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Gremio estima que el 20 % de los negocios pequeños de Guayas estarían pagando ‘vacunas’ a los extorsionadores

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Ultima actualización: 2023-04-17 08:29:14

EL UNIVERSO .– Decenas de negocios están cerrando en Guayaquil por temor a los vacunadores.

 

Una familia que vive en el norte de Guayaquil decidió cerrar su negocio pequeño que tenía. Montado hace varios años, el pequeño comercio de venta de artículos de ferretería se fue volviendo conocido.

 

Las ventas iban bien, pero la situación se comenzó a volver insostenible cuando comenzaron a llegar extorsionadores a pedir un pago por aparente protección. Primero una pequeña cantidad que, luego, fue aumentando.

 

Cerca de ese mismo sector, a la dueña de un bazar también le cayeron los vacunadores (extorsionadores). Cada semana una cuota pequeña. Primero lo aceptó, pero luego que se fue volviendo una rutina comenzó a atender a media llave. Con las puertas medio abiertas. Unos días así, otros días haciendo entregas directas a sus clientes.

 

Son historias que se replican en diferentes sectores de Guayaquil. Pagos que se están volviendo cotidianos y que parece que nadie puede detener. Ya casi unos negocios lo toman como un impuesto nuevo, un rubro adicional que deben separar cada mes o semana.

 

La Federación de Comerciantes Minoristas del Guayas ya ha protestado esta semana por la situación que se vive en algunos sectores de mucho movimiento comercial y en otros barrios más apartados de Guayaquil por las vacunas extorsivas que están causando el cierre de algunos comercios.

Ernesto Toledo, presidente del gremio, calcula que el 20 % de los negocios pequeños de la provincia estarían pagando vacunas a los extorsionadores que llegan armados y con explosivos a exigir “cuotas por seguridad”.

 

“Piden desde 10 dólares semanales a bazares de barrio hasta 5.000 mensuales en grandes importadoras, analizan el negocio y cuántas ventas hay en un día. Estudian a la familia y cuando te llaman ya saben todo de ti”, dice Toledo, quien trabaja en la Bahía de Guayaquil y ha visto a varios compañeros ser amenazados.

 

Él cuenta que uno de los grandes comerciantes de la Bahía tuvo que irse, que ha dejado a una persona encargada de su negocio, y huyó del sector.

 

“Se fue hace un par de semanas porque le pedían $ 5.000 de entrada y $ 5.000 mensuales, porque tiene seis locales y una bodega. Si no paga matan a su familia, esa es la amenaza”, revela el minorista, quien asegura que muchos comerciantes han empezado a cerrar sus negocios.

 

Los miembros de la federación esta semana se reunieron para analizar la situación y pedir al Gobierno medidas de seguridad. Ellos comentan que cada vez ven más puertas enrollables cerradas en varios sectores.

 

Esto lo pudo comprobar un equipo de este Diario que recorrió la avenida Casuarina esta semana. Ahí, cerca del mercado, hay dos farmacias que días atrás fueron atacadas con explosivos por extorsionadores. Han pasado casi dos semanas y los locales se mantienen cerrados aún.

 

En Mucho Lote 1 ocurre algo similar. Un lugar de venta de encebollados ya no abrió más tras haber sido atacado con un explosivo hace tres semanas, cuentan los vecinos. En la misma cuadra ya son cuatro locales atacados.

 

Una ferretería de la zona que ha sido atacada en dos ocasiones tampoco ha abierto las puertas durante la última semana. Los dueños no están y los vecinos lamentan esto, pues es uno de los negocios más grandes y que tiene casi diez años en la zona.

“Así acaban con los negocios, con los sueños de la gente, cuántos trabajadores se quedan sin sueldo; por eso tantos se están yendo del país”, comentaba una vecina del sector.

 

Eso pasa en todos lados, dice Tenorio, desde Monte Sinaí hasta el Guasmo sur.

 

En el bloque 5 de Unión de Bananeros del Guasmo, Lorena cerró su tienda hace casi dos meses cuando vacunadores empezaron a exigir dinero a los negocios de su barrio.

 

La adulta mayor cuenta que en la zona hay dos tiendas además de su negocio. A esos dos locales se acercaron hombres armados, se identificaron como miembros de una banda y les exigieron 200 dólares mensuales.

 

Al día siguiente de enterarse de eso, Lorena tomó la decisión de cerrar.

 

“Yo no voy a trabajar para mantener a unos vagos”, dijo la mujer de 65 años que fue apoyada por sus hijos.

 

Pero hay quienes han tenido que reabrir y pagar. Eso le pasó a Pablo Q., un migrante que estuvo 20 años en España y volvió a Ecuador con el plan Retorno.

Cuatro negocios en la calle principal de Mucho Lote 1 han sido atacados con explosivos en las últimas semanas. Foto Jorge Guzmán Foto: El Universo

Durante la última década, él trabajó y dio empleo a alguna personas en su minimarket en Bastión Popular. Hace unos meses llegaron los vacunadores.

 

Lo amenazaron y decidió cerrar e irse a Riobamba, de donde es oriundo.

 

Pablo cuenta que allá no le fue bien y le tocó regresar a Guayaquil, reabrir su local y empezar a pagar la vacuna de 300 dólares. Él cuenta que hasta pudo regatear con los extorsionadores que al principio le pedían 500.

 

Guido Varela, en la Asociación de Tenderos del Ecuador, señala que en Guayaquil hay unas 18.000 tiendas de barrio y aunque no tiene cifras oficiales confirma que varios negocios están cerrando por las vacunas.

 

“Son casos terribles en los que incluso se han tomado vidas”, comenta Varela, quien admite que es una preocupación permanente para todos los negocios del país.

 

Él también apunta que esta situación ha causado un desabastecimiento en ciertas zonas, porque hay distribuidores que ya no llegan a ciertos barrios porque también son vacunados.

 

“Hay tiendas que han empezado a cerrar y también quienes querían incursionar en esto ahora evitan hacerlo por el riesgo que implica”, dice el dirigente.

 

Eso cuenta Jorge Salazar, quien ha reunido dinero para abrir su heladería, pero por temor a los vacunadores está analizando hacerlo fuera de Guayaquil.

 

Incluso está dispuesto a mudarse a otra ciudad porque cree que por mucho helado que venda no le va a alcanzar si tiene que dar dinero a los extorsionadores.

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