Los médicos que realizan el servicio rural, como paso posterior a su graduación, denuncian el grave riesgo que corren a diario.
La causa es la presencia de asaltantes y “vacunadores”, que los amenazan cuando se dirigen a hospitales o dispensarios.
Según sus versiones, la mayoría no puede acudir con el uniforme puesto, pues de inmediato son abordados y extorsionados por los delincuentes que pululan fuera de las casas de salud.
Tampoco pueden portar nada de valor. Ni siquiera gafetes con sus nombres, ya que se convierten de inmediato en blanco de los hampones.
Uno de ellos, Steven Aguirre, fue asesinado hace 2 semanas en El Empalme.
Según el presidente de la Federación de Profesionales de Salud Rural, José Luis Aguirre, en lo que va del 2024 existen 700 casos de extorsión e inseguridad. A los profesionales les piden entre 100 y 300 dólares semanales para poder laborar.
A algunos de ellos, dijo, les han puesto una pistola en la cabeza, para permitirles ir a sus puestos de trabajo.
Por ello, los médicos claman por resguardo policial en sus locaciones.
No es un problema exclusivo de los médicos. Los educadores de unidades públicas, tanto rurales como urbano-marginales, sufren los mismos ataques de los “vacunadores”.
Zonas como Monte Sinaí, Balerio Estacio, Guasmo, Isla Trinitaria y suburbio, en Guayaquil, son permanentes escenarios de hechos delictivos, debido a la escasa presencia policial.
La UNE solicitó que se declare en emergencia al sistema educativo, pues teme lo que pueda ocurrir con los maestros.
