Infobae.- Los equipos de rescate en Kirijan encontraron durante la madrugada de este jueves a seis personas, entre las que se incluyen tres niños, cerca de 68 horas después de haber quedado sepultadas bajo los escombros de un edificio.
El número de muertos por el gran terremoto que azotó a Turquía y Siria subió a más de 17.500 el jueves, cuando se desvanecieron las esperanzas de encontrar sobrevivientes atrapados bajo los escombros en un clima helado.
Funcionarios y médicos dijeron que 14.351 personas habían muerto en Turquía y 3.162 en Siria por el temblor de magnitud 7,8 del lunes, lo que eleva el total confirmado a 17.513.
Los equipos de rescate de Turquía encontraron durante la madrugada de este jueves a seis personas, entre las que se incluyen tres niños, cerca de 68 horas después de haber quedado sepultadas bajo los escombros de un edificio destruido en la ciudad de Kirijan tras los terremotos registrados el lunes en el sur del país, cerca de la frontera con Siria.
Este jueves los rescatistas también lograron sacar con vida de los escombros a un chico de 16 años, sin embargo a medida que pasan las horas disminuyen las esperanzas de que se produzcan otros milagros.
Por eso, mucha gente se preocupa ahora por llegar hasta los cuerpos sin vida de sus seres queridos y enterrarlos adecuadamente.
En declaraciones a la agencia de noticias Anka, Ovgun Ahmet Ercan, uno de los principales ingenieros geofísicos y expertos en terremotos del país, estimó en “unas 200.000″ el número de personas que permanecen bajo los edificios derrumbados.
“El número de personas que fueron rescatadas con vida del derrumbe es de unas 8.000. No hay garantía de ello, pero si el cálculo es correcto, hay otras 192.000 personas bajo los edificios”, advirtió el profesor.
Tras la conmoción inicial, el descontento se hace cada vez más palpable entre la población por la respuesta de las autoridades al fatal terremoto que, según admitió el mismo presidente turco Recep Tayyip Erdogan, tuvo “deficiencias”.
Numerosos supervivientes tuvieron que buscar por sí mismos comida y refugio. Sin equipos de rescate en varias zonas, algunos contemplaron impotentes cómo sus familiares atrapados pedían ayuda hasta que sus voces se apagaban.
“Mi sobrino, mi cuñada y la hermana de mi cuñada están bajo los escombros. Están atrapadas en las ruinas y no hay señales de vida”, dijo Semire Coban, profesora de guardería en la ciudad turca de Hatay.
“No podemos llegar a ellos. Intentamos hablarles, pero no responden”, agregó.
Erdogan visitó dos de las zonas más castigadas, la ciudad de Kahramanmaras en el epicentro del sismo y la región de Hatay en la frontera con Siria.
“Por supuesto, hay deficiencias, es imposible estar preparado para una catástrofe así”, indicó.
Coincidiendo con su visita, la red social Twitter quedó inaccesible desde Turquía durante unas 12 horas, según periodistas de la agencia de noticias AFP y el grupo de vigilancia NetBlocks.
Además, la policía del país detuvo a 18 personas por publicaciones “provocativas” en redes sociales que criticaban la respuesta gubernamental.
El frío agrava la situación. Aunque con temperaturas de -5 ºC, miles de familias en Gaziantep pasaron la noche en carros o tiendas de campaña al no poder volver a sus casas o tener demasiado miedo de hacerlo.
Los padres paseaban por las calles de esta ciudad del sureste de Turquía cargando a sus hijos, envueltos en mantas, porque pasaban menos frío que en las tiendas.
En Bruselas, la Unión Europea prepara una conferencia de donantes en marzo para movilizar ayuda internacional para Siria y Turquía.
“Estamos corriendo contrarreloj para juntos salvar vidas”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Nadie debe quedarse solo cuando una tragedia como esta golpea a un pueblo”, agregó.
Según los datos oficiales, el país eurasiático sufrió en total 1.117 réplicas tras los sismos de magnitud 7,7 y 7,6 del pasado lunes.