La declaratoria del Estado de Excepción significa un nuevo golpe para la economía nacional. Hace apenas unos pocos días, el país recibió con alivio la noticia de que se suspendían los racionamientos eléctricos, gracias a los providenciales aguaceros en la región austral. Estas lluvias incrementaron los caudales de los ríos que alimentan las centrales hidroeléctricas. Fue una buena nueva que permitió reactivar el movimiento comercial de fin de año, y que en algo compensó la difícil situación de comerciantes y empresarios, agobiados por una ola de inseguridad nunca antes vista, y acosados por los “vacunadores”. Pero esta nueva y más atroz escalada de violencia, que obligó al gobierno a declarar el Estado de Excepción por 60 días, con el consiguiente Toque de Queda, representa un golpe demasiado duro para los negocios. De acuerdo a la Federación de Cámaras de Turismo, las pérdidas económicas serán de entre 5 y 10 millones de dólares diarios. Por si fuera poco, se perderían los ingresos del feriado de Carnaval, uno de los más importantes del año, y en el cual el sector hotelero había depositado sus esperanzas. Los bares y las discotecas también sufren. Desde esta semana no podrán trabajar por el toque de queda. Según los hoteleros, las cancelaciones de las reservas van entre el 30 y el 40%. Adicionalmente, quienes viajen por vía aérea en los horarios del toque de queda, deberán llevar los respectivos boletos, para evitar su detención. Lo mismo con los acompañantes, a quienes se pedirán documentos de identidad y una copia del ticket, para demostrar que van a dejar o retirar pasajeros.