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Seguridad, bienestar y salud: las promesas del candidato presidencial Bolívar Armijos

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Por: Fernando Castilla Fassio

Ultima actualización: 2023-07-07 16:28:28

Fue lustrabotas y carbonero. Fue, sí, en tiempo pasado. Sin embargo, es un detalle que siempre trae al presente. Que menciona debido a su importancia. Como referencia obligada de su vida. Como referencia obligada de las vidas de muchos otros ecuatorianos. Muchos que, como él, crecieron en medio de la pobreza.

Bolívar Abdón Armijos Velasco nació hace 47 años en San Lorenzo, provincia de Esmeraldas. Su madre fue una trabajadora doméstica que, a costa de muchos esfuerzos y sacrificios, logró sacarlo adelante. Aunque a veces el esfuerzo y el sacrificio no alcanzaban. Por ejemplo, para pagar los estudios. Y Bolívar, entonces un niño, pasaba vergüenza. Recuerdos tristes de ser sacado de clases del Colegio Agropecuario, por adeudar pensiones. Recuerdos de lágrimas por perder jornadas de aprendizaje.

Se propuso desde entonces progresar, y lo consiguió. Cuando llegó a la edad adulta, obtuvo el título de abogado en la Universidad Técnica “Luis Vargas Torres”, de su provincia natal. El siguiente paso fue cursar una maestría en Administración Pública. Siempre buscando conocimientos. Siempre buscando una preparación académica superior. Siempre con el objetivo de ser mejor y de dar más.

Ese, tal vez, sea el detalle que más llama la atención al tratarlo: su preparación. Estudiar, saber, conocer es su pan diario. A lo largo de la entrevista concedida a Carlos de Tomaso, en nuestro espacio “Al Centro Presidencial”, no se cansó de mencionar cifras. De citar estadísticas. De subrayar costos.

Y no lo hacía como quien recita lecciones de memoria. Cifras, estadísticas y costos surgían de forma natural, en el momento adecuado. Precisas y claras. Con la confianza de quien las trata. De quien las conoce. De quien las tutea.

Su vida política comenzó como líder estudiantil. Durante su etapa universitaria, casi sin querer se candidatizó –o más bien lo “candidatizaron”, dice- a la junta parroquial de San Lorenzo. Llegó con el voto popular, y de ahí luchó para fundar la asociación de juntas parroquiales del cantón. Un gremio que amplió luego a la provincia de Esmeraldas, y finalmente a todo el país.

Sí, Armijos fue uno de los artífices del Consejo de Gobierno Parroquiales del Ecuador (Conagopare). Escenario ideal para luchar por el anhelo de los pueblos pequeños. Para exponer sus necesidades y angustias. Los llamados de esos pueblos abandonados, olvidados, marginados. Escondidos en el Ecuador profundo. De los pueblos que solo viven cuando hay una carretera de por medio. Caseríos de los cuales todos quieren salir, y a los cuales nadie quiere volver.

¿Correísmo? Sí, pero ahora no

En el año 2006, decide dar su apoyo a un joven economista que buscaba la Presidencia de la República. Fue su primer contacto con Rafael Correa, y no ha sido el último. Sí, formó parte de Alianza País. Sí, mantuvo siempre una buena relación, e hizo campaña por su nombre.

Pero 17 años después, en este 2023 que trae elecciones anticipadas, decidió que era el momento de abrir su propio espacio. De tomar su propio rumbo. De no ser parte del correísmo. Al menos por ahora. Y fue por ello que aceptó la candidatura presidencial por el Movimiento Amigo.

No hay malquerencia con Correa, aclara. Todo está muy buen entre ellos. Solo que, en ciertos momentos, hay que volar cada quien por su lado, y con sus propias alas.

Al ser interrogado sobre su tendencia política, sonríe. Después de todo, la pobreza –y la edad- dan perspectiva. Se considera de izquierda, pero también cree en la empresa. Cree en la inversión, como factor fundamental para el crecimiento de una nación. Cree en la importancia del sector privado, como motor de desarrollo. ¿De qué otro modo puede progresar el país?, se pregunta.

El próximo presidente, electo el 20 de agosto –o 15 de octubre, de ser necesaria la segunda vuelta- solo estará en funciones año y medio. Sin embargo, Bolívar Armijos promete que alcanzará para realizar las transformaciones tan necesarias.

Seguridad, primero en la lista

La seguridad encabeza su agenda. Si gana las elecciones y se instala en Carondelet, desde el día 1 pondrá en marcha las medidas que tiene en mente. Nada de esperar. No hay tiempo para ello, tampoco.

De hecho, es una promesa solemne. Armijos asegura que en solo 100 días, los primeros 100 días de su mandato, reducirá los índices delictivos al 50%.

¿Y cómo combatirá esa ola criminal? ¿Cómo la recortará a la mitad? El aspirante afirma tener la respuesta: mediante el fortalecimiento de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Y ello implica varios aspectos: armamento, equipos, personal, inteligencia y coordinación.

Por ejemplo, muchos policías retirados podrían reintegrarse, para servir de soporte en sus barrios y pueblos. Los barrios y pueblos que conocen de memoria. Las calles que han transitado tantos años. Las esquinas donde saben que está el ladrón, el traficante, el proxeneta.

Son hombres muy útiles, que a veces salieron de la institución por desencanto, y que ahora se convertirían en un gran aporte.

Además, está el equipamiento. Vehículos, armas, chalecos, municiones. Lo más necesario. Y sumado a esto un marco legal. Leyes que no sancionen a los policías que cumplan su deber.

Y por supuesto hay que atacar el origen del mal. Ese origen que está en nuestras fronteras. Las Fuerzas Armadas deben ser equipadas con lo mejor de la tecnología. Y deben recibir el apoyo de sus pares de Colombia y Perú. Solo mediante un cordón militar, se detendrá la ruta de la droga y la violencia.

De ser necesario, anota Armijos, Ecuador pedirá ayuda a otras naciones. Estados Unidos, por ejemplo. Después de todo, le conviene frenar el narcotráfico desde su punto de origen.

Paralelamente, urge darle a la justicia las herramientas necesarias para llevar a prisión a los delincuentes. Pero esa justicia, esos jueces y fiscales, corren peligro a diario, y necesitan ser protegidos. Sí, hay casos de corrupción. Pero también hay muchos casos en que los juzgadores y acusadores son amenazados de muerte. Y en esas circunstancias, dictar sentencia es demasiado peligroso.

Tanto ellos como los policías y militares, deben estar protegidos. O al menos asegurados. Que sepan que, en caso de sufrir un atentado en ejercicio de sus funciones, sus familias recibirán una pensión digna, becas para sus hijos y hogares para sus viudas. Que sepan, cada vez que arriesgan sus vidas, que el Estado no dejará desamparadas a sus familias.

El progreso es posible

¿Habrá nuevos impuestos? En lo absoluto. Lo que sí aplicará es una reingeniería para combatir la evasión. De acuerdo a sus cálculos, cada año se pierden entre 7.000 y 8.000 millones de dólares, por tributos no cobrados. Basta apretar un poco los tornillos, y el fisco recibirá lo que debe recibir. Sin necesidad de recargar los sufridos hombros de los ecuatorianos.

Parecida fórmula aplicará para detener la corrupción. El candidato enumera las pérdidas que sufre el Estado, a consecuencia de los sobreprecios. De los contratos “chuecos”. De las coimas. Sumando las “tajadas” que se llevan los intermediarios y los amigos de los amigos, calcula que son entre 4.000 y 5.000 millones. Cifras que, de llegar al poder, serán historia. En su gobierno, promete, el peculado desaparecerá.

Solo entre estos dos rubros hay entre 11.000 y 13.000 millones. Suficientes para cubrir las necesidades más urgentes del país. Para iniciar las obras que tanta falta hacen. Para empezar el cambio.

Si gana la Presidencia de la República, no perderá tiempo. Habla de trabajo, dinamismo, desarrollo. Habla de emprendimientos, acercamientos comerciales, producción. Lo que necesita Ecuador. Lo que debe hacerse. Lo que se hará.

De llegar al poder, pondrá en práctica los tratados de libre comercio negociados por el actual gobierno, y que considera un acierto. Pero además impulsará el proyecto de zonas francas, también iniciativa de Guillermo Lasso, pero bloqueado por la Corte Constitucional. Armijos lo considera un proyecto de enorme valor, porque permitiría hacer nuevos negocios. Significaría traer tecnología, impulsar ventas y proyectar emprendimientos. Ecuador, dice, tiene mucho para ofrecer.

¿Cree en la flexibilización laboral? No es partidario de un “retroceso de derechos”, pero es algo que ya existe de forma natural. Por ejemplo, en el campo. Muchos agricultores son contratados solo para las épocas de cosecha. ¿Por qué no pensarlo un poco? Hay miles de jóvenes que tienen tiempo parcial libre, y pueden trabajar por horas. Sí, es posible cierta flexibilización. Que sea justa. Que sea ética.

Armijos cree en el campo. En la riqueza que genera la agricultura. Y de ella hará la base del progreso del país. De ella hará la base de una alimentación sana y económica.

Una de sus iniciativas es crear una cadena de supermercados a nivel nacional. Locales donde los campesinos, de forma directa, puedan vender sus productos. Sin intermediarios. Sin marcas que encarecen todo. Según sus cálculos, la canasta básica se abarataría en un 30%.

“No” a la consulta popular

La consulta popular sobre la explotación petrolera en el Bloque ITT, del Parque Yasuní, no le agrada. La considera una “irresponsabilidad” de la Corte Constitucional. Armijos recuerda que el crudo del ITT genera cada año 1.200 millones de dólares. Fondos que hacen mucha falta ahora, y que serán aún más importantes en caso que llegue el Fenómeno de “El Niño”.

Por eso es partidario del “No”. Un “No” rotundo y definitivo. El petróleo es nuestra riqueza, así como la minería. Y está dispuesto a defender su explotación responsable.

La llegada de “El Niño” le preocupa, pero ya tiene un plan de contingencia. Simple y directo. Se trata de recortar a la mitad el pago de la deuda externa, y usar ese dinero en los sectores que haga falta. Especialmente salud. Por pagar una deuda, no se puede dejar desprotegida a la población.

Adicionalmente, si llega al poder el Ministerio de Salud no estará a cargo de una sola persona. Es demasiado. Armijos planteará la creación de un consejo nacional de salud, integrado por los mejores médicos del país. Con ellos como garantía –y como veedores permanentes- se podrán realizar contrataciones transparentes. Nada de medicinas caducadas, o compradas a los amigos a un precio muy superior. Nada de equipamientos truchos, con máquinas que no sirven. Los procesos serán limpios y decentes.

El tiempo no alcanza para cubrir todos los frentes. Todos los temas. Todas las promesas. Solo permite reafirmar una: la principal. Bolívar Armijos ofrece que, de ser el ungido, podremos disfrutar de un mejor país. De una mejor vida.

La entrevista completa en el siguiente enlace:

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