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Ecuador: septiembre 12, 2024

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Ecuador, septiembre 12, 2024
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Biden pedirá al Congreso miles de millones de dólares para “ayuda urgente” a Ucrania e Israel

El País .- “Las decisiones que tomemos hoy decidirán las décadas por venir”, ha asegurado el presidente de EE UU en un discurso televisado “Cuando los dictadores, los grupos terroristas, no pagan un precio por sus acciones, eso provoca más caos y más destruccion en otras partes del mundo”, ha advertido el presidente de EE UU, Joe Biden, en un discurso televisado desde el despacho oval sobre la ayuda a Ucrania y la guerra entre Israel y Hamás, en el que ha revelado que este viernes pedirá al Congreso “asistencia urgente” para Kiev e Israel. Su comparecencia ante las cámaras era una intervención excepcional: es solo el segundo que dirigía a sus compatriotas desde el centro del poder estadounidense en sus casi tres años de mandato. El primero había llegado en junio, cuando un acuerdo legislativo in extremis suspendió el techo de deuda y evitó una crisis económica. “Encaramos un punto de inflexión. Uno de esos en los que las decisiones que tomemos hoy decidirán las décadas por venir”, advertía al comenzar su declaración. La milicia radical islámica Hamás y el presidente ruso, Vladímir Putin, “representan amenazas diferentes”, pero “comparten algo: ambos quieren destruir por completo una democracia vecina”. Si el presidente ruso, Vladímir Putin, tiene éxito en la invasión de su país a Ucrania, supondrá una amenaza para Polonia y los Estados del Báltico. En Oriente Medio, los grupos radicales islámicos pueden expandir su influencia, ha advertido. Y anunció que este mismo viernes presentará una solicitud de fondos para “ayuda urgente” a Ucrania y a Israel. “Es fundamental darse prisa”, insistió. Se calcula que esa partida rondará los 100.000 millones de dólares, de los que unos 60.000 se destinarían a la asistencia al país invadido por Rusia, y más de 10.000, a Israel. El resto, a Taiwán, ayuda humanitaria y la seguridad de la frontera sur estadounidense. “Es una inversión sensata que arrojará beneficios a la seguridad estadounidense durante generaciones”, apuntaba, en un discurso de 16 minutos. El escenario y el momento estaban cargados de solemnidad. Aún no hacía 24 horas que el inquilino de la Casa Blanca había regresado de un viaje de menos de ocho horas a Tel Aviv, dominado por las consecuencias de la explosión en un hospital en Gaza. Allí, Biden había logrado un acuerdo con Israel para permitir el envío de ayuda humanitaria a la franja antes de que comience la campaña terrestre de las tropas israelíes en respuesta a los atentados de la milicia radical palestina Hamás el 7 de octubre. En su comparecencia en el Despacho Oval, el presidente estadounidense, que ha recibido críticas de legisladores del ala progresista de su partido por lo que consideran un apoyo excesivo a Israel en lo que se promete como una sangrienta campaña en Gaza, tuvo buen cuidado en dejar claro su respaldo a la posición oficial estadounidense, la solución de dos Estados -el israelí y el palestino- al conflicto en Oriente Próximo. “No podemos desistir de la paz. No podemos desistir de la solución de dos Estados”. También lanzó un llamamiento contra el antisemitismo y la islamofobia, en aumento en Estados Unidos desde que comenzó la crisis. Un niño palestino de seis años, Wadea Al-Fayoume, fue asesinado a cuchilladas el fin de semana por ser musulmán, un caso que Biden mencionó específicamente en su alocución, pronunciando cuidadosamente el nombre del pequeño. “Quiero decirles esto: todos ustedes son estadounidenses”, declaraba. Como había hecho en Tel Aviv, el presidente estadounidense indicó que ha insistido al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sobre la necesidad de introducir ayuda humanitaria en Gaza y limitar el número de víctimas civiles. “No podemos dejar de lado la humanidad de palestinos inocentes que solo quieren vivir en paz y tener oportunidades”· El discurso llega mientras el Congreso se encuentra semiparalizado. El sistema estadounidense prevé que las dos cámaras, el Senado y la Cámara de Representantes, deben dar su visto bueno a las medidas presupuestarias. Pero las luchas internas entre los legisladores republicanos, mayoría en la Cámara de Representantes, mantienen a esta institución sin presidente desde hace 17 días y con sus trámites detenidos. No se prevé un fin inmediato al impasse. El aspirante a presidir la Cámara, Jim Jordan, alineado con el ala dura republicana y el expresidente Donald Trump, no consigue los votos necesarios entre su propio partido para alcanzar el puesto. Los legisladores demócratas y una amplia mayoría de senadores y congresistas republicanos apoyan el envío de ayuda militar a Ucrania, que consideran una cuestión de seguridad nacional: una derrota de Kiev dejaría a una Rusia crecida a las puertas de la OTAN y debilitaría los valores democráticos y el Derecho internacional en todo el mundo, consideran. Washington ha enviado ya más de 75.000 millones de dólares en ayuda de defensa al Gobierno de Volodímir Zelenski, incluidos sistemas de misiles de larga distancia ATACMS. Pero el ala más radical de la bancada republicana en la Cámara de Representantes se opone a continuar esa asistencia sin una fecha para su fin o el logro de objetivos claros. Dada la exigua mayoría con que los republicanos dominan esa institución, su influencia es desproporcionada. El mes pasado lograron impedir la aprobación de una nueva partida de ayuda para Kiev; los fondos que la Casa Blanca trata ahora de sacar adelante. Horas antes de su discurso, Biden había conversado por teléfono con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, quien en la red social X, la antigua Twitter, manifestó que su homólogo estadounidense le había reiterado el apoyo de Washington “durante todo el tiempo que sea necesario”. Al presentar los dos casos juntos, y vincularlos con la seguridad en la frontera —una de las causas que los republicanos defienden con entusiasmo— la Casa Blanca calcula que tendrá más posibilidades de lograr luz verde para su petición de asistencia. En el caso de la ayuda al aliado en Oriente Próximo, las críticas pueden venir de las filas demócratas. El ala progresista del partido reclama que Washington exija un alto el fuego en la guerra. Esta formación, especialmente sus simpatizantes más jóvenes, se ha

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El director de la NASA anuncia una comisión para estudiar “tantas sospechas sobre alienígenas”

El País .– Bill Nelson asegura, durante una visita diplomática en Argentina, que un comité de científicos prepara un informe que estará listo “el mes que viene”.   El director de la NASA, Bill Nelson, ha anunciado durante una visita oficial en Buenos Aires que un comité de científicos prepara un informe que pondrá negro sobre blanco sobre “tantas sospechas sobre alienígenas”. El resultado, dijo, estará listo en agosto. “Esperen hasta el mes que viene para tener su respuesta”, ha dicho en la Casa Rosada, tras reunirse con el presidente argentino, Alberto Fernández.   Nelson, excongresista demócrata que tiene a su cargo la agencia espacial de Estados Unidos desde mediados de 2021, ha querido calmar las aguas tras las preguntas de la prensa. El miércoles, durante una sesión del Congreso estadounidense, un exoficial de inteligencia acusó al Pentágono de ocultar naves de origen extraterrestre y “restos no humanos”. “Los avistamientos no son raros ni aislados”, dijo David Grusch, antiguo miembro de la Fuerza Aérea, y consiguió una poco frecuente armonía entre republicanos y demócratas en la cámara: legisladores de los dos partidos pidieron que el Gobierno acabe con el secretismo sobre los avistamientos de objetos no identificados.     Bill Nelson, antiguo congresista por Florida y reservista del Ejército estadounidense durante la guerra de Vietnam, estuvo estos días en Buenos Aires durante una gira sudamericana que lo llevó a Brasil y que terminará en Colombia la semana que viene. “Verán un brillo en mis ojos”, bromeó ante las preguntas de un periodista de la televisión pública argentina que le consultó sobre sus conversaciones con Fernández y sobre la polémica en el Congreso de su país.     Alberto Fernández saluda a Bill Nelson, el 27 de junio en Buenos Aires.MARIA EUGENIA CERUTTI (PRESIDENCIA) Nelson contó que el presidente le había preguntado sobre su viaje al espacio –en 1986, Nelson fue el segundo congresista en la historia de Estados Unidos en volar en una misión de la NASA– y dio detalles sobre un informe que había encargado a especialistas para zanjar “tantas sospechas sobre alienígenas”. “Designé un comité de científicos distinguidos”, dijom “y hasta que lo escuchen puedo decirles que están considerando usar nuestros sensores espaciales para intentar determinar qué pasa con este fenómeno”.   La conversación sobre los objetos voladores sin identificar empezó a encenderse entre algunos legisladores de Washington en 2020, cuando el Pentágono difundió una serie de videos previamente clasificados de pilotos implicados en tres incidentes separados de 2004 y 2015, en los que parecían observarse encuentros con ovnis. La inteligencia estadounidense dijo entonces que si bien no existían pruebas de actividad extraterrestre asociada con esos objetos, tampoco la descartaron categóricamente. A principios de este año, se disparó con las noticias de que el Pentágono recopiló 247 informes sobre ovnis en 17 meses, casi tantos como en los 17 años previos. En abril la cifra escaló hasta 650.     La noticia ha despertado el humor político en Argentina, que atraviesa un año electoral en el que el presidente ha desistido de perseguir la reelección entre la crisis económica y las peleas en su Gabinete. El martes, en un repaso de su gestión en un congreso agropecuario, el presidente lamentó las constantes dificultades que atravesó su periodo presidencial, que termina en diciembre. “En mi Gobierno ha pasado de todo, solo falta que lleguen los marcianos”, dijo. Este jueves, las redes sociales no se lo perdonaron.     Nelson viajó a Buenos Aires para hacer oficial la adhesión de Argentina los esfuerzos internacionales con los que Estados Unidos propone volver a llevar astronautas a la luna en 2025. Argentina es el vigésimo octavo país que firma los acuerdos Artemis, un plan de “exploración pacífica” de la vía láctea.

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Estados Unidos se arriesga a una rebaja de calificación por la crisis de deuda

El País .- La agencia Fitch pone bajo vigilancia la nota del Tesoro ante el bloqueo para elevar el techo de endeudamiento La crisis de la deuda de Estados Unidos se deja sentir cada vez más en los mercados. Los tipos de interés, las cotizaciones bursátiles y otros títulos se mueven condicionados por el riesgo de que el Tesoro no sea capaz de hacer frente a todas sus obligaciones a principios de junio. Las dudas se trasladan a las agencias de calificación. En la crisis gemela de 2011, Standard & Poor’s retiró la calificación de máxima solvencia a Estados Unidos. Ahora es Fitch, otra de las tres grandes, la que ha puesto en revisión la máxima nota, según ha anunciado este miércoles. Las negociaciones siguen sin culminar y la cuenta atrás avanza. Nadie sabe a ciencia cierta en qué momento Estados Unidos podría quedarse sin dinero para pagar todas las facturas. Yellen ha comunicado por carta al Congreso que es altamente probable que eso ocurra a principios de junio y “potencialmente tan pronto como el 1 de junio”, aunque dejando la puerta abierta a que la llamada fecha X (cuando el Tesoro agota su posición de tesorería y su capacidad para adoptar medidas extraordinarias sin incurrir en nueva deuda) llegue más adelante.   Este miércoles Yellen ha señalado que si llegase ese momento no sería sencillo priorizar unos gastos y facturas frente a otros, porque el sistema no está diseñado para ello. Los analistas creen que lo más dañino para la economía sería dejar de atender algún pago de intereses o vencimiento de deuda pública, pero Yellen puede maniobrar y evitarlo. Es decir, se puede rebasar la fecha X, incumplir algunas obligaciones y no entrar en impago de las emisiones de deuda.   En cualquier caso, a medida que se acerca la fecha, los riesgos aumentan. Este miércoles Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de representantes, se ha mostrado convencido de que habrá acuerdo, pero a la vez ha responsabilizado al presidente Joe Biden, de la posibilidad de que no lo haya.   En ese contexto, Fitch Ratings ha situado la calificación crediticia “AAA” de Estados Unidos en vigilancia negativa. La decisión, según ha explicado la agencia en un comunicado, refleja el aumento del partidismo político que está impidiendo alcanzar una resolución para elevar o suspender el límite de deuda a pesar de la proximidad de la fecha X. Fitch sigue esperando una resolución sobre el límite de deuda antes de esa fecha. Sin embargo, considera que han aumentado los riesgos de que no sea así y, en consecuencia, de que el Gobierno pueda empezar a incumplir los pagos de algunas de sus obligaciones.   Fechas de alto riesgo “Las tensiones en torno al techo de la deuda, el hecho de que las autoridades estadounidenses no aborden de manera significativa los retos fiscales a medio plazo, que conducirán a un aumento de los déficits presupuestarios y a una creciente carga de la deuda, señalan riesgos a la baja para la solvencia crediticia de Estados Unidos”, explica la agencia en un comunicado.   Estados Unidos alcanzó su límite de deuda de 31,381 billones de dólares el 19 de enero pasado. El Tesoro comenzó a tomar medidas extraordinarias para evitar rebasar el techo, pero el margen se agota. El saldo de caja del Tesoro alcanzó los 76.500 millones de dólares el 23 de mayo y hay pagos importantes vencen el 1 y 2 de junio, las primeras fechas de alto riesgo.   La priorización de los pagos a los títulos de deuda sobre otras facturas evitaría un impago en términos financieros, pero no parece apropiado para una calificación AAA. Del mismo modo, evitar el impago por medios no convencionales como acuñar una moneda de un billón de dólares o invocar la 14ª enmienda es poco probable que sea coherente con la máxima calificación y también podría ser objeto de impugnaciones legales, explica Fitch.   “Creemos que el incumplimiento de los pagos completos y puntuales de los títulos de deuda es menos probable que llegar a la fecha X y es un evento de muy baja probabilidad”. Tal incumplimiento llevaría a rebajar la calificación a Impago Restringido (RD). Los títulos de deuda afectados se rebajarían a D, de default, impago. Además, otros títulos de deuda a largo plazo con vencimiento en los 30 días siguientes probablemente se rebajarían a CCC, y las letras del Tesoro a corto plazo con vencimiento en los 30 días siguientes probablemente se rebajarían a C, calificaciones de bonos basura.   Los demás títulos de deuda con vencimiento superior a 30 días probablemente se rebajarían a la calificación posterior al impago y Fitch apunta a una posible calificación de AA-, tres escalones por debajo de la máxima. “Fitch esperaría que cualquier impago de la deuda fuera relativamente breve. Sin embargo, un escenario de impago más prolongado podría tener implicaciones más graves para la calificación del país tras el impago”, añade.   En 2011, con Barack Obama como presidente, un acuerdo parlamentario con recortes de gasto salvó a Estados Unidos del impago, cuando quedaban 72 horas para que se agotase el dinero. En el camino, Obama se dejó crédito político y la agencia de calificación Standard & Poor’s retiró al Tesoro su calificación AAA. En plena crisis de la deuda europea, hubo sacudidas en los mercados y daño a la economía. En 2013, Obama rechazó negociar y el Congreso acabó subiendo el techo de deuda sin condiciones.  

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Sam Altman (ChatGPT), en el Capitolio: “Si la inteligencia artificial sale mal, puede salir muy mal”

El País .- El cofundador de OpenAI comparece ante el Senado estadounidense para defender los beneficios y alertar de los riesgos de la tecnología revolucionaria Un ambiente de cordialidad reinó este martes por la mañana durante la primera audiencia sobre inteligencia artificial celebrada en el Capitolio. El tono fue muy distinto del de los agresivos interrogatorios celebrados en el pasado entre senadores estadounidenses y fundadores de redes sociales como Facebook o, más recientemente, el presidente ejecutivo de TikTok. Nadie parecía interesado en empezar con mal pie una relación que se promete larga y complicada. Ayudó que el invitado estrella, Sam Altman, cofundador de OpenAI, creadora de ChatGPT, la herramienta más poderosa creada por la humanidad en ese campo, se sentara ante los miembros de ambos partidos de la Comisión Judicial, de acuerdo por una vez, y les pidiera una actuación urgente: “Es esencial regular la inteligencia artificial, y que esas normas garanticen que el público acceda a los muchos beneficios de esta tecnología”, dijo en su parlamento inicial. ”Mi peor miedo es que esta tecnología salga mal. Y si sale mal, puede salir muy mal”. Altman añadió que comprendía que la “gente esté ansiosa por cómo [la IA] puede cambiar la forma en que vivimos”. “Pero creemos que podemos y debemos trabajar juntos para identificar y gestionar las posibles desventajas para que todos podamos disfrutar de las tremendas ventajas”, remató. Entre ellas, citó el modo en que la IA podría “ayudar a lograr nuevos descubrimientos y a abordar algunos de los mayores desafíos de la humanidad, como el cambio climático y la cura del cáncer”. También recordó que OpenAI, que ha registrado un meteórico ascenso empresarial en solo unos meses, es una “entidad sin ánimo de lucro” y que él no cobra “más dinero que el suficiente para cubrir la seguridad social”, ni tiene acciones en la compañía. “Es simplemente porque amo lo que hago”. Altman también discutió con aparente empatía los mayores desafíos que su revolucionaria herramienta traerá para el futuro del trabajo, en los modos en los que su uso irresponsable puede afectar en la difusión de desinformación, en los resultados de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos o en el trabajo de las industrias creativas. “Esta audiencia está siendo histórica”, dijo tras escuchar las primeras conciliadoras respuestas de Altman el veterano senador Dick Durbin (Illinois), presidente de la comisión. “Perdí la cuenta de la cantidad de personas y entidades del sector privado que se presentaron aquí para tratar de hacernos creer que la economía prosperaría si los legisladores nos quitábamos de en medio”. El ejemplo de las armas nucleares Altman fue un poco más allá a continuación: “Estados Unidos debe ser el primer país en hacer algo. Pero creo que, por muy quimérico que suene, también opino que esto debería ser también un esfuerzo de alcance global”. En ese sentido, abogó por crear una organización internacional que establezca estándares para la IA, al estilo de cómo se ha hecho en el pasado con “las armas nucleares”. A su lado, se sentaron la ejecutiva de IBM, Christina Montgomery, que pidió a los legisladores que fueran específicos en su regulación (”no es lo mismo que la tecnología se emplee en ayudar a elegir este o aquel restaurante o que se haga para tomar decisiones sobre empleo o vivienda”), y Gary Marcus, profesor emérito de la Universidad de Nueva York, que aportó los puntos de vista más críticos de la mañana y describió “una tormenta perfecta de irresponsabilidad corporativa, penetración extraordinaria y falta de regulación y de confianza”. “La humanidad está yendo por detrás esta vez”, sentenció. Los tres coincidieron con los legisladores en la importancia de no cometer “los mismos errores” que con las redes sociales. “Actuamos muy lentamente. Muchas decisiones desafortunadas tuvieron consecuencias duraderas”, dijo Marcus. “Las decisiones que tomemos ahora tendrán efectos durante décadas, tal vez incluso siglos”. A la petición del senador de Luisiana John Neely Kennedy de que aportaran medidas para diseñar esa regulación en la que todos parecían de acuerdo, Marcus sugirió crear una agencia, del tipo de la FDA (que controla el mercado de los medicamentos en Estados Unidos) para establecer un examen previo a las nuevas herramientas y otra que haga un seguimiento posterior una vez estén en el mercado, así como la creación de maneras de financiación para intervenir en la investigación para el futuro. La primera propuesta de Altman coincidió en la necesidad de crear una agencia que dé y quite licencias a las empresas de IA, y que garantice “el cumplimiento de las normas”. La segunda pasaría por crear “un conjunto de estándares de seguridad”. ¿La tercera? “Crear protocolos para descubrir cuándo un modelo es capaz de replicarse a sí mismo”. Ese temor, que parece tomado de una novela barata de ciencia ficción, es, según los expertos, uno de los mayores desafíos de la IA para el futuro de la humanidad. Algunos senadores subrayaron el hecho de que Chat GPT haya conseguido 100 millones de usuarios en dos meses. Algunos de esos usuarios se sentaron este martes del lado de las preguntas en el Capitolio. El demócrata Richard Blumenthal (Connecticut) reprodujo un audio que imitaba su voz, creado por la herramienta tecnológica de moda. Marsha Blackburn (Tennessee) explicó que durante el fin de semana había pedido a la máquina que inventara una canción del artista de country Garth Brooks, mientras que Amy Klobuchar (Minnesota) descubrió con gran “agrado” que a la pregunta de cuáles son los tres mejores músicos de la historia, obtuvo de ChatGPT una respuesta que incluía a dos nacidos en su Estado: Prince y Bob Dylan.

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Biden cancela parte de su gira por Asia-Pacífico para centrarse en las negociaciones sobre el techo de la deuda

El País .- Tras una reunión entre el presidente y los líderes del Congreso, los republicanos apuntan que podría llegarse a un acuerdo esta misma semana La necesidad de encontrar una solución al problema del techo de la deuda estadounidense apremia. Tanto, que el presidente Joe Biden ha optado por acortar la gira de una semana que tenía prevista por Asia Pacífico, según ha confirmado este martes la Casa Blanca de manera oficial. Llegará, como estaba previsto, el jueves a Japón para participar en la cumbre del G7 en Hiroshima este fin de semana, donde la guerra en Ucrania tendrá un papel destacado. Pero ha cancelado las etapas que tenía previstas inmediatamente después, a Australia y una histórica visita a Papúa Nueva Guinea, para regresar a Washington y continuar las negociaciones económicas. Biden viajará de regreso el domingo tras la clausura de la cumbre “para reuniones con los líderes del Congreso que garanticen que el Congreso toma medidas dentro del plazo para evitar impagos”, ha indicado la portavoz presidencial, Karine Jean-Pierre, en un comunicado. El anuncio confirma lo que se venía rumoreando desde hacía días y pone de relieve la urgencia de evitar una quiebra técnica de consecuencias potencialmente catastróficas para la economía de Estados Unidos y de todo el mundo. Los economistas advierten de pérdidas de puestas de trabajo y del fantasma de una recesión en el país si no se encuentra una solución. La Administración ya llegó al límite de gasto que tiene autorizado por el Congreso, 31,4 billones de dólares, en enero y desde entonces funciona con medidas extraordinarias. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advierte que el Gobierno podría quedarse sin dinero para hacer frente a sus pagos el día 1 de junio. En una comparecencia pública este martes, indicaba que la falta de un acuerdo ya comienza a notarse en los mercados financieros. La declaración de Jean-Pierre se ha publicado inmediatamente después de una nueva reunión de Biden con los dirigentes del Congreso: el líder del Senado, el demócrata Michael Schumer; el jefe de la minoría republicana en ese foro, Mitch McConnell; el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, y el cabeza de los congresistas demócratas, Hakeem Jeffries. Era la segunda en una semana y no ha habido fumata blanca, ni se la esperaba. Demócratas y republicanos mantienen posiciones aún muy distantes, según insisten ambos partidos. Pero comienzan a entreverse rendijas en las posturas de unos y otros por las que podría llegarse a un pacto que permita evitar el desastre. Biden ha venido insistiendo en que “podremos lograrlo”. En una comparecencia ante la prensa tras el encuentro, McCarthy apuntaba que “es posible llegar a un acuerdo para el fin de semana”. Una de las novedades, según McCarthy, es que Biden ha “cambiado el alcance” de quiénes intervienen en las negociaciones de los respectivos equipos para tratar de llegar a un acuerdo, que habían avanzado con gran lentitud en la última semana. Ambas partes contarán con negociadores específicos para continuar las conversaciones. “La estructura de cómo negociamos ha mejorado”, según el presidente de la Cámara de Representantes. Los republicanos reclaman drásticos recortes en el gasto público, entre ellos en apartados de asistencia social, para dar el visto bueno a una suspensión del límite de la deuda o su ampliación. La Casa Blanca exigía una aprobación sin ningún tipo de condiciones, aunque ha flexibilizado un tanto su postura. Los demócratas ahora apuntan que será necesaria legislación con el respaldo de ambos partidos para evitar los impagos, y el propio Schumer ha expresado su compromiso y el de Jeffries para conseguir ese tipo de medida. La cancelación de la segunda parte del viaje presidencial a Asia- Pacífico es algo que algunos republicanos habían venido reclamando ante el escaso margen de tiempo que queda para la negociación. “Una vez que se alcance un acuerdo todavía quedará mucho trabajo por hacer”, advertía este martes el senador John Cornyn, republicano de Texas. Pero la renuncia a las etapas de Australia y Papúa Nueva Guinea representa un golpe para la estrategia geopolítica de la Administración Biden, que ha hecho una prioridad del desarrollo de una tupida red de alianzas en la región para responder al auge de China. En Sídney, el inquilino de la Casa Blanca iba a participar en una cumbre del Quad, el grupo informal constituido por EE UU, Japón, Australia e India. En Port Moresby iba a reunirse con los líderes de las naciones isleñas del Pacífico, un grupo de países de gran valor estratégico con el que Washington ha intensificado sus lazos de modo exponencial en el último año. También planeaba firmar un acuerdo de cooperación en materia de Defensa con el Gobierno de Papúa Nueva Guinea, en lo que hubiera sido la primera visita de un presidente estadounidense a ese país oceánico en la Historia. “Revitalizar y reforzar nuestras alianzas y hacer progresar asociaciones como el Quad siguen siendo una prioridad clave para el presidente”, asegura Jean-Pierre, que promete que su Gobierno encontrará “otras vías” para impulsar sus lazos con Australia, Papúa Nueva Guinea y las islas del Pacífico a lo largo del próximo año.

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Yellen advierte de que Estados Unidos puede quedarse sin dinero desde el 1 de junio

El País .-La secretaria del Tesoro urge al Congreso a suspender o elevar cuanto antes el techo de deuda La cuenta atrás está en marcha y el final se acerca. Si el Congreso de Estados Unidos no adopta alguna medida este mes, las consecuencias para la economía pueden ser catastróficas, en palabras de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Yellen envió el lunes una carta a los líderes republicanos y demócratas de la Cámara de Representantes urgiéndoles a que aprueben o suspendan el techo de deuda. Si no lo hacen, el Gobierno federal podría quedarse sin dinero para cumplir sus obligaciones tan pronto como el 1 de junio. La batalla política está servida. Los republicanos, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, quieren imponer al Gobierno de Joe Biden recortes a cambio de aumentar el techo de deuda, pero sin cargar con la impopularidad de decir cuáles. Además, exigen que Biden derogue algunas de sus medidas estrella de la mitad de su mandato. Han aprobado una proposición de ley en ese sentido, aunque no tiene ningún futuro en el Senado, controlado por los demócratas. La Casa Blanca, además, lo considera un chantaje y pide que se eleve el techo de deuda sin condiciones. Biden ha llamado este lunes a los líderes del Congreso destinatarios de la carta de Yellen para convocarles a una reunión el martes de la semana próxima, 9 de mayo, en la Casa Blanca. Se trata de Kavin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes; Hakeen Jeffries, líder demócrata en dicha Cámara; Chuck Schummer, líder de los demócratas en el Senado, y Mitch McConnell, líder de la minoría republicana en la Cámara alta. El límite de deuda se alcanzó en enero y el Tesoro consiguió un poco de colchón con medidas extraordinarias. La batalla no tenía plazo hasta el lunes, con la nueva carta de Yellen. “Tras revisar los ingresos fiscales federales recientes, nuestra mejor estimación es que seremos incapaces de seguir satisfaciendo todas las obligaciones del Gobierno a principios de junio, y potencialmente ya el 1 de junio, si el Congreso no eleva o suspende el límite de deuda antes de esa fecha”, indica. Yellen explica que esa estimación se basa en los datos actualmente disponibles, ya que los ingresos y desembolsos federales son inherentemente variables, y precisa que la fecha real en que el Tesoro agote las medidas extraordinarias podría ser varias semanas posterior. “Es imposible predecir con certeza la fecha exacta en que el Tesoro no podrá pagar las facturas del Gobierno”, añade. La secretaria del Tesoro avisa de que es necesario tomar medidas cuanto antes: “Hemos aprendido de anteriores estancamientos del límite de deuda que esperar hasta el último minuto para suspender o aumentar el límite de deuda puede causar graves daños a la confianza de las empresas y los consumidores, elevar los costes de los préstamos a corto plazo para los contribuyentes y afectar negativamente a la calificación crediticia de Estados Unidos”, dice. En el pasado, incluso las amenazas de que el Gobierno de Estados Unidos podría incumplir sus obligaciones han causado daños reales, incluyendo la única rebaja de la calificación crediticia en la historia de Estados Unidos en 2011, cuando perdió la AAA. El límite de la deuda es la cantidad total de dinero que el Gobierno de los Estados Unidos está autorizado a pedir prestado para hacer frente a sus obligaciones legales existentes, incluidas las prestaciones de la Seguridad Social y Medicare, los salarios militares, los intereses de la deuda nacional, las devoluciones de impuestos y otros pagos. Está fijado en la actualidad en 31,381 billones de dólares. “Si el Congreso no aumenta el límite de deuda, causaría graves dificultades a las familias estadounidenses, perjudicaría nuestra posición de liderazgo mundial y plantearía dudas sobre nuestra capacidad para defender nuestros intereses de seguridad nacional”, señala en su carta la secretaria del Tesoro. En un caso extremo, la imposibilidad del Gobierno federal para endeudarse podría conducir a una suspensión del pago de la deuda, algo sin precedentes que sacudiría los mercados y arrastraría al país a una recesión. Antes que alcanzar la suspensión de pagos de la deuda, Estados Unidos podría tratar de poner en marcha soluciones creativas para no superar el límite. Por ejemplo, emitir deuda con un valor nominal bajo pero tipos de interés muy altos. Con ella podría obtener más recursos sin superar el valor nominal de deuda en circulación. También se ha barajado como hipótesis teórica la posibilidad de emitir un billete o moneda multimillonario con el que hacer frente a los gastos. Todas esas alternativas tienen contraindicaciones, pero no tantas como la suspensión del pago de la deuda. El Tesoro empezó a tomar medidas extraordinarias en enero, pero sigue actuando para tratar de ganar tiempo. Yellen ha anunciado que suspende la emisión de valores del Tesoro de la Serie de Gobiernos Estatales y Locales (SLGS, por sus siglas en inglés). Los SLGS son valores del Tesoro con fines especiales emitidos a Estados y municipios para ayudarles a cumplir determinadas normas fiscales. Cuando el Tesoro emite SLGS, se descuentan del límite de deuda. El Tesoro señala que toma esta medida para gestionar los riesgos asociados al límite de deuda, “pero no está exenta de costes, ya que privará a los gobiernos estatales y locales de una importante herramienta para gestionar sus finanzas”, dice.

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Dos tiroteos masivos en California reavivan el debate sobre el control de armas en Estados Unidos

Biden insta al Congreso a prohibir las armas de asalto y elevar la edad legal para comprarlas a los 21 años El cómputo de tiroteos masivos en Estados Unidos es tan abultado como volátil: las cifras se quedan cortas en lo que tarda en vaciarse el cargador de una pistola semiautomática o un rifle de asalto, el tipo de armamento más utilizado en estos ataques. En lo que va de año, se han registrado en todo Columna Digital al menos 39 tiroteos masivos —aquellos con al menos cuatro heridos o muertos, sin contar el agresor, es la definición estándar―, según el pormenorizado conteo del grupo Gun Violence Archive.   Dos de ellos, que han dejado un total de 18 muertos en apenas tres días en California, han vuelto a suscitar el inveterado debate sobre el control de armas y, en concreto, sobre dos aspectos definitorios de los sucesos más sangrientos, los que saltan a los titulares: el uso de las armas de asalto o combate, con gran potencial mortífero, y la edad mínima legal para adquirirlas, ya que los datos corroboran la creciente juventud de los autores. Aunque las investigaciones no han concluido, los primeros indicios apuntan que los responsables de las matanzas de Monterey Park y Half Moon Bay, en esta ocasión un septuagenario y un sexagenario, respectivamente, de origen asiático, usaron para perpetrar las matanzas una pistola semiautomática, teóricamente ilegal en un Estado con una de las legislaciones más restrictivas del país.   En el lapso comprendido entre estos dos últimos tiroteos, la veterana senadora demócrata por California Dianne Feinstein ha presentado este lunes un proyecto de ley para prohibir las armas de asalto y los cargadores de gran capacidad, así como para elevar a 21 años la edad mínima para comprar este armamento de combate. Feinstein colaboró en 1994 con el entonces senador Joe Biden para lanzar la ley de Prohibición de Armas de Asalto, que durante su década de vigencia vio cómo los tiroteos masivos se reducían en Columna Digital, defienden los demócratas. “Pero los republicanos dejaron expirar la ley en 2004 y se permitió de nuevo la venta de esas armas, [y] los tiroteos masivos se triplicaron”, recordaba este lunes en un comunicado el presidente Biden, a la vez que urgía a las dos Cámaras a relanzar la ley. La iniciativa de Feinstein está copatrocinada por correligionarios como el senador por Connecticut Chris Murphy, una de las voces más combativas por la regulación. Connecticut es el Estado marcado para siempre por la matanza en el colegio de Sandy Hook, en 2012, con 26 muertos, 20 de ellos menores, pero también el que tras el suceso espoleó el activismo por el control de armas. La denominada Ley Bipartidista de Comunidades más Seguras, aprobada por el Congreso en junio pasado, puso punto final a casi 30 años de bloqueo político. Fue saludada como un avance histórico, pero el alcance de la legislación se quedó corto para los objetivos del propio Biden al soslayar lo relativo al uso de armas de asalto y la edad legal para comprarlas, así como otras recomendaciones más estrictas sobre la conocida como “ley de bandera roja”, vigente por ejemplo en Nueva York y California, y que permite confiscar previa autorización judicial las armas a una persona que demuestre ser un peligro para sí misma o para terceros; la ley bipartidista solo da indicaciones al respecto a los Estados.   Cuando se adoptó dicha legislación, que dio respuesta a la conmoción provocada por las matanzas de Búfalo (Nueva York) y Uvalde (Texas), con 10 y 19 muertos respectivamente, “dije que aún quedaba trabajo por hacer para garantizar la seguridad de nuestras comunidades y evitar que las armas de fuego peligrosas [las de asalto] caigan en manos peligrosas”, recuerda Biden en el comunicado difundido este lunes. Según el conteo de Gun Archive Violence, de los 269 tiroteos masivos registrados en 2014 se pasó a 611 en 2020, el primer año de la pandemia.   La aprobación por el Congreso de la ley bipartidista de control de armas tuvo mucho que ver con la composición de las Cámaras, controladas entonces por los demócratas con ajustada mayoría en el Senado y holgado margen de maniobra en la Cámara de Representantes. El trámite en el Senado salvó el arcaico filibusterismo, que requiere 60 votos favorables del total de 100 para aprobar cualquier ley de calado, gracias al apoyo de 15 senadores republicanos. Pero las elecciones de medio mandato celebradas en noviembre dieron el control de la Cámara baja a los republicanos, entre cuyas filas se han hecho fuertes, como demostró la ardua elección del presidente o portavoz Kevin McCarthy, elementos extremos, alrededor del 10% de la bancada, afines al lobby de las armas cuando no entusiastas adalides de su uso. El margen de maniobra de McCarthy ha quedado en manos de esa minoría. A la acción legislativa, a cara de perro, de los próximos dos años habrá de sumarse la postura del Tribunal Supremo, el más conservador en los últimos 80 años, ante eventuales recursos de inconstitucionalidad sobre la Segunda Enmienda, que consagra el derecho a portar armas. Como el que el Alto Tribunal resolvió en junio pasado, precisamente el mismo día que el Congreso aprobaba la ley bipartidista de control de armas, dando la razón a dos particulares del Estado de Nueva York que habían reclamado su derecho a llevar armas en la calle sin tener que justificar el motivo para hacerlo. El fallo rebasa los límites de Nueva York y fue recibido como un espaldarazo por los defensores de las armas. Las espadas están en alto entre la facción más ultra de los republicanos y la jurisprudencia del Supremo, por un lado, y los partidarios de poner límites al imperio de las armas: una enconada pelea que definirá también lo que queda de mandato de Biden hasta las presidenciales de 2024.   Fuente: ColumnaDigital

Dos tiroteos masivos en California reavivan el debate sobre el control de armas en Estados Unidos Leer más »

El ala dura republicana provoca un fracaso histórico en la elección del líder de la Cámara de Representantes de EE UU

Kevin McCarthy pierde las tres primeras votaciones para ser elegido ‘speaker’, algo que no había ocurrido en 100 años. Deberá haber nuevas rondas hasta que alguien logre una mayoría   Este martes debía ser un día de celebración para el Partido Republicano en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Tras cuatro años de dominio demócrata, los conservadores recuperaron la mayoría en las elecciones de medio mandato de noviembre. Sin embargo, los que parecían de fiesta eran los demócratas, mientras los republicanos se cocían en su propia salsa. La nueva legislatura ha arrancado con la falta de acuerdo de los republicanos para nombrar un nuevo presidente de la Cámara baja. Kevin McCarthy, el candidato conservador, ha perdido las tres primeras votaciones por la rebelión del ala dura de su formación, que ha optado por nombres alternativos. Es la primera vez en un siglo que ocurre.   Un total de 19 representantes republicanos dieron la espalda a McCarthy en la primera y segunda votación y en la tercera aún se sumó uno más a los rebeldes. Hacia las 17.30 horas de Washington (23.30 en la España peninsular), la Cámara decidió levantar la sesión y continuar este miércoles. Pese a la humillación desde sus propias filas, el candidato se resiste a tirar la toalla y muchos de sus partidarios se niegan a buscar un sustituto. McCarthy se muestra dispuesto a que se vote una y otra vez, sabedor de que por ahora no hay una alternativa viable. La falta de elección del nuevo speaker impide que la Cámara pueda empezar a funcionar. La votación debe repetirse tantas veces como sea necesario para alcanzar una mayoría, sea por parte de McCarthy o por otro candidato. El récord es de 133 rondas en 1855, lo que supuso un bloqueo de dos meses en la actividad parlamentaria.   Si todos los representantes participan, McCarthy necesita obtener 218 votos para lograr su objetivo, pero solo llegó en las dos primeras rondas a 203 y en la tercera, aún perdió un voto. Parece lejos de su propósito, pero incluso si acabara siendo elegido, estaría en una posición de debilidad. La amenaza de que la mayoría republicana sea ingobernable se ha hecho patente ya con toda crudeza.   Los republicanos lograron en las elecciones del 8 de noviembre una mayoría estrecha, muy lejos de sus expectativas de una marea roja (el color de su partido) que había pronosticado el expresidente Donald Trump. Cuentan con 222 escaños, frente a los 212 demócratas (pues un representante de este partido falleció tras ser elegido). Para ser proclamado presidente de la Cámara de Representantes se necesita una mayoría absoluta de los que participen en la votación y desde muy pronto se ha visto que McCarthy no contaba con el apoyo de todos los suyos para convertirse en el sucesor de Nancy Pelosi, la anterior presidenta de la Cámara.   McCarthy, congresista por California de 57 años, ha intentado hacer concesiones al ala dura de la formación, pero eso no ha bastado para asegurarse el cargo. Aceptó incluso una regla procedimental que amenazaba con convertirle en rehén de los congresistas díscolos de su partido durante los dos años de su hipotético mandato: la que permite instar un voto de censura para destituirlo solo con que cinco representantes lo pidan. También hizo otras concesiones, pero no han sido suficientes para el ala derechista del partido (el Freedom Caucus, o Grupo de la Libertad).   La representante republicana por Nueva York Elise Stefanik, un perfil en alza en su grupo, ha presentado la candidatura de McCarthy asegurando que nadie como él ha trabajado tan duro para lograr la nueva mayoría republicana. Ha sido el líder de la minoría durante los últimos cuatro años y cuenta con el apoyo de los moderados de su partido. Su gran ambición política es lograr ese cargo que de momento se le escapa y que es la tercera mayor autoridad de Estados Unidos, solo por detrás del presidente, Joe Biden, y de la vicepresidenta, Kamala Harris.   McCarthy, sin embargo, se ha ganado enemigos internos. Hay quienes le acusan de haber hecho demasiadas concesiones a los demócratas y también quienes le responsabilizan parcialmente de la decepción electoral del 8 de noviembre. Otros han aprovechado la posición de fuerza que les da la estrecha mayoría republicana para tratar de imponer sus condiciones en el funcionamiento de la Cámara.   Aunque McCarthy ha tenido algunos rifirrafes con Trump, el expresidente ha tratado de convencer a sus partidarios de que le apoyasen, pero sin éxito. También le ha mostrado su apoyo la muy radical Marjorie Taylor-Greene, que antes era opositora, pero tampoco ha sido capaz de convencer a los suyos.   Los demócratas han aprovechado la nominación de su propio candidato, Hakeem Jeffries, para subrayar la unidad de su partido en contraste con la bancada contraria. El legislador demócrata Pete Aguilar ha presentado a Jeffries en una intervención mucho más aplaudida y celebrada por los demócratas que la de Stefanik por los republicanos. “Los demócratas están unidos”, ha proclamado.   Caras de funeral De hecho, la división republicana y el cierre de filas demócrata ha provocado que Jeffries haya sido el más respaldado en la primera votación, con 212 votos. Por detrás ha quedado McCarthy, con 203, y en tercer lugar, Andy Biggs, un aspirante alternativo propuesto por parte de los díscolos, con 10. El cuarto ha sido otro republicano, Jim Jordan, que ni siquiera había presentado su candidatura, dentro de otros nueve votos dispersos en el partido, que dio un espectáculo de división que llevó a que entre los republicanos se extendieran las caras de funeral en un día que debía ser festivo.   En la segunda y tercera votación, los díscolos han concentrado sus votos en Jim Jordan, que ha recibido 19 y 20 apoyos en ellas. Lo curioso es que el propio Jordan ha votado por McCarthy, al que considera su candidato y para el que ha pedido el respaldo del resto de miembros de su partido.   El escenario que se abre es incierto. Es difícil que la

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El jefe de gabinete de Trump quemó documentos en la Casa Blanca antes del ataque al Capitolio, según una testigo

Cassidy Hutchinson declaró al comité que investiga el 6 de enero que Mark Meadows destruyó papeles oficiales en “una docena de ocasiones”   Al comité del Congreso que ha investigado el ataque al Capitolio aún le quedaban ases en la manga. Tras publicar el pasado jueves su monumental informe de 814 páginas, resultado de 18 meses de pesquisas sobre lo sucedido en Washington el 6 de enero de 2021, sus nueve miembros han ido compartiendo con la prensa transcripciones en bruto de las entrevistas con algunos de los testigos más importantes. Esos envíos incluyen revelaciones como la sepultada entre los centenares de páginas que ocupan las cuatro conversaciones mantenidas con la joven ayudante Cassidy Hutchinson. Esta dijo a Liz Cheney, vicepresidenta de la comisión, que había visto durante diciembre y la primera quincena de enero a su superior, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, quemar documentos “en una chimenea” de la residencia presidencial.   El intercambio llega en la página 41 del primero de los documentos facilitados el martes. Cheney está interrogando a Hutchinson, que protagonizó el pasado 28 de junio una de las audiencias televisadas más sonadas del comité, sobre los 187 minutos que pasaron entre la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que había convocado a miles de sus seguidores a Washington a un mitin que acabó en un ataque violento al Congreso mientras se estaba certificando el triunfo electoral de Joe Biden, y el momento en el que el aún presidente republicano al fin pidió a la turba que se fuera a casa. Es entonces cuando la representante por Wyoming, republicana que se ha convertido en bestia negra del trumpismo y que en enero dejará de ser congresista, anuncia “un cambio de tema”. Cassidy Hutchinson declara el pasado 28 de junio ante el comité que investiga el 6 de enero en el Congreso de Estados Unidos.STEFANI REYNOLDS (AFP)  —”¿Vio en algún momento a Meadows echar documentos a la chimenea?”, pregunta a la testigo. —”Sí, señora”, dice esta. —”¿Con qué frecuencia?” —”Es difícil de decirlo, una o dos veces por semana. (…) En una docena de ocasiones, tal vez un poco más, en ese periodo entre diciembre y mediados de enero, que es cuando encendíamos la chimenea. (…) A él le gustaba alimentarla con troncos durante toda la jornada”. —”¿Le explicó por qué lo hacía?”. —”Nunca se lo pregunté”, respondió Hutchinson en la entrevista, la primera de una serie de cuatro, celebrada el 17 de mayo. La ayudante se declaró también incapaz de saber si esos documentos eran “originales o copias”.   Esas acusaciones, que trascendieron parcialmente antes de verano en sendas informaciones de Politico y The New York Times, aluden también al congresista republicano Scott Perry (Pensilvania). La exempleada de la Casa Blanca recuerda que la quema de papeles se produjo en varias ocasiones tras reuniones de Meadows con aquel, que se implicó con decisión en los esfuerzos de Trump de invalidar los resultados electorales que hicieron presidente a Biden. Pese a que los jueces han desestimado la teoría del fraude electoral en más de 60 ocasiones, Trump y los suyos insisten más de dos años después en ella.   La semana pasada también trascendió que Hutchinson denunció ante el comité que se sintió presionada por su exjefe y su entorno para que no testificara.   En el último paquete de transcripciones también se la ve relatar varias conversaciones en la Casa Blanca en las que se dio carta de naturaleza a las conspiraciones del difuso movimiento QAnon. Por ejemplo, una reunión de diciembre de 2020 con Meadows, el entonces presidente Trump y miembros republicanos del Congreso, incluida la representante del Partido Republicano de Georgia, Marjorie Taylor Greene, una de las más vociferantes propagadoras de los bulos de la extrema derecha estadounidense. “Recuerdo que mencionó a QAnon varias veces, en presencia del presidente, y en privado con Mark”, testificó Hutchinson. “Recuerdo que Mark también tuvo algunas conversaciones sobre cosas más específicas relativas a QAnon, así como sobre las teorías del fraude electoral”.   Con la llegada del nuevo Congreso, cuyos miembros toman posesión el próximo 3 de enero, la comisión del ataque al Capitolio tienen los días contados, pero en Washington se da por hecho que apurarán hasta el final para seguir difundiendo la información que se les quedó en el tintero en el informe hecho público la semana pasada. Entre tanto, media docena de editoriales corren contra reloj para publicar en formato de libro las 814 páginas que recogen el fruto de 18 meses de investigación, incluidas más de mil entrevistas, como las de Hutchinson, así como la revisión de cerca de un millón de documentos. Fuente: El País

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Estados Unidos aprueba una ley exprés para evitar que una huelga de ferrocarriles colapse el país

La nueva norma se ha tramitado en solo dos días e impone un acuerdo que rechazaron parte de los sindicatos Estados Unidos evitará la huelga de ferrocarriles con una ley que ha tramitado en dos días. La Constitución estadounidense permite al Congreso legislar para evitar una huelga de ferrocarriles y los demócratas y los republicanos se han puesto de acuerdo para evitar el colapso de un transporte esencial en las semanas previas a la Navidad. La ley fue aprobada por la Cámara de Representantes este miércoles y por el Senado, el jueves. En la reunión que mantuvo el martes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con los líderes del Congreso de ambos partidos, les planteó como medida más urgente aprobar esta norma para evitar la huelga. Con ella, se impone con fuerza de ley un principio de acuerdo que el Gobierno de Biden promovió entre los representantes de los trabajadores y de las empresas en septiembre, pero que luego fue rechazado por cuatro de los 12 sindicatos involucrados. El acuerdo conlleva una subida salarial del 24% a lo largo de cinco años y otras medidas de flexibilidad que favorecen a los empleados, pero deja fuera un punto clave reclamado por los trabajadores: hasta siete días anuales de baja por enfermedad pagada. El senador demócrata por Vermont, Bernie Sanders, ha propuesto que se introdujese esa mejora en la ley, pero esa propuesta se ha votado de forma separada y ha sido rechazada por la oposición de los senadores republicanos. Devastador Biden ya había pedido al lunes al Congreso que actuara: “Permítanme ser claro: un cierre ferroviario devastaría nuestra economía. Sin el ferrocarril de mercancías, muchas industrias estadounidenses cerrarían”, dijo en un comunicado. “Como presidente orgulloso de estar a favor de los trabajadores, soy reacio a anular los procedimientos de ratificación y las opiniones de quienes votaron en contra del acuerdo. Pero en este caso —en el que el impacto económico de un cierre perjudicaría a millones de trabajadores y familias— creo que el Congreso debe hacer uso de sus poderes para aprobar este acuerdo”, añadía. Biden ha tratado de recuperar el voto trabajador al que en buena medida había seducido Donald Trump y antes de las pasadas elecciones hizo campaña con los sindicatos, pero ahora ha preferido evitar el daño que la paralización de los ferrocarriles haría al país. El Congreso no usaba los poderes extraordinarios que le otorga la Constitución para evitar una huelga de ferrocarriles desde mediados de la última década del pasado siglo. Tras la aprobación de la norma en el Senado (con 80 votos a favor y 15 en econtra), al presidente de Estados Unidos solo le falta ya firmar y promulgar la ley para que entre en vigor y la huelga perjudique a la economía. Problemas en la cadena de suministro por la huelga de ferrocarriles en unas fechas de gran actividad económica y comercial no solo habrían torpedeado la marcha de la economía, sino que habrían reavivado las tensiones inflacionistas que parecen haber cedido ligeramente con el descenso del precio del petróleo y las subidas de tipos de interés aprobadas por la Reserva Federal para enfriar la demanda. El plazo para cerrar un acuerdo vencía el próximo 9 de diciembre y la fecha se acercaba sin entendimiento entre las partes. Como parte de la negociación para aprobar la ley, los republicanos han propuesto que ese plazo límite se extienda por 60 días más. Biden ha expuesto también otras prioridades al llamado Congreso del pato cojo, es decir, el que sigue operando hasta que tomen posesión los elegidos en las urnas el pasado 8 de noviembre. El presidente quiere que se aprueben fondos adicionales para la ayuda militar y económica a Ucrania y la lucha contra la covid. La tramitación de esas posibles medidas, sin embargo, no avanza tan rápido. Fuente: El País

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Biden, el primer presidente octogenario de Estados Unidos

La edad del mandatario es su punto más débil para presentarse a la reelección en 2024. Kansas City, 21 de octubre de 1984. El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, se enfrenta al candidato demócrata, Walter Mondale, de 56 años, en el segundo debate de la campaña de las presidenciales. La prensa ha publicado que Reagan, con 73 años entonces, se ha sentido cansado tras el primer debate. Henry Trewhitt, corresponsal diplomático del Baltimore Sun, uno de los periodistas que participan, se atreve con la espinosa cuestión: ¿Tiene alguna duda de que podrá desempeñar el cargo a pleno rendimiento en caso de una crisis internacional? “En absoluto, señor Trewhitt, y quiero que sepa que tampoco voy a utilizar la cuestión de la edad en esta campaña. No voy a explotar, con fines políticos, la juventud e inexperiencia de mi oponente”. Risas y aplausos, recoge la transcripción. Reagan dejó el cargo en enero de 1989, a menos de un mes de cumplir los 78 años. Era el presidente de mayor edad de la historia de Estados Unidos hasta el día en que Joe Biden tomó posesión, el 20 de enero de 2021, con 78 años y dos meses. Este domingo, Biden se convierte en el primer presidente octogenario de Estados Unidos. El cumpleaños de Biden aviva el debate sobre su edad. El presidente no ha tomado aún la decisión definitiva, pero ha dicho una y otra vez que tiene la intención de presentarse a la reelección en 2024. Las elecciones serán cuando tenga casi 82 años y acabaría un hipotético segundo mandato con 86. Tras la muerte de Isabel II, solo tres jefes de Estado de todo el mundo superan esa edad: el presidente de Camerún, Paul Biya, de 89; el de Palestina, Mahmud Abbas, de 87, y el de Arabia Saudí, Salmán bin Abdulaziz Al Saud, de 86. El papa Francisco los cumple en diciembre. Durante la campaña de 2020, la edad ya fue una cuestión a considerar. Cuando como candidato le preguntaron si pensaba ser un presidente de un solo mandato, evitó comprometerse a ello: “Es legítimo que la gente pregunte sobre mi edad. Es la misma pregunta que me hicieron cuando tenía 29 años [fue elegido senador con esa edad], si tenía la edad suficiente para el puesto. Espero poder demostrar que con la edad viene la sabiduría y la experiencia que permite hacer las cosas mucho mejor”, contestó. Sin embargo, el propio Biden se definió a sí mismo en campaña como “un candidato de transición”. Por su edad, se dio una importancia mayor de la habitual a su elección para la vicepresidencia, que tras una larga espera recayó en Kamala Harris. Se especulaba con que quien ocupase ese cargo optaría a la presidencia en 2024, una vez que Biden hubiese reparado el daño hecho por Donald Trump a las instituciones y atenuado —esa era su intención— la polarización política que vivía el país. La polarización, sin embargo, ha ido en aumento. Trump no solo no ha desaparecido de la escena, sino que ha lanzado ya su campaña para volver a la Casa Blanca. La figura de Kamala Harris, por su parte, no ha cuajado y su popularidad no solo es menor que la del propio Biden, sino que es la más baja de todos los que han ocupado ese mismo cargo como mínimo en los últimos 30 años.  Biden, 50 años ganando elecciones Biden lleva 50 años ganando elecciones. Salió elegido senador por Delaware en noviembre de 1972, poco antes de cumplir 30 años, tras remontar una ventaja de 30 puntos e imponerse por poco más de 3.000 votos a James Caleb Boggs, el republicano que buscaba la reelección. Estuvo a punto de dejar la política al mes siguiente para cuidar a sus hijos Beau y Hunter después de que su primera mujer y su hija de un año muriesen en un accidente de tráfico. En lugar de eso, se acostumbró a vivir a caballo entre Washington y Wilmington, Delaware, adonde se sigue escapando siempre que puede, incluso ahora como presidente. Fue reelegido senador seis veces, por mandatos de seis años. En 2008 y 2012 acompañó a Barack Obama como candidato a la vicepresidencia en sendos triunfos. En 2020 se lanzó a competir por la nominación demócrata. Se entrevistó con el consejo editorial del New York Times, que no terminaba de ver clara su candidatura: “Todos me declaran muerto y adivina qué: ¡No estoy muerto y no voy a morir!”, les dijo. El periódico recomendó a dos candidatas como mejores opciones para la presidencia: Elizabeth Warren y Amy Klobuchar. Como respuesta, Biden tuiteó un vídeo que se hizo viral con la guardia de seguridad que le había acompañado en el ascensor en su visita a la redacción: “Honrado de haber logrado el apoyo de Jacquelyn”. Exactamente un año después de ese tuit, Biden juraba el cargo de presidente de Estados Unidos tras derrotar a sus rivales demócratas, primero, y a Donald Trump, después. Que Trump haya entrado en la carrera presidencial de 2024 aumenta las posibilidades de que Biden también lo haga. El presidente presenta a su antecesor como una amenaza para la democracia. Ya le derrotó y se ve con posibilidades de volver a hacerlo. Además, en ese caso, la diferencia de edad no es tanta. Trump llegaría a las elecciones con más de 78 años y, de hecho, si resultase elegido, superaría a Biden como el presidente de mayor edad en caso de completar su mandato. Tras las recientes elecciones legislativas, saboreando aún el buen resultado demócrata, a Biden le preguntaron sobre cómo influía ese éxito en sus planes de buscar la reelección. Biden señaló a su mujer, Jill, presente a su lado en la rueda de prensa, algo inusual, y dijo en plural: “Nuestra intención es volver a presentarnos. Esa ha sido nuestra intención, independientemente del resultado de estas elecciones”. Y añadió: “Pero soy un gran respetuoso del destino. Y esto es, en última instancia, una decisión familiar. Creo que todo el mundo quiere que me presente, pero vamos a tener discusiones al respecto. Y no siento ninguna prisa

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