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Ecuador: julio 27, 2024

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Ecuador, julio 27, 2024
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Un evento solar ‘terminator’ dispara el pico de tormentas geomagnéticas y auroras boreales insólitas

El País .- La actividad del Sol se ha incrementado los últimos meses y el punto máximo de su ciclo vital, previsto para mediados de 2025, parece adelantarse a este año.   El domingo 23 de abril, por la noche, se pudieron avistar auroras boreales a muy bajas latitudes cerca del ecuador terrestre, muy lejos del habitual entorno polar. El fotogénico espectáculo se registró en lugares insólitos como Texas o Extremadura, donde lo captó el astrofotógrafo Lorenzo Cordero, una imagen seleccionada como la mejor del día por la NASA. “Simplemente, se debe a una de las mayores tormentas magnéticas que ha sucedido los últimos años, provocada por un filamento solar”, sintetiza Consuelo Cid Tortuero, investigadora de la Universidad de Alcalá de Henares y científica principal del Servicio Nacional de Meteorología Espacial (SeNMEs).   La fase conocida como máximo del pico solar parece haberse adelantado un año antes de lo previsto, según el físico Scott W. McIntosh, director del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de EEUU (NCAR, en inglés). Junto a su registro de la proliferación de manchas solares, McIntosh se apoya en la información que ha recopilado su equipo durante 20 años cotejando datos históricos de la intensidad solar desde 1750. Todo apunta a que el pico de intensidad llegará a finales de 2023 o principios de 2024, lo que supondría un “evento terminator”, según el científico estadounidense. Ese fenómeno terminator ocurre cuando acaba abruptamente el habitual ciclo solar —que dura 11 años—, cambiando la polaridad del astro, y el nuevo ciclo comienza con más intensidad. Cuando termina un ciclo solar y se inicia el siguiente, el Sol puede experimentar enormes colisiones de campos magnéticos que dan como resultado gigantescos tsunamis de plasma que pueden cargarse en la superficie del astro durante semanas.   El geofísico Joan Miquel Torta confirma que sí nos encontramos en un ciclo solar más activo del esperado para la época, según las estimaciones de la previsión del modelo solar anterior, y traza un símil con habitar “una zona sísmica”: “Puede haber más actividad, pero que no todos los eventos sean críticos”, tranquiliza Torta, del Observatorio del Ebro (CSIC). En 2012, por ejemplo, se observó una potente eyección solar, pero no llegó a la Tierra. Para Cid, estamos “camino de llegar” a un pico solar, aunque matiza: “La peor parte es la descendente del ciclo, que es cuando hay muchos filamentos en el Sol”. Estos filamentos de los que habla Cid son protuberancias que pueden expulsar material solar al espacio, que suponen un peligro si están orientadas hacia nuestro planeta. Que haya un mayor número de manchas solares significa “más actividad y que la probabilidad de que salte algo es mayor”, afirma la científica del SeNMEs, centro fundado en 2014 que ofrece informes diarios y alertas en caso de eventos extremos relacionados con la actividad solar.   El ciudadano no tiene por qué preocuparse de las vulnerabilidades críticas de las grandes infraestructuras. “Pero a mí es lo que me quita el sueño”, se sincera McIntosh. “Alguien tiene que ser responsable por si la red eléctrica resulta dañada por un evento solar y no se puede depurar el agua, eso es importante”, sentencia el físico.   Torta, experto en seguridad geofísica y especializado en la vulnerabilidad de la red eléctrica frente a la meteorología espacial, categoriza las llamaradas solares en su máximo como “eventos de poca probabilidad, pero de muy alto impacto”, por la posibilidad de causar problemas a la red eléctrica o a los satélites. “Cuando este centro se fundó, hace 100 años se hablaba de física cósmica para estudiar la relación Sol-Tierra”, rememora el científico del Observatorio del Ebro, para describir cómo ha cambiado la apreciación de la ciudadanía respecto a su ecosistema galáctico.   Llamarada solar captada en julio de 2022.NASA/JPL-CALTECH El cambio de percepción respecto al espacio, y a la relación humana con el cosmos, se debe al aumento de los satélites y la electrificación. Una realidad que obliga a prestar mucha más atención a las llamaradas solares, ya que “estos fenómenos empezaron a afectarnos a los sistemas tecnológicos, a las infraestructuras que hemos ido desarrollando, y de ahí nuestra dependencia”, sostiene Torta. Un desarrollo que viene “desde el siglo XIX con el telégrafo, y ahora ha ido a más”, resume.   La vulnerabilidad del sistema Todos los científicos consultados mencionan como la mayor tormenta solar el evento Carrington —por Richard Carrington, el astrónomo que lo documentó—, cuando en 1859 una fulguración extremadamente potente achicharró la red telegráfica de la época en EE UU y Reino Unido, mientras la noche se volvió día en el Caribe, Hawái o las Canarias. Otro suceso icónico ocurrió en 1989 en Quebec (Canadá), donde la fulguración dejó fuera de funcionamiento una planta hidroeléctrica y “millones de personas se quedaron sin luz durante 12 horas”, rememora Miguel Herraiz, profesor emérito en la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense.   El salto de hace 200 años a la sociedad tecnocientífica contemporánea provoca nuevos peligros por sobrecarga del sistema: la caída de las emisiones de radio, la navegación por GPS o los satélites de comunicación. “Las tormentas geomagnéticas influyen muchísimo y en situaciones de altísima conductividad eléctrica perturban los equipos”, describe Torta, para quien existe ahora mayor concienciación respecto a la protección de las infraestructuras críticas. “La destrucción de un nudo eléctrico podría ser una catástrofe, equivaldría a meses de trabajo por la dificultad de reemplazo de las piezas”, detalla Herraiz.   El experto en geomagnetismo y vulnerabilidad del Observatorio del Ebro reflexiona: “No hay que dramatizar, ni tenemos que volvernos paranoicos, pero sí que conviene hacer el análisis de hasta qué punto somos vulnerables”. Torta señala que para que ocurra un “evento extremo” se deben dar muchas coincidencias extraordinarias: “No solo que la eyección pille a la Tierra en medio, sino que el campo magnético asociado a ese plasma que viaja con el viento solar, tenga una polaridad que sea contraria a la del campo magnético terrestre para que se produzca un fenómeno que se llama reconexión magnética, que es el que manda, y eso es complicado”.   El investigador sugiere que cada país, necesita “conocer su red eléctrica,

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Las estrellas huérfanas que vagan entre las galaxias como “almas perdidas”

Van a la deriva en el universo “como almas perdidas”, según la NASA. Y la luz que emiten es tan tenue que la agencia espacial estadounidense la describe como “una neblina fantasmal”. Estamos hablando de estrellas, pero a diferencia de las más conocidas, no habitan en una galaxia. Estas estrellas deambulan por cúmulos que incluyen a miles de galaxias. Y lo han hecho durante miles de millones de años, según un nuevo estudio realizado con imágenes del telescopio espacial Hubble. ¿Pero cómo llegaron las estrellas errantes a ser arrancadas de sus hogares originales? Estudiar estas “almas perdidas” es clave, según la astrónoma española Mireia Montes, del Instituto de Astrofísica de Canarias. Montes investiga la débil luz que emiten las estrellas vagabundas, llamada luz intracumular. Y según le explicó a BBC Mundo, este brillo tenue puede revelar no solo la estructura de los cúmulos de galaxias, sino la naturaleza de uno de los objetos más misteriosos del universo: la materia oscura. Qué son las estrellas errantes “En los cúmulos de galaxias, que son las estructuras más grandes que están ligadas por la gravedad, las galaxias, que pueden ser entre cientos y miles de ellas, están en un espacio astronómicamente pequeño”, señaló Montes. La científica explicó que al estar tan juntas, las galaxias interaccionan gravitacionalmente entre sí y en esas interacciones algunas estrellas de estas galaxias son arrancadas de sus casas y acaban habitando el espacio intergaláctico. Montes compara estas interacciones a las fuerzas de marea entre la Tierra y la Luna. “La Tierra, al sentir esa fuerza de marea no se nota mucho salvo porque el mar sube. Pero en el caso de las galaxias, que no son sólidas, estas fuerzas van arrancando estrellas de estas galaxias”. Con el tiempo, las interacciones crean una luz muy difusa, que es lo que llamamos luz intracumular. “Yo lo veo un poco, salvando las distancias, como cuando escribes en una pizarra con una tiza. Se va liberando poco a poco ese polvillo gracias a la fricción de la tiza con la pizarra”. FUENTE DE LA IMAGEN,NASA, ESA, CSA, STSCI Y MIREIA MONTES (IAC) Pie de foto,Imagen de la luz intracumular del cúmulo SMACS-J0723.3-7327 obtenida con la cámara NIRCAM a bordo del telescopio espacial James Webb y procesada por Mireia Montes e Ignacio Trujillo del Instituto de Astrofísica de Canarias. Las galaxias se destacan en color y la tenue luz entre las galaxias (en blanco y negro). La tenue luz de las estrellas errantes Las estrellas vagabundas son en su mayoría similares a nuestro Sol, explicó Montes. Pero debido a que están tan dispersas, su brillo es muy tenue, alrededor de un 1% o menos que el brillo del cielo más oscuro que tenemos en la Tierra. “Si vamos a un observatorio profesional, como los de Chile o los de Canarias, el cielo es el más oscuro ya que intentamos siempre evitar cualquier contaminación lumínica”. “¡Pues imagina que esta luz es un 1% o menos de ese cielo tan oscuro!”. El nuevo estudio con datos del Hubble se centró en 10 cúmulos de galaxias situados a una distancia de casi 10.000 millones de años luz. La investigación reveló que la fracción de la luz intracumular en relación con la luz total del cúmulo se ha mantenido constante a lo largo de miles de millones de años. Y esto significa que “estas estrellas ya no tenían hogar en las primeras etapas de la formación del cúmulo“, según uno de los autores del estudio, James Jee, de la Universidad Yonsei en Seúl, Corea del Sur. FUENTE DE LA IMAGEN,GENTILEZA MIREIA MONTES Pie de foto,La astrónoma Mireia Montes, del Instituto de Astrofísica de Canarias, usa imágenes muy profundas del universo para investigar la formación y evolución de las galaxias y buscar pistas sobre la misteriosa materia oscura. Qué revela esta luz sobre la materia oscura La astrónoma explicó que el estudiar las propiedades de la luz intracumular, así como la edad de las estrellas y la cantidad de metales que tienen, aporta información sobre la historia del cúmulo. “Lo que estudiamos en el cielo es muy estático, solo tenemos fotos en ese instante de lo que le está pasando al objeto que estudiamos”. “En cambio, al estudiar esta luz intracumular es como tener un documento del pasado del cúmulo“, agregó. La luz intracumular ofrece también pistas sobre la misteriosa materia oscura. Esta materia, que según estimaciones constituye cerca de una cuarta parte de toda la materia del cosmos, no puede ser observada directamente porque no absorbe, refleja ni emite luz. Pero los científicos saben que existe por los efectos que produce sobre objetos que sí pueden ser observados. En 1997, una imagen del Hubble reveló cómo la luz de un cúmulo de galaxias distante era curvada al pasar por otro cúmulo delante de ella, un efecto conocido como lente gravitacional. Einstein tenía razón: la teoría de la relatividad general fue comprobada a escala galáctica “con exquisita precisión” Los científicos estimaron que la masa del cúmulo en el primer plano de la imagen debía ser 250 veces mayor al de la materia visible del cúmulo para curvar la luz de esa forma, y creen que la materia oscura da cuenta de esa masa inexplicable. FUENTE DE LA IMAGEN,NASA Pie de foto,Cúmulo SDSS J1038+4849 captado por el Hubble. En lo que parece un rostro sonriente en el centro de la imagen, los dos “ojos” son galaxias muy brillantes y la “sonrisa” es un arco de luz causado por el efecto de lente gravitacional. El cúmulo distorsiona y curva la luz de objetos que están detrás. FUENTE DE LA IMAGEN,NASA Pie de foto,El telescopio espacial Hubble capta luz visible y una porción de ondas de luz ultravioleta e infrarroja. En el caso de las estrellas errantes, Montes y otros autores demostraron en 2019 que la luz de estas estrellas sigue la distribución de materia oscura en los cúmulos de galaxias. “Piensa que estas estrellas no están ligadas a galaxias, que forman una luz difusa y extendida. Además, están flotando siguiendo la gravedad del cúmulo. En estas estructuras hay alrededor de

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