En el Caribe, el acuerdo dará como resultado un mayor apoyo a los países para gestionar los desastres y las crisis climáticas y desarrollar mecanismos de protección financiera para cuando ocurran catástrofes. Las organizaciones también se han comprometido a trabajar juntas para promover el desarrollo digital en la región. El plan de acción propone que a través de esta colaboración la infraestructura digital y la conectividad puedan ampliarse efectivamente para contribuir a acelerar el desarrollo socioeconómico. A través de la iniciativa “Escuelas Conectadas para Todos”, el Banco Mundial y el BID desarrollarán planes para cerrar la brecha digital en la educación, asegurando que los jóvenes tengan las habilidades necesarias para la economía del futuro. Un programa piloto innovador traerá conectividad a áreas desatendidas de la región, ayudando a más personas a obtener acceso a Internet abriendo nuevas oportunidades.   Aparte del acuerdo para que el BID y el Banco Mundial se coordinen entre sí, BID Invest, el brazo del sector privado del Grupo BID y MIGA, el brazo de seguros contra riesgos políticos del Banco Mundial, han acordado colaborar para mitigar el riesgo político en la región. Las dos agencias trabajarán junto con la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial para atraer más inversiones del sector privado a la región.

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Los países de Amazonia debaten cómo mantener la selva en pie y generar riqueza por medios lícitos

El País .- El venezolano Maduro falla por una otitis a la cumbre convocada por Lula con los ocho países que albergan la selva tropical   La Amazonia es tan valiosa para la salud planetaria como complejos son sus problemas. Pero, para muchos de los que no la conocen de cerca, es un santuario a no tocar o un escenario de aventuras formidables. Invitados por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, los ocho países que albergan la mayor selva tropical del mundo, los que lidian con sus infinitos problemas cotidianos, han debatido este martes en una ciudad amazónica, Belém, sobre cómo preservar el ecosistema, combatir la deforestación y generar riqueza por medios lícitos para los 50 millones de personas que viven bajo las copas de los árboles milenarios de los que tanto se habla en las cumbres climáticas. Porque ahora mismo, las actividades ilegales que están destruyendo la selva resultan mucho más lucrativas. Los países amazónicos han pedido al mundo rico que cumpla sus compromisos y les ayude a financiar los pasos necesarios para lograr un desarrollo que combine preservación y prosperidad en este ecosistema crucial para frenar el calentamiento global.   Seis millones de kilómetros cuadrados tiene la Amazonia, 1,5 veces la extensión de la Unión Europea. Al resto del mundo le afecta lo que aquí ocurra porque alberga el 20% de las reservas de agua dulce del planeta y una biodiversidad excepcional. Pero también es una especie de lejano oeste con la población de España, escasa presencia del poder público, extremadamente pobre y carcomido por la deforestación, el narcotráfico, el contrabando, la minería o la pesca ilegal. La de Belém es la primera reunión que la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica celebra en 14 años. la cita ha reunido a los presidentes de Brasil, Bolivia, Colombia y Perú junto a represetantes de menor nivel del resto —Ecuador, Guyana, Surinam y Venezuela—. La ausencia de Nicolás Maduro, anunciada de víspera con el argumento de una otitis, supone un revés para Lula, que ha hecho grandes esfuerzos para sacarlo del ostracismo diplomático. Para la peruana Dina Boluarte ha sido, en cambio, su primer viaje al extranjero desde que asumió el poder tras un fallido intento de golpe.   Aunque los países amazónicos se han comprometido a estrechar relaciones para forjar un bloque para las cada vez más cruciales negociaciones climáticas, la cumbre se ha quedado corta en resultados concretos: Lula no ha logrado que todos se sumaran al compromiso ya adoptado por Brasil y Colombia de reducir la deforestación a cero para 2030, una meta ambiciosa. Los resultados preliminares indican que la tala ilegal ha caído notablemente en Brasil desde que Lula gobierna pero habrá que esperar a fin de año para saber si los satélites más precisos confirman esas cifras.   Lula ha chocado con uno de sus principales invitados, su homólogo Gustavo Petro, sobre los combustibles fósiles. El colombiano quiere prohibir por ley la explotación petrolífera en la Amazonia mientras el brasileño mantiene una postura ambigua y se refugia en la necesidad de emprender una transición más tranquila. Petro se lo ha afeado en público con un golpe contundente: “[Los Gobiernos de] derecha tienen una escapatoria fácil, que es el negacionismo. Niegan la ciencia. Para los progresistas es muy difícil. Entonces genera otro tipo de negacionismo: hablar de transiciones”, ha dicho el mandatario que cumple un año en el cargo y está en medio de un huracán político por las revelaciones sobre la financiación de su campaña presidencial y los manejos de su hijo Nicolás.   La declaración final de Belém, que ocupa unas 20 paginas, no incluye ningún compromiso ni referencia a los combustibles fósiles. Es un asunto sensible para Lula porque la petrolera estatal ya extrae petróleo en la selva y tiene ambiciosos proyectos en otros puntos de la región.   El texto pactado por los ocho países sí que recalca el compromiso de trabajar juntos para que Amazonia no alcance el punto de no retorno, es decir, el momento en que en vez de absorber emisiones nocivas para el medio ambiente las genere. Y la declaración también incluye una alusión, aunque sin mencionarlo explícitamente, al acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur, que la UE esperaba rematar con el regreso de Lula a la presidencia pero que está atascado por las exigencias medioambientales planteadas por los europeos al texto pactado hace ya cuatro años. Los países de la Amazonia condenan “la proliferación de medidas comerciales unilaterales que, con base en requisitos y regulaciones ambientales, suponen barreras comerciales que afectan principalmente a los pequeños productores de países en desarrollo (…) y los esfuerzos para erradicar la pobreza y aliviar el hambre”.   El encuentro de países amazónicos continúa el miércoles con la incorporación de los principales países donantes de proyectos de desarrollo sostenible en Amazonia, Noruega y Alemania. También se sumarán al debate en Belém representantes de los países que acogen las otras grandes selvas tropicales del planeta, Indonesia, Congo y la República Democrática de Congo, con la vista puesta en actuar de manera coordinada en los foros internacionales, donde a ojos de Lula les plantean muchas exigencias de preservación sinn recibir a cambio ayuda para emprender un desarrollo sostenible, crear alternativas a la lucrativa explotación ilegal y sacar de la pobreza a los habitantes de estos valiosos ecosistemas.   Reflejo de las contradicciones y complejidades de la Amazonia, Belém es la capital de Pará, el Estado brasileño con los peores índices de deforestación, un territorio con 27 millones de cabezas de ganado, tres veces más que habitantes, responsables de que sea campeón en emisiones de gases nocivos. Está previsto que la ciudad acoja la gran cumbre climática de la ONU en 2025, la llamada COP 30. La cita actual es el ensayo. El sueño de Lula es que dentro de dos años el mundo conozca la Amazonia con todos sus matices y colabore para preservarla.

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Una expedición inédita intenta desvelar el misterio de la verdadera longitud del río Amazonas

Infobae .- Una expedición sin precedentes tratará de desvelar éste y otros misterios que esconde el que sería el río más largo del mundo, con casi 7.000 kilómetros de longitud. ¿Cuál es el río más largo del mundo? El Amazonas tiene un fuerte competidor en esta “disputa”: según las diferencias de medición, el río Nilo, en África, se señala como el más largo entre los dos. “Es un gran misterio de la geografía, que tal vez quede por descubrir durante mucho tiempo. Y es una cuestión no sólo para Brasil, sino para todo el mundo”, afirma el explorador brasileño Yuri Sanada, que planea una expedición de cinco meses en abril de 2024. Sanada indica que, hasta la fecha, menos de 10 personas han recorrido toda la longitud del Amazonas, muchas menos que otras expediciones emblemáticas como la travesía del Atlántico (1.500 personas) o la ascensión a la cima del monte Everest (6.000 alpinistas). La misión Guaracy partirá del río Mantaro, en los Andes peruanos, en una primera etapa de descenso en balsa de 5.000 metros. Uno de los socios del proyecto, el estadounidense James Contos, cree que el origen del Amazonas está en realidad más al norte de lo que se pensaba. “La ciencia no pudo averiguar nada por satélite porque esa región tiene muchas nubes, está muy cubierta. El río hace una serie de curvas, tiene árboles, así que nadie hizo esa conexión. Entonces se descubrió que el río Mantaro está conectado, sí, al río Amazonas. Y eso lo hace un poco más largo, menos de 200 kilómetros, que las otras fuentes, como el Apurimac o el Maranhão”, explica el brasileño. “Cuando se mide un río, si se mide desde la orilla, se tiene una medida, pero si se mide desde la mitad del río, se tiene otra. Así que hay que medir los dos ríos, el Nilo y el Amazonas, con el mismo criterio para saber cuál es más grande”. Yuri Sanada recorrerá todo el río Amazonas, “del hielo al océano”, durante cinco meses en 2024 (© divulgação Aventura Produções) Equipo multidisciplinar En la etapa más larga del viaje, el equipo se dividirá en dos: uno se centrará en la recogida de datos y el otro en la captura de imágenes. Acompañarán a la misión investigadores de universidades de Brasil, Perú y Colombia, que mejorarán los conocimientos sobre la biodiversidad y las comunidades indígenas que viven a lo largo del río. Además, utilizarán satélites de captura de información para trazar un mapa digital del Amazonas hasta el Océano Atlántico. Los exploradores viajarán a bordo de tres embarcaciones híbridas, hechas de resina y especialmente diseñadas para la aventura. Las embarcaciones se donarán posteriormente a indígenas y ribereños, que pagan hasta 5 reales por litro de combustible para navegar por la región. “Es un trimarán, una canoa larga, que copia lo que hacen los indígenas desde hace miles de años, y funciona con energía solar y a pedales. Podemos dormir en su interior, en medio del río o atados a un árbol, lejos de los animales y de posibles personas hostiles, que también son una preocupación”, dice Sanada. Mineros ilegales y traficantes en la ruta El explorador asegura que la parte técnica de la navegación no le preocupa, pero sí los peligros humanos de la ruta: “Si hay problemas, los resolveremos. Pero la parte humana es la que más miedo da y la más complicada en este momento, porque hay mineros ilegales y narcotraficantes. El gobierno brasileño ha cambiado y ha tomado grandes medidas en la Amazonia, y estos centros de delincuencia han cambiado de ubicación”, afirma. Hasta la fecha, menos de 10 personas han recorrido todo el río Amazonas en una sola expedición, afirma Sanada. © divulgação Aventura Produções “Esta información es importante para poder saber dónde tendremos que llevar escolta armada para tener cierta seguridad y no correr el peligro de ser ametrallados, hundirnos y desaparecer”, subraya. Está previsto que la expedición finalice en septiembre de 2024 y dará lugar a una serie de vídeos. Después, Yuri Sanada planea repetir la aventura en el Nilo, “una necesidad”, según él, para aclarar de una vez por todas cuál es el río más largo del planeta. En 2010, el brasileño y su esposa, Vera, ya estuvieron en el continente africano para rastrear la odisea de los fenicios.

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La carrera de Hollywood por contar la historia de los niños perdidos en la selva

El País .-Productoras de Los Ángeles y de todo el mundo negocian con los abogados de la familia grandes contratos para llevar a la pantalla el relato de los hermanos extraviados en la Amazonia.   La historia de los niños perdidos en la selva colombiana va camino de convertirse en una superproducción de Hollywood. Productores y agentes llegados desde todas partes del mundo están estos días en Bogotá tratando de cerrar un acuerdo con la familia que les permita llevar al cine la forma en la que sobrevivieron los cuatro hermanos que durante 40 días estuvieron extraviados en la Amazonia, solos. “Se ha convertido en una puja al mejor postor. Todo el mundo tiene prisa por quedarse con los derechos y poder venderle la historia en exclusiva a las plataformas”, dice una fuente al tanto de las negociaciones.   Las productoras buscan, sobre todo, el testimonio de Lesly, la hermana mayor, de 13 años, quien se las ingenió para mantener con vida a sus tres hermanos de 1, 5 y 9 años en un lugar repleto de animales salvajes y plantas venenosas. El relato tiene todos los ingredientes de una gran historia. Los grandes estudios quieren llevarla a la gran pantalla y por eso hacen todo lo posible por conseguir los derechos. Los abuelos han llegado a tener entre las manos un contrato con fuertes cantidades de dinero de una empresa de Estados Unidos, pero lo rechazaron al ver que incluía una cláusula que le otorgaba a la empresa los derechos a perpetuidad.   En total, 13 compañías audiovisuales, entre ellas Warner Bros, han hecho llegar sus propuestas por escrito. Los abogados de los abuelos de los niños les han pedido a las productoras que hagan ofertas compatibles con la jurisdicción indígena, que incluyan beneficios para la comunidad de donde son los menores, Araracuara, un pueblo de la Amazonia, y que de ser posible la dirección la lleve alguien de nacionalidad colombiana. Conseguir los derechos, según ha sabido este periódico, incluirá una visita al territorio con los protagonistas de esta historia y una inmersión en la cultura uitoto, la etnia indígena a la que pertenecen.   Los hay que ya se han lanzado a contar lo sucedido en tiempo récord. Un equipo de investigación de TMZ ha empezado a emitir en Hulu y Fox News la primera temporada de una serie titulada The miracle children of the Amazon. El documental está elaborado en base a testimonios de la familia y los militares e indígenas que participaron en el rescate. De acuerdo con fuentes del sector, Netflix y NatGeo ya tienen equipos de producción sobre el terreno. Eso ha echado para atrás a pequeñas y medianas productoras que estaban preparando un pitch para las plataformas de streaming. Cunde la sensación de que el que golpee primero golpeará dos veces.   El presidente Gustavo Petro se ha visto involucrado en esta carrera alocada. El 22 de junio anunció en Twitter que el documentalista Simon Chinn, dos veces ganador del Oscar, llevará a cabo la producción del documental Operación Esperanza, en referencia al nombre con el que fue bautizada la misión. Petro subió una foto acompañado por Chinn y por el subgerente de la televisión pública, Hollman Morris, quien coproducirá el documental. A la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana, la Opiac, no le gustó nada la premura de Petro. “Expresamos nuestro rechazo al anuncio de esta producción documental, pues la decisión sobre su realización es tomada de una manera unilateral por el Gobierno nacional, desconociendo que la labor de búsqueda fue desarrollada por los equipos de los pueblos indígenas de la zona y familiares en un principio, y posteriormente por las fuerzas militares”, escribió la organización en un comunicado que hizo público.   A su forma de ver, el Estado no puede tomar decisiones sobre la realización de un documental a espaldas de los familiares, la guardia indígena y las distintas organizaciones y comunidades que participaron en la búsqueda, “pasando por encima de la autonomía, sistema de conocimiento y gobierno propio de nuestros territorios, la región amazónica y todas las personas que allí habitamos”. La Opiac pide que no se adelante ninguna producción hasta que no se lleve a cabo un espacio en el que todas las organizaciones y personas involucradas puedan participar de la decisión. La decisión parece firme y deja de manifiesto que cualquier estudio que pretenda contar lo ocurrido en la selva deberá llegar a un acuerdo con todas estas organizaciones, lo que seguramente no será nada sencillo.   Esto ocurre a pesar de que la custodia de los niños todavía está en el aire. Mientras se recuperan en un hospital militar, los niños están bajo el resguardo de Bienestar Familiar, el instituto del menor. Las autoridades deben decidir si se quedan a cargo de los abuelos maternos, los padres de la madre que murió en el accidente de avioneta que desencadenó toda la odisea, o en manos del padre, Manuel Ranoque, sobre el que pesan denuncias de malos tratos hacia sus hijos y su esposa. Una tercera opción es que los niños queden bajo la tutela del Estado y sean institucionalizados. En ese caso el desarrollo de todas estas superproducciones quedaría en el aire.   Aún así, las productoras y las plataformas le apuestan todo a ser las primeras. La aventura de los niños de la Amazonia se ha convertido en un fenómeno como en su día fue ¡Viven!, la historia del equipo de rugby perdido en los Andes tras un accidente de avión y que tuvo que recurrir a la antropofagia para sobrevivir; o, más recientemente, el rescate de unos niños en Tailandia que estuvieron dos semanas atrapados en una cueva. Mientras, los niños ven la vida a través de las ventanas del hospital, sin saber lo que el mundo les tiene preparado.

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Más de un tercio de la selva amazónica sin deforestar está degradada por incendios, sequías y la acción humana

EL PAÍS .- Dos revisiones científicas publicadas en ‘Science’ alertan del deterioro acelerado de este bosque tropical clave para la biodiversidad y el clima del planeta La situación de la selva amazónica es crítica. Aunque por lo general se suele graduar la alarma en torno a este bosque tropical clave para la biodiversidad y el clima del planeta en función de las cifras de deforestación, un equipo internacional de investigadores ha calculado ahora que más de un tercio de la Amazonia que queda sin deforestar está degradada por sequías, incendios u otros efectos relacionados con las actividades humanas. Este es uno de los dos estudios publicados esta semana en la revista Science que actualizan los conocimientos científicos sobre el estado actual de la selva amazónica, ambos con unas conclusiones preocupantes.   Este primer trabajo, realizado por una treintena de científicos de la Universidad de Lancaster, en el Reino Unido, y de diferentes instituciones brasileñas, como la Universidad Estatal de Campinas, el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM) o el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), no se fija en la parte de la Amazonia que se ha quedado sin árboles, sino en la que se sigue manteniendo como selva. “La deforestación implica una pérdida del dosel del bosque y un cambio en el uso de la tierra [por ejemplo, a cultivo agrícola], pero la degradación es un proceso que afecta a los bosques remanentes”, precisa Jos Barlow, investigador de la Universidad de Lancaster y uno de los autores de esta revisión científica, que da datos concretos: “Mientras que alrededor del 17% de la Amazonia ha sido ya deforestada, el 38% de la selva que queda puede estar degradada de alguna manera”.   Esta degradación ocurre por el efecto frontera con las áreas ya deforestadas, las talas selectivas, los incendios o las sequías extremas, que los investigadores aseguran que se están intensificando por el cambio climático provocado por la especie humana. Aunque en este caso el bosque no desaparece, su deterioro tiene unos efectos sobre el ciclo del carbono, el funcionamiento de los ecosistemas y los medios de subsistencia de las poblaciones locales de los que ahora empieza a entenderse su especial relevancia. Así, por ejemplo, según las estimaciones de los científicos, estas perturbaciones en la Amazonia sin deforestar generan unas emisiones de carbono de entre 0,05 y 0,20 Pg (petagramos) de carbono al año (un petagramo equivale a una gigatonelada, es decir, a mil millones de toneladas), una cantidad comparable a la que causa la deforestación de forma anual.   Como señala David M. Lapola, investigador del Laboratorio de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Campinas y autor principal del trabajo, “esto no significa que no se deba poner el foco en la deforestación, especialmente después de que haya vuelto a aumentar en el último año, pero nuestra revisión muestra que hay otros procesos importantes en curso que en su mayoría se han pasado por alto hasta ahora”.   Aunque el trabajo muestra la magnitud de la actual degradación de la selva tropical no deforestada, los investigadores inciden en que la deforestación también contribuye a agravar este fenómeno, ya sea directamente, al exponer los bordes del bosque al microclima más cálido de los campos abiertos, o, indirectamente, provocando que los incendios sean más probables o que resulte más fácil penetrar en la selva para llevar a cabo talas.   Según destaca Barlow, “nuestro estudio considera crítico prevenir la deforestación, pero también muestra que eso por sí solo no será suficiente: necesitamos nuevas intervenciones que aborden la tala ilegal y reduzcan el riesgo de incendios forestales, que son cada vez más probables debido al cambio climático”.   El vertiginoso ritmo de los cambios El segundo estudio publicado en Science no resulta menos alarmante para la selva amazónica, considerado por los científicos un componente clave de la biodiversidad y el clima de la Tierra. No en vano, este bosque tropical que ocupa el 0,5% de la Tierra da refugio al 10% de todas las plantas y vertebrados conocidos, además de tener un papel significativo en los ciclos globales de agua o carbono.   En este caso, investigadores de otro amplio equipo internacional en la que han participado, en otras instituciones, la Universidad de Louisiana en Lafayette (EE UU), la Universidad de Bergen (Noruega) o la Universidad de São Paulo (Brasil), han comparado el ritmo de los cambios por efecto de la acción humana en la Amazonia y otros grandes espacios de Sudamérica y el mundo. Su conclusión es que los procesos que alteran los ecosistemas de la Amazonia son cientos o miles de veces más rápidos que otros fenómenos climáticos y geológicos naturales. Las principales causas son las modificaciones en el uso de la tierra (por desmontes, incendios forestales y erosión del suelo), las alteraciones en el uso del agua (por la construcción de represas, la fragmentación de los ríos y el aumento de la sedimentación por la deforestación), y el aumento de la aridez por el calentamiento del planeta.   Según los autores de este segundo trabajo, el mensaje clave es que la selva amazónica está siendo degradada por las actividades industriales humanas a un ritmo muy por encima de todo lo conocido anteriormente, poniendo en peligro sus vastas reservas de biodiversidad y servicios ecosistémicos de importancia planetaria. Asimismo, los científicos predicen que, dado el enorme papel de la Amazonia en el ciclo hidrológico planetario, es esperable que la deforestación a gran escala de esta región empuje a todo el sistema terrestre hasta un clima global cualitativamente diferente.   El investigador Barlow, de la Universidad de Lancaster, considera que “los dos estudios muestran que la situación es increíblemente urgente y resaltan la importancia de detener una mayor deforestación y abordar la degradación para hacer que la Amazonia sea lo más resistente posible al cambio climático”.   Para Lapola, de la universidad brasileña de Campinas, “de forma vergonzosa, no encontramos formas exitosas y generalizadas de vivir y utilizar el bosque tropical más grande del mundo”.

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