Se realizó la primera etapa de la audiencia de juzgamiento, contra los 5 implicados en el asesinato del excandidato presidencial, Fernando Villavicencio, ocurrido el pasado 9 de agosto, a la salida de un acto proselitista en Quito.
Durante la diligencia se proyectó la versión del testigo protegido, identificado solo por sus iniciales JPAM, y quien formó parte del plan para cometer el crimen.
El video y el audio del testimonio, que se rindió en la Cámara de Gessell, mostraron al sujeto, con gafas, gorra y capucha para proteger su identidad.
En el relato, indicó que la orden partió de un líder criminal internado entonces en la cárcel de Latacunga, que era conocido con el alias de “Chino Honda”. Sería el mismo, dijo, relacionada con el asesinato de Harrison Salcedo, exabogado de Jorge Glas, y de “Alias Rasquiña”, antiguo líder de la peligrosa banda “Los Choneros”.
El testigo anotó que el 5 de agosto del 2023, lo convocaron para “un camello grande” (un crimen). Ahí conoció a un sicario colombiano, que lo contrató como conductor, y fue entonces que supo del plan para matar a Villavicencio.
Más tarde se contactó por video llamada con “El Chino” y “Alias Invisible”, quienes le confirmaron el contrato.
JPAM afirmó que no participó del hecho, porque horas antes su esposa, Laura C, fue arrestada durante un operativo relacionado con el microtráfico de drogas.
En esas conversaciones conoció que la cabeza de Villavicencio valía 200.000 dólares, y que la orden, supuestamente, era del correísmo.
Finalmente, fue un equipo de colombianos el que ejecutó el asesinato. Varios de ellos fueron capturados y asesinados en prisión, posiblemente para “no dejar cabos sueltos”.
Los defensores de los implicados, con diversos argumentos, trataron de deslindarse de la responsabilidad. Pero oficiales de la Policía Nacional, que participaron en su arresto, confirmaron que en su poder tenían las evidencias del crimen.
La diligencia sobre este caso continuará este miércoles.
