ABC .- El Príncipe heredero, Mohamed Bin Salman, da un giro hacia la paz a la política internacional de su país.
Ocho años después de su ascenso al poder, Mohamed Bin Salman (MBS) da un giro radical a la política exterior de Arabia Saudí. A sus 37 años, el heredero a la corona y hombre fuerte del reino apuesta por dar una oportunidad a la paz con pasos clave como el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Irán, el acercamiento a Siria y la búsqueda de un final a la guerra en el vecino Yemen.
Una delegación saudí viajó durante el fin de semana a Saná para reunirse con los líderes hutíes y negociar el final de las hostilidades y el levantamiento del bloqueo que sufren los puertos yemeníes, según informó la agencia oficial Saba. Este viaje fue calificado por la ONU como «lo más cerca que ha estado Yemen de un progreso real hacia una paz duradera».
Este cambio de rumbo coincide con un distanciamiento progresivo de Estados Unidos cuyo último paso ha sido la decisión de recortar la producción de petróleo en un momento en el que Washington pedía más barriles en el mercado para hacer frente a la crisis generada por la guerra de Ucrania. La buena relación de MBS con Donald Trump, que fue un apoyo clave durante el escándalo por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul en 2018, contrasta con la relación distante con Joe Biden. La visita que el presidente realizó al reino en julio no ha parecido mejorar las cosas y Riad mira a Asia, donde se encuentran los mejores clientes de su petróleo como son China, India, Japón y Corea del Sur. Estos países acaparan el 65 por ciento de su exportación petrolera.
La prioridad de MBS es ejecutar con éxito el plan Visión 2030, un plan que busca reducir la dependencia del petróleo a través de la diversificación de las inversiones y fuentes de ingresos, y para ello se aleja de las turbulencias de estos últimos años y dibuja un nuevo mapa regional de alianzas alejado del eje anti iraní al que aspiraban EE.UU. e Israel. Arabia Saudí precisa de estabilidad regional para acometer sus planes de transformación internos y poder atraer a inversores.
Uno de los grandes gestos del cambio llegó cuando, gracias a la mediación de China, Teherán y Riad anunciaron hace unas semanas el final a siete años sin relaciones. Este acuerdo abre las puertas al final de la guerra en Yemen, país que ambos han empleado como tablero para dirimir sus diferencias. Irán es el gran apoyo de los rebeldes hutíes, que controlan amplias partes del país, y tiene la llave para controlar a esta milicia contra la que MBS lanzó la guerra en 2015. Esta guerra fue una de sus primeras decisiones al llegar al poder y ha provocado 4,5 millones de desplazados internos y que más de dos tercios de la población esté viviendo por debajo del umbral de la pobreza, según la ONU.
Pasar página
Tras la visita de una delegación saudí, que llegó acompañada de los mediadores omaníes, el líder de los rebeles, Mohammed Al Bukaiti, declaró que la paz con Riad «es un triunfo para las dos partes» y pidió «conservar la atmósfera de paz para pasar página al pasado».
El acercamiento entre las dos grandes potencias del islam chií y suní tendrá efecto directo en el juego de equilibrios de un Oriente Próximo marcado por este enfrentamiento sectario. El choque entre iraníes y saudíes se produjo tras la ejecución del ayatolá Nimr Baqer Al Nimr en enero de 2016, que provocó violentas protestas en el mundo chií y acabaron con la quema del consulado saudí en Mashad, al Este de Irán.
La rehabilitación de Bashar al Assad es otro de los pasos clave adoptados en las últimas semanas por MBS. Arabia Saudí tomó parte directa en la guerra de Siria con el apoyo a grupos armados de la oposición, pero ahora recupera los contactos con Damasco y el 19 mayo Siria regresará a la Liga Árabe en el transcurso de la cumbre que se celebrará en el reino. Assad está suspendido de este organismo desde 2011. Pasado el ramadán también está prevista la reapertura de embajadas en Riad y Damasco. La buena sintonía con Arabia Saudí es clave para que otros países como Egipto hayan decidido también retomar el contacto con el régimen sirio.
Antes de Irán y Siria, los saudíes también lideraron el proceso de pacificación con Qatar, país contra el que lideraron un bloqueo en junio de 2017
Antes de Irán y Siria, los saudíes también lideraron el proceso de pacificación con Qatar, país contra el que lideraron un bloqueo en junio de 2017 bajo el pretexto de su apoyo al terrorismo y su cercanía a Irán. Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait y Omán le impusieron un bloqueo y presentaron a Doha una lista de trece exigencias para levantarlo, entre las que figuraban el cierre del canal Al Yazira. Tres año y medio después, sin obtener ninguna concesión, MBS cambió de parecer y se rehízo una amistad que quedó patente durante la reciente Copa del Mundo de fútbol, en la que estuvo presente el heredero saudí