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Ecuador: julio 26, 2024

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Ecuador, julio 26, 2024
Ecuador Continental: 19:22
Ecuador Insular: 19:22

El Supremo de EE UU da una victoria a Trump y no decidirá de urgencia sobre su inmunidad

El País .- El fiscal especial, Jack Smith, había pedido una decisión rápida para mantener el calendario del juicio en Washington por el intento de expresidente alterar el resultado de las presidenciales de 2020. El fiscal especial Jack Smith había rogado a los jueces del Tribunal Supremo que se dieran prisa en decidir sobre si Donald Trump goza de inmunidad por sus intentos de subvertir el resultado electoral de las presidenciales de 2020 y por su participación en los hechos que llevaron al asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, cuando aún era presidente. Este viernes, el alto tribunal se ha negado a hacerlo, tal y como querían (y pidieron) esta semana los abogados de Trump. Cabe interpretar esa decisión como una victoria para la defensa del magnate. En un movimiento poco habitual, Smith aspiraba a que el proceso se saltara el paso del tribunal de apelaciones y fuera directamente al Supremo para poder cumplir así el plazo que se habían dado para el juicio que se sigue contra Trump en Washington por su papel después de perder ante las urnas de un modo legítimo ante Joe Biden. Tras las noticias de este viernes, es muy poco probable que se vaya a celebrar el 4 de marzo, como estaba previsto. Lo que es casi seguro es que el caso terminará en el Supremo de todas manera, aunque no inmediatamente, sino dentro de semanas o meses. El escrito de 81 páginas con el que el fiscal especial Smith pretendía pisar el acelerador decía: “Este caso presenta una cuestión fundamental en el corazón de nuestra democracia: si un expresidente tiene absoluta inmunidad contra un procesamiento federal por delitos cometidos mientras estaba en el cargo o si [por el contrario] está constitucionalmente protegido. (…) Estados Unidos [a quien Smith representa] reconoce que se trata de una solicitud extraordinaria. Pero este es un caso extraordinario”. Smith tiraba de memoria histórica en ese texto, al recordar que a otro presidente en apuros, Richard Nixon, sí se le apremió para que entregara las cintas con las escuchas ilegales en la Casa Blanca que provocaron su dimisión en 1974 por el caso Watergate. Trump había defendido sin éxito esa “inmunidad absoluta” ante la jueza federal que instruye su caso en Washington, Tanya S. Chutkan, que se negó tajantemente al archivo del caso. “El texto, la estructura y la historia de la Constitución no apoyan ese argumento. Ningún tribunal, ni ningún otro poder del Estado, lo ha aceptado nunca. Y este tribunal no lo hará. Cualesquiera que sean las inmunidades de que pueda disfrutar un presidente en ejercicio, Estados Unidos solo tiene un jefe del Ejecutivo a la vez, y ese cargo no confiere un salvoconducto de por vida para evitar la cárcel”, indicó Chutkan en su resolución. “Interés partidista” Cuando los abogados del expresidente se dirigieron al Supremo para convencer a sus nueve magistrados, seis conservadores y tres progresistas, tres de los cuales fueron nombrados en tiempos del magnate republicano en la Casa Blanca, acusaron a Smith de confundir el interés público con el “interés partidista de asegurar que Trump será sometido a un juicio penal de un mes de duración en plena campaña presidencial en la que es el principal candidato y el único opositor serio [a Biden]”. La fecha del 4 de marzo era especialmente simbólica en un año que todo indica que Trump pasará del mitin al juzgado. Al día siguiente, se celebra el supermartes, el día clave de las primarias en las que se eligen una mayor cantidad de delegados para la designación del candidato presidencial en la convención republicana. El magnate lidera con holgura todas las encuestas, frente a sus dos principales rivales: Nikki Haley y Ron DeSantis. Hay otro juicio previsto para marzo, que en realidad es el de su primera imputación, por las falsedades mercantiles en los pagos para ocultar escándalos que temía que arruinasen su campaña de las presidenciales de 2016. Entre ellos, a la actriz porno Stormy Daniels, para silenciar una supuesta aventura extramatrimonial que él niega. Este está programado ante un tribunal del Estado de Nueva York, durante cinco semanas a partir del 25 de marzo de 2024. Luego llegaría el caso por los papeles de Mar-a-Lago, en el que está acusado por delitos contra la ley de espionaje y obstrucción a la justicia por retener en su poder de manera ilícita material clasificado tras su marcha de la Casa Blanca. La jueza del Distrito Sur de Florida ha previsto sentarlo en el banquillo durante cinco semanas desde el 20 de mayo de 2024, aunque también es probable que se retrase. Por último, está pendiente de fecha el juicio en Atlanta (Georgia) Georgia por su intento de puchero electoral en ese Estado, que le valió a Biden gran parte de su presidencia. Más o menos una hora después de conocerse la decisión del alto tribunal de este viernes, la campaña de Trump actuó fiel a sí misma: aprovechando la ocasión para pedir dinero. En un correo electrónico titulado (en mayúsculas) LA VICTORIA DEL SUPREMO, se podía leer: “La Corte Suprema acaba de NEGAR la solicitud de emergencia del fiscal Biden de ROBARME mi derecho a la inmunidad presidencial. Pero la batalla NO ha terminado… Todavía tendré que luchar por mis derechos en el Tribunal de Apelaciones, ya que el fiscal especial de Biden hará todo lo que esté a su alcance para acelerar mi juicio falso y CONDENARme erróneamente antes de las elecciones de 2024. En este momento crucial, pido humildemente tu apoyo, Patriota”.

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Sam Altman (ChatGPT), en el Capitolio: “Si la inteligencia artificial sale mal, puede salir muy mal”

El País .- El cofundador de OpenAI comparece ante el Senado estadounidense para defender los beneficios y alertar de los riesgos de la tecnología revolucionaria Un ambiente de cordialidad reinó este martes por la mañana durante la primera audiencia sobre inteligencia artificial celebrada en el Capitolio. El tono fue muy distinto del de los agresivos interrogatorios celebrados en el pasado entre senadores estadounidenses y fundadores de redes sociales como Facebook o, más recientemente, el presidente ejecutivo de TikTok. Nadie parecía interesado en empezar con mal pie una relación que se promete larga y complicada. Ayudó que el invitado estrella, Sam Altman, cofundador de OpenAI, creadora de ChatGPT, la herramienta más poderosa creada por la humanidad en ese campo, se sentara ante los miembros de ambos partidos de la Comisión Judicial, de acuerdo por una vez, y les pidiera una actuación urgente: “Es esencial regular la inteligencia artificial, y que esas normas garanticen que el público acceda a los muchos beneficios de esta tecnología”, dijo en su parlamento inicial. ”Mi peor miedo es que esta tecnología salga mal. Y si sale mal, puede salir muy mal”. Altman añadió que comprendía que la “gente esté ansiosa por cómo [la IA] puede cambiar la forma en que vivimos”. “Pero creemos que podemos y debemos trabajar juntos para identificar y gestionar las posibles desventajas para que todos podamos disfrutar de las tremendas ventajas”, remató. Entre ellas, citó el modo en que la IA podría “ayudar a lograr nuevos descubrimientos y a abordar algunos de los mayores desafíos de la humanidad, como el cambio climático y la cura del cáncer”. También recordó que OpenAI, que ha registrado un meteórico ascenso empresarial en solo unos meses, es una “entidad sin ánimo de lucro” y que él no cobra “más dinero que el suficiente para cubrir la seguridad social”, ni tiene acciones en la compañía. “Es simplemente porque amo lo que hago”. Altman también discutió con aparente empatía los mayores desafíos que su revolucionaria herramienta traerá para el futuro del trabajo, en los modos en los que su uso irresponsable puede afectar en la difusión de desinformación, en los resultados de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos o en el trabajo de las industrias creativas. “Esta audiencia está siendo histórica”, dijo tras escuchar las primeras conciliadoras respuestas de Altman el veterano senador Dick Durbin (Illinois), presidente de la comisión. “Perdí la cuenta de la cantidad de personas y entidades del sector privado que se presentaron aquí para tratar de hacernos creer que la economía prosperaría si los legisladores nos quitábamos de en medio”. El ejemplo de las armas nucleares Altman fue un poco más allá a continuación: “Estados Unidos debe ser el primer país en hacer algo. Pero creo que, por muy quimérico que suene, también opino que esto debería ser también un esfuerzo de alcance global”. En ese sentido, abogó por crear una organización internacional que establezca estándares para la IA, al estilo de cómo se ha hecho en el pasado con “las armas nucleares”. A su lado, se sentaron la ejecutiva de IBM, Christina Montgomery, que pidió a los legisladores que fueran específicos en su regulación (”no es lo mismo que la tecnología se emplee en ayudar a elegir este o aquel restaurante o que se haga para tomar decisiones sobre empleo o vivienda”), y Gary Marcus, profesor emérito de la Universidad de Nueva York, que aportó los puntos de vista más críticos de la mañana y describió “una tormenta perfecta de irresponsabilidad corporativa, penetración extraordinaria y falta de regulación y de confianza”. “La humanidad está yendo por detrás esta vez”, sentenció. Los tres coincidieron con los legisladores en la importancia de no cometer “los mismos errores” que con las redes sociales. “Actuamos muy lentamente. Muchas decisiones desafortunadas tuvieron consecuencias duraderas”, dijo Marcus. “Las decisiones que tomemos ahora tendrán efectos durante décadas, tal vez incluso siglos”. A la petición del senador de Luisiana John Neely Kennedy de que aportaran medidas para diseñar esa regulación en la que todos parecían de acuerdo, Marcus sugirió crear una agencia, del tipo de la FDA (que controla el mercado de los medicamentos en Estados Unidos) para establecer un examen previo a las nuevas herramientas y otra que haga un seguimiento posterior una vez estén en el mercado, así como la creación de maneras de financiación para intervenir en la investigación para el futuro. La primera propuesta de Altman coincidió en la necesidad de crear una agencia que dé y quite licencias a las empresas de IA, y que garantice “el cumplimiento de las normas”. La segunda pasaría por crear “un conjunto de estándares de seguridad”. ¿La tercera? “Crear protocolos para descubrir cuándo un modelo es capaz de replicarse a sí mismo”. Ese temor, que parece tomado de una novela barata de ciencia ficción, es, según los expertos, uno de los mayores desafíos de la IA para el futuro de la humanidad. Algunos senadores subrayaron el hecho de que Chat GPT haya conseguido 100 millones de usuarios en dos meses. Algunos de esos usuarios se sentaron este martes del lado de las preguntas en el Capitolio. El demócrata Richard Blumenthal (Connecticut) reprodujo un audio que imitaba su voz, creado por la herramienta tecnológica de moda. Marsha Blackburn (Tennessee) explicó que durante el fin de semana había pedido a la máquina que inventara una canción del artista de country Garth Brooks, mientras que Amy Klobuchar (Minnesota) descubrió con gran “agrado” que a la pregunta de cuáles son los tres mejores músicos de la historia, obtuvo de ChatGPT una respuesta que incluía a dos nacidos en su Estado: Prince y Bob Dylan.

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El jefe de gabinete de Trump quemó documentos en la Casa Blanca antes del ataque al Capitolio, según una testigo

Cassidy Hutchinson declaró al comité que investiga el 6 de enero que Mark Meadows destruyó papeles oficiales en “una docena de ocasiones”   Al comité del Congreso que ha investigado el ataque al Capitolio aún le quedaban ases en la manga. Tras publicar el pasado jueves su monumental informe de 814 páginas, resultado de 18 meses de pesquisas sobre lo sucedido en Washington el 6 de enero de 2021, sus nueve miembros han ido compartiendo con la prensa transcripciones en bruto de las entrevistas con algunos de los testigos más importantes. Esos envíos incluyen revelaciones como la sepultada entre los centenares de páginas que ocupan las cuatro conversaciones mantenidas con la joven ayudante Cassidy Hutchinson. Esta dijo a Liz Cheney, vicepresidenta de la comisión, que había visto durante diciembre y la primera quincena de enero a su superior, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, quemar documentos “en una chimenea” de la residencia presidencial.   El intercambio llega en la página 41 del primero de los documentos facilitados el martes. Cheney está interrogando a Hutchinson, que protagonizó el pasado 28 de junio una de las audiencias televisadas más sonadas del comité, sobre los 187 minutos que pasaron entre la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que había convocado a miles de sus seguidores a Washington a un mitin que acabó en un ataque violento al Congreso mientras se estaba certificando el triunfo electoral de Joe Biden, y el momento en el que el aún presidente republicano al fin pidió a la turba que se fuera a casa. Es entonces cuando la representante por Wyoming, republicana que se ha convertido en bestia negra del trumpismo y que en enero dejará de ser congresista, anuncia “un cambio de tema”. Cassidy Hutchinson declara el pasado 28 de junio ante el comité que investiga el 6 de enero en el Congreso de Estados Unidos.STEFANI REYNOLDS (AFP)  —”¿Vio en algún momento a Meadows echar documentos a la chimenea?”, pregunta a la testigo. —”Sí, señora”, dice esta. —”¿Con qué frecuencia?” —”Es difícil de decirlo, una o dos veces por semana. (…) En una docena de ocasiones, tal vez un poco más, en ese periodo entre diciembre y mediados de enero, que es cuando encendíamos la chimenea. (…) A él le gustaba alimentarla con troncos durante toda la jornada”. —”¿Le explicó por qué lo hacía?”. —”Nunca se lo pregunté”, respondió Hutchinson en la entrevista, la primera de una serie de cuatro, celebrada el 17 de mayo. La ayudante se declaró también incapaz de saber si esos documentos eran “originales o copias”.   Esas acusaciones, que trascendieron parcialmente antes de verano en sendas informaciones de Politico y The New York Times, aluden también al congresista republicano Scott Perry (Pensilvania). La exempleada de la Casa Blanca recuerda que la quema de papeles se produjo en varias ocasiones tras reuniones de Meadows con aquel, que se implicó con decisión en los esfuerzos de Trump de invalidar los resultados electorales que hicieron presidente a Biden. Pese a que los jueces han desestimado la teoría del fraude electoral en más de 60 ocasiones, Trump y los suyos insisten más de dos años después en ella.   La semana pasada también trascendió que Hutchinson denunció ante el comité que se sintió presionada por su exjefe y su entorno para que no testificara.   En el último paquete de transcripciones también se la ve relatar varias conversaciones en la Casa Blanca en las que se dio carta de naturaleza a las conspiraciones del difuso movimiento QAnon. Por ejemplo, una reunión de diciembre de 2020 con Meadows, el entonces presidente Trump y miembros republicanos del Congreso, incluida la representante del Partido Republicano de Georgia, Marjorie Taylor Greene, una de las más vociferantes propagadoras de los bulos de la extrema derecha estadounidense. “Recuerdo que mencionó a QAnon varias veces, en presencia del presidente, y en privado con Mark”, testificó Hutchinson. “Recuerdo que Mark también tuvo algunas conversaciones sobre cosas más específicas relativas a QAnon, así como sobre las teorías del fraude electoral”.   Con la llegada del nuevo Congreso, cuyos miembros toman posesión el próximo 3 de enero, la comisión del ataque al Capitolio tienen los días contados, pero en Washington se da por hecho que apurarán hasta el final para seguir difundiendo la información que se les quedó en el tintero en el informe hecho público la semana pasada. Entre tanto, media docena de editoriales corren contra reloj para publicar en formato de libro las 814 páginas que recogen el fruto de 18 meses de investigación, incluidas más de mil entrevistas, como las de Hutchinson, así como la revisión de cerca de un millón de documentos. Fuente: El País

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Biden promete a Zelenski que Estados Unidos ayudará a Ucrania “el tiempo que sea necesario”

Los presidentes de Estados Unidos y Ucrania, Joe Biden y Volodímir Zelenski, se comprometieron una y otra vez este miércoles en Washington a que sus destinos permanecerán unidos mientras dure la guerra. “Puede contar con todo el apoyo de este país por el tiempo que sea necesario. Los estadounidenses de todos los ámbitos, demócratas y republicanos por igual, entienden desde lo más hondo que la lucha de Ucrania es parte de algo mucho más grande”, dijo Biden a Zelenski por la tarde en una comparecencia conjunta en la Casa Blanca.   Después, el anfitrión puso números a ese apoyo en un salón del ala este, decorado para la Navidad y abarrotado por la prensa: un paquete de asistencia militar adicional a Kiev de 1.850 millones de dólares (1.743 millones de euros), al que sumó 374 millones de ayuda humanitaria. Más allá del dinero, el compromiso de mayor simbolismo es el envío de una batería de misiles Patriot de largo alcance, un arma con la que Estados Unidos se había resistido hasta ahora a contribuir a los esfuerzos defensivos de Ucrania ante la agresión del Kremlin, pese a que Zelenski la reclamaba con insistencia para hacer frente a los ataques rusos. Y lo seguirá haciendo, advirtió durante su visita a Washington, en su primer viaje al extranjero desde el inicio en febrero de la guerra. “Cuando tengamos esos Patriot instalados le haremos saber al presidente Biden que… necesitamos más Patriot”, agregó Zelenski, lo que provocó la risa nerviosa de los asistentes. “Estamos en guerra, lo siento mucho”, añadió Zelenski. “Nos ayudarán a crear un espacio aéreo seguro; serán la única manera de parar la agresión terrorista de Rusia. Necesitamos esa ayuda para sobrevivir a este invierno”.   A las preguntas de los periodistas escogidos previamente, dos estadounidenses y dos ucranios, Zelenski declaró: “Al pueblo estadounidense le diría que compartimos valores y que les deseo paz. Eso es lo principal, lo entiendes solo cuando la guerra llega a tu país, cuando los terroristas de Rusia vienen a tu casa. Y deseo que veas a tus hijos vivos y adultos, que los vean ir a la universidad”. También explicó lo que para él sería una “paz justa”: “Aquella que no suponga ningún compromiso en cuanto a la soberanía, la libertad y la integridad territorial de mi país, y que acarree el pago de todos los daños infligidos por la agresión rusa”.   Joe Biden, acompañado de la primera dama estadounidense, Jill Biden, había recibido a su homólogo ucranio pasadas las dos de la tarde, hora de la costa este, de un espléndido día de invierno. Ambos se saludaron con la fachada sur de La Casa Blanca de fondo: Zelenski, vestido con su uniforme verde batalla, y Biden, con traje. Los esperaban al aire libre decenas de periodistas, acreditados de urgencia, en medio de una enorme expectación. La visita, de la que se supo con menos de 24 horas de antelación, ha encendido la imaginación de los amantes de las analogías históricas, que han recordado el viaje, este mes hace 81 años, de otro “presidente en guerra”. Winston Churchill se empeñó en pasar aquí la Navidad con los Roosevelt tras el ataque japonés a Pearl Harbor.   El invierno, un arma para Putin Tras el breve saludo, ambos mandatarios pasaron al Despacho Oval, donde Biden le expresó a Zelenski que el pueblo ucranio “inspira al mundo”, le dijo que también lo consideraba “el hombre del año”, en referencia a la portada del número de resumen de 2022 que recientemente le dedicó la revista Time, y acusó al presidente ruso, Vladímir Putin, de “usar el invierno como arma”, en referencia a la última estrategia militar del Kremlin de emplear el frío como ariete. En la conferencia de prensa posterior al encuentro, el presidente estadounidense volvió sobre esa idea: “Está congelando a la gente, matándolos de hambre, aislándolos unos de otros. Es el último ejemplo de las escandalosas atrocidades que las fuerzas rusas están cometiendo contra civiles ucranios inocentes, contra niños y sus familias”. Zelenski (izquierda) y Joe Biden, durante su conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, este miércoles en Washington.BRENDAN SMIALOWSKI (AFP) En la reunión bilateral previa, Zelenski, que se desplazó en tren hasta la frontera con Polonia para coger el avión a Washington, le contestó en inglés que era un “gran honor” estar en el Despacho Oval y le agradeció su ayuda y la de “los estadounidenses”. Quiso expresar también “todo el reconocimiento”. “Desde mi corazón y el de todos mis compatriotas”. Y le entregó una medalla al honor que un capitán le dio el martes en el frente de Bajmut, una ciudad en la región de Donetsk, en Donbás, donde se libran los combates más duros ahora mismo contra el Ejército ruso. “Es un héroe real”, dijo Zelenski, “y me pidió que le pasara este premio al presidente Biden. Dijo que usted lo entendería”. El destinatario del regalo respondió que era “inmerecido”.   Por la tarde, el mandatario ucranio tenía previsto acudir al Capitolio para dirigirse al Congreso en una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes. Los congresistas estudian estos días, antes de que los demócratas pierdan la mayoría de la Cámara alta, la aprobación de una ley ómnibus con decenas de provisiones presupuestarias, entre las que se encuentra una asistencia financiera a Ucrania de casi 45.000 millones de dólares (42.400 millones de euros).   “Los misiles Patriot serán un activo fundamental para defender al pueblo ucranio de los bárbaros ataques de Rusia contra la infraestructura crítica de Ucrania. Entrenaremos a las fuerzas ucranias sobre cómo usarlos. Esto llevará algún tiempo”, explicó el martes por la noche en una llamada con periodistas en Washington un alto funcionario de la Casa Blanca, que pidió hacerlo desde el anonimato. A diferencia de sistemas de defensa más pequeños, los Patriot requieren el concurso de decenas de operarios para hacerlos funcionar eficazmente. Una batería incluye un radar, ordenadores, generadores y una estación de control, además de ocho minilanzaderas con cuatro misiles. Zelenski entrega la medalla de un soldado a Biden en el

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