Este viernes se cumplen cinco días de la desaparición de la abogada.
La última vez que se supo de María Belén Bernal fue el 11 de septiembre, día en que, según registros, ingresó a la Escuela Superior de Policía Gral. Alberto Enríquez Gallo, en el norte de Quito, sitio del que no volvió a salir. Al menos no hay constancia de aquello hasta la fecha, por lo que el caso es investigado.
El ministro del Interior, Patricio Carrillo, ha reconocido una “falla de seguridad” ya que ese mismo día, alrededor de las 20:00 un vehículo salió por una puerta posterior de la Escuela sin ser revisado. Quien lo conducía conocía todas las instalaciones, según el secretario de Estado.
El teniente de Policía Germán C., esposo de Bernal es el principal sospechoso del caso y según las autoridades tras rendir su declaración en la Fiscalía se desconoce del paradero del hombre. Él laboraba en esa escuela de formación y según información de la institución, estaba registrado como un instructor policial 2.
Hasta este jueves llevaba tres días sin presentarse a su puesto de mando, por ello se iniciaron los trámites administrativos para separarlo de la institución, informó el comandante general de la Policía, Fausto Salinas.
El caso de la desaparición ha generado preocupación en la ciudadanía que se pregunta ¿Cómo puede desaparecer alguien de una institución policial, cuyos agentes son los encargados de la seguridad de las personas?.
El cuestionamiento provino incluso, este jueves 15, de la fiscal general Diana Salazar, quien señaló que hasta ayer no se haya dado un informe de lo que ocurrió dentro de la Escuela e hizo un llamado a manejar el caso con responsabilidad y transparencia.
El general en servicio pasivo, Abraham Correa, exdirector de inteligencia de la Policía, refirió que al ser la Escuela Gral. Alberto Enríquez Gallo un templo de formación de los futuros agentes del orden allí se deben cumplir rigurosos protocolos de seguridad. Explicó que el personal de guardia de seguridad de las instalaciones está bajo el mando de un oficial.
Y se encarga, dijo, de registrar entradas y salidas de todas las personas que laboran o no allí o porque por alguna situación administrativa entran a la institución. “Todo tiene que ser escrito en un libro de guardia, en un documento, todo el movimiento de las 24 horas”, sostuvo él y añadió que cualquier situación al interior debe estar registrada en las cámaras.