La canciller de la República, Gabriela Sommerfeld, anunció que Ecuador está abierto a reanudar las relaciones diplomáticas con México, siempre que no insista ese país en la entrega de Jorge Glas.
El vínculo se rompió el pasado mes de abril, a raíz que la policía ecuatoriana irrumpiera en la embajada mexicana en Quito, donde arrestó y extrajo a la fuerza al exvicepresidente.
Glas, quien había recibido en la legación, debe cumplir dos condenas por actos de corrupción, y además tiene una orden de prisión por el llamado “Caso Reconstrucción de Manabí”.
Sommerfeld reiteró la disposición del gobierno ecuatoriano de entablar diálogos con su par mexicano, y recomponer las relaciones diplomáticas.
El acercamiento sería posible gracias al triunfo reciente de Claudia Sheinbaum, en las elecciones presidenciales de México. Aunque es de la misma línea que el mandatario saliente, López Obrador, Sheinbaum es considerada un poco más abierta.
México insiste que Ecuador violó la soberanía de su embajada para capturar a Glas. Sin embargo, la canciller es optimista.
En diálogo con una agencia internacional de noticias, recordó que la ruptura de relaciones diplomáticas fue un acto unilateral de México, que además propuso a Suiza como un mediador, algo que Ecuador aceptó.
“Esto se puede resolver a través del diálogo. Si se quiere, con otras partes también, pero a través del diálogo, como nos han pedido varios países amigos”, enfatizó la ministra.
La posición del gobierno mexicano, hasta ahora, es radical: quiere la entrega de Glas, y exige que la Corte de La Haya sancione a Ecuador.
Para Sommerfeld, México fue el primero en transgredir el derecho internacional, al entrometerse en asuntos internos y abusar de la inmunidad diplomática, además de contravenir las normas de asilo diplomático, que impiden darlo a procesados por delitos comunes o condenados por tribunales ordinarios.
En el caso de Glas, que se declara un perseguido político, tiene dos condenas por corrupción (asociación ilícita y cohecho), aparte del proceso por peculado en Manabí.
El exvicepresidente está recluido en “La Roca”, la cárcel de máxima seguridad del país, donde afirma estar en “huelga de hambre” desde hace más de 2 meses, aunque sin mostrar deterioro en su salud.
