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Ozempic, las inyecciones adelgazantes que pueden abrir la puerta a acabar con el consumo abusivo de alcohol

El País .- Algunos pacientes que se pinchan esta familia de fármacos aseguran haber perdido las ganas de beber. Varios estudios explican que esta cascada de anécdotas tiene base científica, aunque no en todos los casos Los efectos secundarios de un medicamento no siempre son molestos o peligrosos. En algunos casos son tan positivos que ascienden de secundarios a principales. Es lo que sucedió con los agonistas del receptor GLP-1, una familia de fármacos que en España se comercializan, sobre todo, bajo el nombre comercial de Ozempic. Se patentó hace unos años para ayudar a los enfermos de diabetes. Después pasó a ser una milagrosa droga adelgazante, aunque muchos expertos advierten contra su uso descontrolado para perder peso rápidamente. En los últimos meses, además, se está estudiando si podría servir también para tratar adicciones, ya que algunos usuarios han reducido el consumo de alcohol. Es pronto para confirmarlo, pero ya hay estudios científicos que parecen señalar algunos de los motivos tras esta bajada del consumo que, en cualquier caso, no afecta a todos los pacientes por igual.   “Dejé de beber”, afirma tajante Toñi Venegas, de 52 años, en conversación telefónica. “Yo soy de Sevilla y aquí somos muy de salir a tomarnos nuestras cervecitas”, explica, “pero a raíz de pincharme, de repente, no me apetecía”. Venegas lleva pinchándose un agonista del GLP-1 casi un año. Ha perdido 12 kilos. Cuando empezó con su dieta y su medicina, notó que le apetecía menos comer, pero no esperaba perder también las ganas de beber. La cerveza le sabía mal, no se la pedía el cuerpo. Así que fue a hablar con el doctor Cristóbal Morales, endocrino del hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, y le contó este sorprendente efecto secundario.   No era una sorpresa para Morales, que llevaba años conduciendo ensayos clínicos sobre estos fármacos (más de 120) y escuchando la misma historia. “Al principio, lo atribuíamos lógicamente al enlentecimiento del ácido gástrico”, explica en un intercambio de audios por mensajería. Con los agonistas del GLP-1, el ritmo digestivo bajaba revoluciones, así que era normal que los pacientes tuvieran menos ganas de comer y de beber lo que fuera. Pero a la luz de los últimos estudios, el doctor Morales le explicó a su paciente que lo que le pasaba se debía a un efecto secundario del fármaco. “Con los años se ha ido publicando el efecto que tiene sobre el sistema nervioso central y el centro hedónico, y apunta en esta dirección, señalando que afecta al alcohol e incluso a otras sustancias y comportamientos adictivos”, desarrolla el endocrino.   La avalancha de anécdotas de pacientes como Venegas ha dado paso a un puñado de estudios que confirman cierta base científica. Unos aseguran que estos medicamentos hacen que las ratas obtengan menos dopamina del alcohol. Otras dejaron de sentirse atraídas por la cocaína. Una raza de monos africanos propensos a beber dejaron de hacerlo. Los experimentos en humanos, sin embargo, son escasos y no tan concluyentes.   Uno de los más citados fue el que realizó el doctor Anders Fink-Jensen, psiquiatra de la Universidad de Copenhague, sobre el consumo de alcohol en pacientes que estaban usando un agonista del GLP-1 llamado exenatida. “Vimos que hubo una disminución dramática en la cantidad de alcohol que bebían”, confirma él en videollamada. “Pero esta se dio solo en una parte de los participantes, y como además había un grupo que estaba tomando placebo, al mirar el total no se veía una diferencia clara”, añade.   Intrigado por unos resultados tan desiguales, Fink-Jensen decidió hacer una criba y mirar los análisis atendiendo a varios criterios. Observó qué les pasaba a los pacientes que tenían un índice de masa corporal superior a 30, los considerados obesos. Y se sorprendió. “Allí sí que vimos una fuerte disminución en el consumo de alcohol”, explica. Fink-Jensen cree ahora que estos fármacos pueden tener efecto sobre el consumo de alcohol, pero no en todos los pacientes.   Los resultados de este estudio son prometedores, pero no suficientes para afirmar que esta medicina pueda acabar con la dependencia del alcohol, afirma el psiquiatra: “Se necesitan más estudios que lo corroboren”. Y ya están en marcha. Fink-Jensen señala que se han iniciado tres en Estados Unidos y que él mismo acaba de comenzar otro, esta vez centrado en pacientes obesos y con semaglutida, una versión más moderna de esta droga. Este nuevo estudio ha recibido financiación de Novo Nordisk Foundation, fundación empresarial dependiente de la farmacéutica que fabrica los medicamentos Ozempic y Wegovy.   Acabar con la adicción sin cercenar el placer María Inés López-Ibor, catedrática de Psiquiatría especializada en ansiedad y trastornos derivados del consumo de sustancias, ha seguido de cerca los efectos de los agonistas del GLP-1. Muchos pacientes suyos engordaban de forma ostensible por antidepresivos y acababan combinándolos con este medicamento. En conversación telefónica, explica que esta medicina “actúa a nivel cerebral y puede provocar una modulación de varios neurotransmisores”. Uno de ellos es el gaba, que está relacionado con la ansiedad. El otro sería la dopamina, sustancia que se libera ante un estímulo placentero, sea este un donette, una copa de vino o una raya de cocaína. La semaglutida controlaría el placer y eliminaría la ansiedad. “Esto podría ayudarnos a entender por qué puede tener un efecto en las adicciones”, apunta López-Ibor.   La idea de que una droga prometa, con un pinchazo a la semana, no solo facilitar el adelgazamiento, sino el dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y eliminar otras adicciones, puede suponer una revolución en el campo de la medicina. Hasta ahora, estas habían sido tratadas de forma específica: metadona para los opiáceos, bupropión para el tabaquismo… Pero si se confirman los estudios que están en marcha, los agonistas del GLP-1 podrían cambiar todo esto al atacar el problema de raíz, alterando el circuito de recompensa fundamental del cerebro.   Pincharse [ozempic] no quita el placer, simplemente, hace que uno no se pase de la raya” Juan José Gorgojo, jefe del servicio de nutrición del Hospital Universitario Fundación Alcorcón Los placeres

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Indigencia y drogadicción revela el incendio en el puente de Guayaquil

El Comercio .- Las pruebas técnicas no detectaron defectos en su estructura. El paso a desnivel de la avenida Pedro Menéndez Gilbert, cerrado la semana anterior tras un incendio que duró ocho horas, sigue canalizando el tráfico en el norte de Guayaquil. De sus bases removieron 27 toneladas de desechos que convirtieron al puente en un ‘horno’; el asfalto alcanzó los 80°C. El fuego y el caos pasaron, pero revelaron la profunda crisis social de la ciudad: la indigencia ligada al consumo de drogas. “Cada vez hay más chicos que consumen drogas”, dice la psiquiatra Julieta Sagnay, especializada en el tratamiento de adicciones. “Y son chicos que está desarrollando trastornos mentales, que han normalizado vivir en la calle”. Los pasos elevados, particularmente, se han convertido en su refugio y lugar de acopio del material que reciclan a cambio de dinero para obtener las dosis diarias de H y otros estupefacientes. La semana pasada el Municipio de Guayaquil desalojó y limpió al menos seis pasos elevados. Refugios para la recuperación Colchones carcomidos, pedazos de viejos muebles, plásticos de todo tipo, cajas de madera improvisadas como sillas… Todo fue removido bajo los pasos a desnivel y sus dueños, dispersados. La ciudad recuperó el espacio público, pero sigue perdiendo a quienes viven en ellos debido a la adicción. La propuesta de la psiquiatra Sagnay, quien dirige un programa municipal de tratamiento contra las drogas, es crear albergues nocturnos. “Cuando se les propone un plan de recuperación lo primero que dicen es: no quiero encerrarme. Pero en un albergue temporal se puede hacer un triaje para evaluar algún trastorno mental, empezar un tratamiento, incluso planear la reinserción”. Para Sagnay hay puntos prioritarios por trabajar en Guayaquil, como la avenida 9 de Octubre y los alrededores de la Plaza Centenario. Desde las 17:00 sus aceras albergan a decenas de personas en indigencia. Las sombras también encumbren la prostitución y el tráfico de drogas. A Flourish chart Sobrevivencia en las calles El incendio bajo el paso elevado de la avenida Pedro Menéndez evidenció los submundos que conviven en Guayaquil. La indigencia está en el último escalafón y el sociólogo Carlos Tutivén la define como ese remanente de una sociedad que no logra incorporar a una parte de sus miembros en los sistemas productivos ni en la política social. “Lo que vimos debajo del puente, ese basurero, es el símbolo trágico de estos modos de existencia. Porque ni siquiera los podemos llamar modos de vida, son modos extremos de sobrevivencia ultra marginal”, dice el investigador de la Universidad Casa Grande, quien aclara que es una realidad presente en el mundo, no exclusiva de Guayaquil. En ese entorno, dice Tutivén, la droga opera como un método evasivo que hace más tolerable una existencia de penuria. Para el sociólogo, la pandemia radicalizó pobreza y esa podría de una de las causas de la delincuencia. “El narcotráfico cubrió esa deficiencia del sistema social”. Incluso los recursos de amortiguamiento han fallado para el especialista, como la educación y la religión, que son parte de los recursos que impulsan a mantenerse al límite de estos sistemas de vida. “Eso demuestra que hemos fracasado como sociedad”. Una crisis de salud mental Las consultas por trastornos relacionados al consumo de sustancias estupefacientes sufrieron una reducción tras la pandemia, por las dificultades en el acceso a los sistemas de salud. El aumento se refleja en las calles. Enrique Pesantes / EL COMERCIO Paranoia, delirios de persecución y de daño son algunos trastornos mentales más recientes, ligados al consumo de drogas. “En algunos casos no hay vuelta atrás -advierte Julieta Sagnay-. De 10, uno o dos podrían recuperarse. Si no hacemos algo se tendrá que abrir manicomios”. Por su experiencia en la atención de adicciones, la psiquiatra concluye que el comportamiento ha variado. Esa señal estaría relacionada con un cambio en las drogas de fácil acceso. Para Sagnay ya no solo se trata de H. “Están mezclando drogas, que pueden ser fentanilo y metanfetaminas, porque hay un cambio en la actitud. El síndrome de abstinencia ahora tarda 10, 15 días o más y regresa. Con estas drogas no hay posibilidad de recuperación”. La especialista dice que los jóvenes en condición de calle, por problemas de consumo, desarrollan una personalidad antisocial. Y un rasgo de esa personalidad es la piromanía, que pudo ser el detonante en el caso del paso de la Pedro Menéndez. “Ahora fue un incendio -dice Sagnay-. Pero en la medida que no hagamos algo por estos chicos, seguirán normalizando conductas como delinquir, robar un celular, hasta atacar a una persona”. Perfiles y sistema de atención Trastorno mental y del comportamiento debido al uso de múltiples drogas. Ese es el diagnóstico médico de las personas con adicciones. La sicóloga Diana Murillo explica que algunos rasgos de este trastorno son la obsesión, la compulsión y la pérdida progresiva de control. Al cuadro, agrega, el impacto sobre la salud física y mental, así como en las relaciones sociales y personales. “Y si sumamos el contexto de violencia, cada vez encontramos más rasgos de personalidad de tipo antisocial. Esa mezcla de pacientes consumidores con un trastorno de personalidad es compleja y debe ser abordada por profesionales”, dice la directora de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA), del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Murillo indica que la ciudad cuenta con un sistema para ese abordaje, con programas públicos, privados y municipales de atención. Sin embargo, el rápido incremento de pacientes con consumo problemático de drogas hace que la capacidad de respuesta sea limitada. La zona 8, que incluye a Guayaquil, acumuló el porcentaje más alto de atenciones nacionales por trastornos mentales y del compartimento debido al uso de sustancias psicoactivas. Según datos del Ministerio de Salud, antes de la pandemia concentró el 29% de casos. Y aunque en el 2021 descendió al 18%, se mantuvo como la cifra más alta del país. A Flourish chart Prevenir para frenar la crisis social La edad es clave para la prevención. La sicóloga Murillo explica que desde la niñez se debe trabajar en el desarrollo de habilidades para la vida. Estas funcionan como un freno para reducir el riesgo de introducción en el consumo de drogas. La creación oportunidades, la construcción de proyectos de vida desde pequeños, el desarrollo de la autoestima, de habilidades

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Experimentos humanos en Tijuana y Mexicali: los carteles prueban el fentanilo con drogadictos

El País .– Los narcotraficantes distribuyen el opioide en las calles para calcular una cantidad que no sea mortal antes de ser vendida en Estados Unidos, asegura Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos. Tijuana y Mexicali se han convertido en las dos ciudades donde más fentanilo se consume en México. Así lo señala Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos y profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de San Diego, en California. Las dos ciudades fronterizas con Estados Unidos se han transformado en el laboratorio perfecto para que los carteles calculen la dosis correcta que puede soportar una persona, reduciendo costes y aprovechándose del enorme problema de drogadicción que existe en la frontera, de acuerdo con el especialista. “Los carteles introdujeron el nuevo producto en el mercado local para generar una demanda”, asegura. Para ello comenzaron a distribuir la droga mezclada con otras sustancias como cocaína, metanfetamina, heroína y cristal hasta detonar una cierta tolerancia al fentanilo. “Han creado un mercado local de personas que ya consumen directamente el fentanilo”, apunta Clark. Hace unas semanas el Departamento de Estado de Estados Unidos publicó un informe en el que afirmaba que las organizaciones criminales experimentan en humanos para medir la potencia de la droga que venden. “El cartel está tratando de producir el fentanilo más potente y venderlo en EE UU al precio más bajo”, señalaban los estadounidenses. La DEA calcula que una dosis de tres gramos de la droga sintética puede ser mortal para una persona promedio. En pocos años, el fentanilo ha pasado de ser el gran desconocido al tema de discusión que ha tensado la relación bilateral entre México y Estados Unidos. La nueva droga sintética es más potente, barata, y difícil de detectar lo que la ha convertido en un lucrativo negocio que mueve miles de millones de dólares y a su vez, es la responsable de una crisis de salud pública que mata cada año a decenas de miles de estadounidenses, según datos oficiales. Mientras la última cruzada contra las drogas se libra en los despachos entre un país de “consumidores” y un país de “productores”, las evidencias apuntan a que cada vez se consume más fentanilo en México. El país latinoamericano, sin embargo, no cuenta con ninguna política pública para atender esta situación y lleva años sin impulsar una encuesta nacional de adicciones. Mientras tanto, los investigadores como Clark se han volcado en el trabajo de campo para tener alguna aproximación sobre el consumo. De acuerdo a Clark, Tijuana contaba en 2018 con una población “en torno al medio millón de adictos a las drogas”, sin embargo, cinco años después el experto dice que la cifra se ha elevado. Al no existir estadísticas oficiales, las organizaciones se mueven a ciegas y solo cuentan con los registros de los centros de rehabilitación y las muertes por sobredosis. “Los centros de rehabilitación dicen que con la llegada de la nueva droga el número se ha disparado”, apunta Clark. En la última década el fentanilo se introdujo en el mercado como un adulterante de otros opioides, provocando que los usuarios se enganchasen al fentanilo sin saber que lo estaban consumiendo. Tal y como menciona el director del Centro Binacional de Derechos Humanos. “Muchos adictos consumían heroína y cristal sin saber que ya estaba mezclada con fentanilo, solo decían que era muy potente”. Esa fue la principal estrategia que desarrolló el narco para comenzar a generar una demanda en el mercado. “Al principio lo que hicieron fue mezclarla con heroína, cocaína, metanfetamina o cristal”, explica Clark. La ausencia de estadísticas oficiales sobre el consumo del fentanilo también implica que no se sepa con exactitud cuántas personas mueren por sobredosis. Los únicos medidores locales son las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con adicciones y los reportes de los hospitales. “El único dato que tenemos disponible es el que proporciona la Cruz Roja que dice que atiende a 20 personas con sobredosis al mes”, señala Clark. El pasado 14 de abril las autoridades estadounidenses hicieron pública la acusación contra Los Chapitos, hijos y herederos del imperio de las drogas de Joaquín El Chapo Guzmán. En el sumario judicial se describe el caso de una mujer a la que le fueron suministradas en México tres dosis del opiáceo para calcular las cantidades de los químicos y que murió por sobredosis. A esas pruebas también fueron sometidos otros adictos. “Uno de ellos falleció por una sobredosis”, dice el documento. Sin embargo, la droga que consumió fue enviada igualmente a Estados Unidos. Clark señala que el aumento del consumo de fentanilo es un fenómeno que se viene agravando desde hace cinco años. En 2019 la investigadora Clara Fleiz, del Instituto Nacional de Psiquiatría, alertaba en una entrevista con EL PAÍS de los peligros de no atender a la población que estaba empezando a utilizar fentanilo en México. “Si no actuamos es posible que México presente una crisis, el mercado ilícito de fentanilo ha llegado a la frontera y ya está afectando a los usuarios de drogas inyectables, las poblaciones más vulnerables”, decía. De acuerdo con el antropólogo, la sustancia llegó a Tijuana a través de los consumidores deportados de Estados Unidos, y precisó que el consumo de fentanilo se ha incrementado en la frontera, aunque lamentablemente las autoridades desconocen cuántas personas están siendo afectadas. Hace una semana México aprobó en la Cámara de Diputados una iniciativa impulsada por el presidente López Obrador para castigar con hasta 15 años de cárcel a quien trafique con precursores químicos del fentanilo con el ánimo de frenar la crisis que está provocando la fabricación de la droga sintética en territorio nacional. Hasta el momento, la otra crisis de salud pública está desatendida. “El Estado llegó tarde, por lo menos a Tijuana. Si no invierte recursos importantes en la prevención, en la educación y en la rehabilitación, sobre todo, creo que el fentanilo nos va a avasallar en todas partes del país en los próximos años”, afirma Víctor Clark.

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Modelo de OnlyFans desarrolló una grave enfermedad que la dejó postrada en cama debido a que usaba su celular 14 horas al día

VISTAZO .- Fenella Fox, creadora de contenido para adultos en la plataforma OnlyFans, reveló que desarrolló una extraña enfermedad por un hábito perjudicial que no fue capaz de corregir. La joven de 29 años utilizaba su celular cerca de 14 horas al día, por lo general, mientras yacía acostada en su cama dentro de su hogar. Fox explicó al medio The Mirror que, al principio, sintió fuertes dolores en su cuello y espalda, los cuales disminuían cuando se acostaba. Aquello habría dado rienda suelta a un círculo vicioso que agravó el padecimiento. La modelo señaló que la aflicción aumentó en gran medida a lo largo de varias semanas. En ese entonces, caminar se había tornado en algo agónico para ella, quien vivía sola en un apartamento de Portugal. Finalmente, cuando frecuentes mareos se sumaron a los malestares, decidió llamar a sus padres, quienes viven en su ciudad natal, Worcester, ubicada en Inglaterra, para pedirles ayuda. «Me puse tan enferma que no podía ni levantarme ni ducharme. No podía cocinar. Acabé necesitando una silla de ruedas para volver a casa y mis padres tuvieron que cuidarme. Estuve enferma unos seis meses», dijo en una entrevista al medio referido. Las continuas visitas al médico en Portugal no habían esclarecido la causa del malestar perpetuo que sufría Fox. Lo único que había descubierto de sí misma, mediante unos exámenes propuestos de un doctor, es que se había vuelto incapaz de mantener su equilibrio. Ya en Inglaterra, la joven se sometió a varias pruebas de Covid-19, pero obtuvo resultados negativos. Sumida en la incertidumbre, pasaba sus días inmersa en su celular, acostada o sentada. No obstante, un día su padre se acercó a ella y le contó sobre una afectación de la que se había enterado por Twitter, denominada como «vértigo digital» o «síndrome visual informático». La consecuencias del padecimiento, investigado en la actualidad, concordaban con todos los síntomas que estaba experimentando Fox, quien al parecer lo desarrolló por estar expuesta de manera prolongada a pantallas en entornos oscuros. Tras leer las causas de la enfermedad que sospechaba tener, Fox guardó su celular dentro de su clóset e inició una rutina de vida alejada de las pantallas. El cambio trajo complicaciones consigo al principio. Sin embargo, la modelo se percató de que el dolor y mareo reducían progresivamente conforme pasaban los días sin estar expuesta a pantallas. Si bien su trabajo irremediablemente la fuerza a iniciar sesión dentro de OnlyFans por medio de su celular para seguir generando contenido destinado a sus seguidores, Fox aseguró al medio referido que busca reducir la exposición a pantallas al mínimo.

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Un estudio desvela variantes genéticas que predisponen al consumo de alcohol o tabaco

Una investigación muestra que, aunque el peso de la cultura es esencial, también se nace con particularidades que incrementan el riesgo de adicciones El número de fumadores ha descendido drásticamente en los últimos años; la información sobre los efectos perjudiciales del tabaco, el incremento de los precios y la prohibición de los anuncios y de fumar en lugares públicos han tenido efecto y siguen teniéndolo. Desde 2014 hasta ahora, en España, por ejemplo, hay un 11,7% menos de fumadores. Los factores culturales marcan la diferencia en el número de personas que tienen ese hábito, pero para seguir mejorando en la prevención de los problemas de salud que causan el tabaquismo o el alcoholismo, también es interesante la comprensión de los factores biológicos que hacen a algunas personas más propensas a estas adicciones. Esta semana, en un trabajo que publica la revista Nature, un grupo internacional de científicos ha encontrado 4.000 asociaciones genéticas que tienen cierta influencia sobre el consumo de alcohol o tabaco, teniendo en cuenta factores como la edad en la que se comienzan a consumir estas sustancias o en qué cantidad se toman. En este estudio, que incluye a más de tres millones de personas (un 80% de ascendencia europea y un 20% del resto del mundo), se observa que, pese a vivir en un entorno similar, las personas con mayor predisposición genética fuman más. “Los individuos en el 10% superior de predisposición genética al uso de tabaco fuman como promedio el doble de cigarrillos por día que los del 10% inferior (14 cigarrillos frente a 7)”, señala Javier Costas, investigador líder del grupo de Genética Psiquiátrica del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS), en declaraciones al Science Media Center. Esta capacidad para predecir el consumo de tabaco o alcohol es mucho mayor entre las personas con ascendencia europea que con el resto, debido a la menor cantidad de muestras disponibles. Sin embargo, los autores destacan que aunque menores, los efectos aparecían en individuos de todas las procedencias. El análisis, que es un primer paso para empezar a identificar los factores biológicos de riesgo de tabaquismo o alcoholismo, comprenderlos y utilizarlos en políticas de salud, observa, por ejemplo, que algunas variantes que ayudan a predecir la cantidad de cigarrillos diarios que fuma una persona están relacionadas con las que incrementan el riesgo de recaídas entre los consumidores de cocaína o la agresividad. En un estudio similar de 2019, equipos de científicos, entre los que se encuentran algunos firmantes del que se publica ahora, buscaron la correlación entre el alcoholismo, que es heredable en alrededor de un 49%, y otros trastornos mentales. En ese estudio genético observaron correlaciones entre el alcoholismo y el déficit de atención, la esquizofrenia o la depresión. Uno de los datos que llamó la atención a los autores era que el solapamiento entre los genes asociados a la adicción al alcohol y los del consumo moderado del mismo no era grande. Según señala Costas, la principal limitación del trabajo que publica Nature este miércoles y otros similares “es la definición de los caracteres bajo estudio, generalmente declarados por las propias personas participantes y muy poco concretos”. Por ejemplo, dos patrones muy distintos de consumo de alcohol, como un consumo habitual de alcohol con las comidas o un consumo de botellón semanal, pueden dar lugar al mismo número de bebidas alcohólicas consumidas por semana. “También se sabe que las personas con problemas de salud tienden a declarar un consumo de alcohol y tabaco inferior al real”, explica. Y está claro que las políticas públicas también influyen. En 2014, se cumplieron 50 años desde que el cirujano general de Estados Unidos, la máxima autoridad sanitaria de aquel país, publicó un informe sobre los efectos del tabaco en la salud. El porcentaje de estadounidenses fumadores cayó en ese medio siglo del 42% al 18%, un cambio cultural que ayudó a prevenir, según una estimación publicada en la revista JAMA, ocho millones de muertes prematuras. En otro trabajo que apareció en el mismo número de la revista, se calculaba que entre 1980 y 2014, el porcentaje de fumadores en todo el mundo había descendido del 41,2% al 31,1% entre los hombres y del 10,6% al 6,2% entre las mujeres Para el futuro, los autores plantean la importancia de ampliar las muestras que se estudian y aumentar la cantidad de personas de ascendencia no europea para afinar mejor en el peso de los genes y el ambiente en el consumo de alcohol y tabaco. Fuente: El País

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