Las denuncias de los grupos ecologistas, sobre una supuesta afectación ambiental en el Parque Yasuní, a consecuencia de la explotación petrolera, son falsas, de acuerdo al experto Boris Abad.
Al analizar los efectos de la consulta popular de este domingo, puntualizó que los daños, si es que existen, son insignificantes y controlados, gracias a los avances tecnológicos.
Abad recordó que hay 35 años de experiencia en extracción de crudo, con permanentes estudios y nuevos equipos, que permiten trabajar de forma segura y responsable.
De acuerdo a sus cálculos, el crudo del ITT genera al país alrededor de 890 millones de dólares netos por año. Una cifra que dejaría de entrar a las arcas fiscales, en caso de ganar el “Sí” en la consulta.
Si se quitan los ingresos que salen del Yasuni, se mata el futuro de Petroecuador y de todo el país, expreso.
Además, fustigó las supuestas “alternativas” que plantean los grupos ambientalistas, para cubrir ese faltante. Empezando por el turismo, que no daría la misma cantidad de recursos, y que causaría aún mayor impacto ecológico que la propia explotación petrolera.
Hay que atraer inversión
Para Abad, el Estado debe impulsar de inmediato la inversión extranjera, porque solo así podrá aumentar su producción de crudo, que actualmente ronda entre 470.000 y 500.000 barriles diarios.
Caso contrario, dijo, la extracción bajará.
El experto consideró urgente abrir licitaciones para la exploración de nuevos campos, tomando en cuenta que, de acuerdo a todos los estudios, existen cuantiosas reservas no descubiertas.
En ese sentido, lamentó que mientras otros países intensifican la exploración, Ecuador mantenga los mismos campos iniciados en los gobiernos de León Febres Cordero. Es decir, de hace 40 años atrás.
Abad también consideró urgente dar un manejo técnico a Petroecuador, empresa convertida hoy en un botín político, pese a su enorme importancia estratégica.
El especialista lamentó que Petroecuador sea blanco de su burocracia, de un sindicalismo negativo, de los importadores de combustibles y de malos contratistas, solo interesados en sacar tajada.