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Ecuador: octubre 23, 2024

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Ecuador, octubre 23, 2024
Ecuador Continental: 12:41
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López Obrador advierte a Vulcan que tomará acciones legales si no acepta venderle sus 2.000 hectáreas en Quintana Roo

El País .- El mandatario ofrece a la empresa 8.000 millones de pesos para adquirir sus canteras de tierra caliza y convertir el terreno en una reserva natural El Gobierno de López Obrador busca zanjar de una vez por todas el largo conflicto con Vulcan Materials. La minera estadounidense es propietaria de una cantera de caliza en la selva de Quintana Roo, mantiene desde hace años un conflicto con la Administración federal por el control de esos predios. La disputa ha escalado en la medida en que se acerca el fin de este mandato. Este viernes, el presidente ha vuelto a cargar contra la empresa en su conferencia matutina a través de un video en el que acusa a la empresa de causar un daño ecológico y ha asegurado que resolverán la controversia antes de 2024. La propuesta del Ejecutivo apunta a la compra de los predios por entre 6.000 y 8.000 millones de pesos, sin embargo, también advirtió de que si la empresa no responde a esta oferta se considerarán acciones legales: “No ha habido respuesta, seguramente están pensando que nos vamos a ir y que con el nuevo gobierno van a poder seguir explotando el banco, yo les aconsejo que no apuesten a eso, porque nosotros no vamos a dejar este asunto en suspenso, antes de irnos vamos a tomar una decisión completamente legal”, zanjó. Vulcan ha estado presente en México desde 1986, cuando firmó un acuerdo con el Gobierno federal para extraer roca caliza de dos terrenos cerca de Playa del Carmen, una de las joyas turísticas del Caribe mexicano. El acuerdo incluía la construcción de un puerto para exportar el material a EE UU, donde Vulcan es el mayor productor de material de construcción, con 1.400 millones de dólares en ganancias el último año. En 1996, la empresa compró, a través de su subsidiaria Calica, otros dos terrenos colindantes, El Corchalito y La Adelita, con una superficie de 1.251 hectáreas. El trasfondo del conflicto entre ambas empresas es una demanda que Vulcan emitió en contra del Estado mexicano en 2018. Vulcan alega que la Administración anterior, que clausuró parte de sus operaciones para cumplir con nuevas normas ambientales, generó pérdidas a las inversiones hechas en México. La empresa exige en un panel internacional una indemnización millonaria bajo el amparo del TLCAN. La minera acusó a México de incumplir las obligaciones recogidas en el tratado comercial sobre un trato “justo y equitativo” para la inversión privada. El Gobierno de López Obrador ha sido enfático en que no están dispuestos a pagar esta indemnización: “Hay una denuncia internacional, ellos alegan de que la clausura fue ilegal y están pidiendo que se les paguen 1.500 millones de dólares, nosotros estamos planteando que se destruyó el territorio y que vamos a defender el que ya no se pueda seguir utilizando como banco de material esta zona. Además, tienen cerca de 2.000 hectáreas más concesionadas y es selva, no, no es posible”, agregó López Obrador este viernes. El plan del Gobierno es, una vez de hacerse del terreno en disputa, construir un centro de recreación en la zona ya afectada y el resto, unas 2.000 hectáreas serán declaradas como reserva natural protegida. La empresa ha eludido a hacer comentarios sobre los comentarios del presidente, en tanto el arbitraje internacional sigue en curso.

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México militariza sus playas

EL PAÍS .– El asesinato de al menos ocho personas en Cancún y Acapulco al inicio de la Semana Santa obliga al despliegue de más de 8.000 soldados en los principales destinos turísticos del país   Playas de arena blanca y agua azul turquesa, biquinis de diseño, bebidas frías, cuerpos bronceados por el sol y un desfile de ametralladoras y uniformes de camuflaje. La imagen tiene algo distópico, pero es la realidad estos días en las costas mexicanas. El contraste lo ilustra a la perfección una fotografía compartida por la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama: dos soldados patrullan por una orilla en Cancún cargados con sendos fusiles, mientras, de fondo, una turista con bañador negro, sombrero del mismo color y un teléfono en la mano deja que las olas le mojen los tobillos.   México ha militarizado sus playas. Más de 8.000 miembros de la Guardia Nacional, la Marina y el Ejército han sido desplegados entre las principales zonas turísticas del país. La medida es un intento del Gobierno de salvar la Semana Santa después de que el lunes al menos ocho asesinatos empañaran la imagen de postal idílica en dos de los principales destinos vacacionales: Acapulco, en el Estado de Guerrero, y Cancún, en Quintana Roo. El Gobierno ha repartido 4.724 soldados entre las dos ciudades, Tulum, Puerto Vallarta, Mazatlán o las costas de Veracruz. Además, otros 3.800 militares, se encargarán de custodiar las carreteras del país. Soldados de la Marina y la Guardia Nacional custodiaban el miércoles las playas del Estado de Quintana Roo.GOBIERNO DE QUINTANA ROO El despliegue de fuerza lo completan seis helicópteros, 755 patrullas, 377 camionetas, 10 lanchas y 45 cuatrimotos, según anunció esta semana el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval. Las Fuerzas Armadas se ocuparán de la seguridad también de 14 aeropuertos y 42 estaciones de autobuses. La presencia de los militares será constante desde el fin de semana pasado hasta el 16 de abril, las fechas en las que se espera una mayor afluencia de turistas en las costas. México es uno de los 10 países más visitados del mundo y espera ingresar más de 160.000 millones de pesos (unos 8.002 millones de euros) durante la Semana Santa, según la agencia Efe.   Acapulco: ostiones, cerveza y balas “¿Qué tal están ustedes, se están divirtiendo? Bueno, aquí pasamos a saludarlos, que sepan que estamos para lo que necesiten”, dice uno de los militares que se han acercado a la mesa de la playa La Angosta, donde unos turistas pasan la tarde entre ostiones y cerveza en Acapulco. La costa está llena de soldados y de guardias nacionales que patrullan entre cientos de semanasanteros y, aun así, no han podido evitar los tiroteos que han dejado ya al menos cuatro muertos y otros cuatro heridos en la ciudad.   En el restaurante La Cabaña, en playa Caleta, un lugar popular que en ese momento estaba lleno de visitantes dentro y fuera del agua, el lunes un tiroteo se saldó con al menos cuatro muertos —tres hombres y una mujer— y cuatro heridos, según la prensa local. En la playa Dominguillo fue herido también un trabajador náutico. El fin de semana, un cadáver fue encontrado envuelto en una bolsa de plástico negro en la calle Ejido Las Pozas. Y el viernes, otro cuerpo en avanzado estado de descomposición apareció flotando en la playa privada del hotel de Las Brisas.   Muertos y heridos se mezclan con quienes disfrutan de la playa esta semana de asueto, sin que las balaceras espanten a la gente. Algunas playas de Acapulco, como la Caleta, son muy populares y la gente no encuentra otro espacio mejor para huir del calor húmedo que baña la ciudad entera. Se diría que los lugareños, incluso los de Ciudad de México, saben a qué se exponen, pero se arriesgan dando por bueno el deseo de “no me va a tocar a mí”. Pero las casualidades son cada vez más escasas. Dado el número de balaceras y la presencia de uniformados pasando calor en sus rondines, se diría que cualquiera puede ser blanco, a cualquier hora, de una bala perdida.   Los lugareños saben que la región está tomada por el crimen organizado. Ubican sus negocios y conocen a la perfección las extorsiones que sufren quienes se dedican a sacar algún dinero vendiendo dulces, mariscos, ropa, hamacas o paseando a la gente por el mar, por ejemplo, en la Banana, como llaman al obús navegable arrastrado por una barquita.   La violencia y la inseguridad apenas hacen mella en la afluencia turística de la ciudad: el miércoles, la ocupación hotelera se encontraba por encima del 73%, según la Secretaría de Turismo del Estado. Sin embargo, hay quien prefiere resguardarse: los negocios cierran muy pronto, algunos a las ocho de la tarde, otros incluso antes, los más osados a las nueve. Y, cuando ha caído el sol y los más jóvenes beben y disfrutan mirando la espuma blanca del agua, los uniformes militares siguen caminando por la arena. No es un día de playa normal, aunque lo parezca. Las armas largas vigilan las olas.   Cancún, hoteles de lujo y ajustes de cuentas Al otro lado del país, en la costa este mexicana, cuatro cadáveres fueron encontrados sobre la arena de una de las paradisíacas playas de Cancún, frente al lujoso hotel Fiesta Americana Condesa. Los medios locales hablaron de un ajuste de cuentas entre narcotraficantes por el control de la zona. No es la primera vez que la violencia golpea el Caribe mexicano. Las balas perdidas han acabado con la vida de turistas en Tulum, Playa de Carmen y el mismo Cancún. Países como Estados Unidos han instado a sus ciudadanos a “tomar mayores precauciones” en caso de viajar a estos destinos. A pesar de todo, a principios de semana la ocupación hotelera superaba el 80% en la ciudad.   Tras los asesinatos en Cancún y Acapulco, el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) ha exigido a las autoridades “asegurar que los destinos turísticos del país sean espacios de seguridad personal, patrimonial y social, tanto para la

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