PortadaHomeRadioCentro

Ecuador: julio 26, 2024

Ecuador Continental:

Ecuador Insular:

Ecuador, julio 26, 2024
Ecuador Continental: 19:30
Ecuador Insular: 19:30

Biocontroladores: hongos y bacterias sirven para combatir plagas en Ecuador

Primicias .- En el campo de la biotecnología, las empresas recurren a fórmulas innovadoras y libres de químicos para crear los biocontroladores, productos hechos con microorganismos. La sigatoka es una de las plagas más comunes del banano, uno de los principales productos de exportación de Ecuador. Si bien, los productores han usado químicos por décadas para tratarla, ahora tendrían en sus manos una alternativa biológica: los biocontroladores. Se trata de insumos biológicos que ya se han probado en suelo ecuatoriano y capaces de controlar la sigatoka y otras plagas, detalla el gerente de la división de Banano de la empresa agrícola Syngenta, Carlos Pozo. Pero, ¿qué son exactamente los biocontroladores? Pozo explica que básicamente son microorganismos, que se obtienen del ambiente, el agua o animales, “para producir ciertos insumos usados en la agricultura y controlar enfermedades o plagas”. En su esencia, son hongos y bacterias puestos al servicio de otros organismos vivos, como las plantas y cultivos. La técnica detrás de la elaboración de los biocontroladores es prometedora, de acuerdo con la FAO, porque estos productos tienen la capacidad de revolucionar la forma de cultivar “nuestros alimentos, con una agricultura más saludable para las personas, los consumidores, las comunidades y el ambiente”. Aunque también es un mercado millonario, puesto que el negocio de los tratamientos biológicos, tanto para semillas y control de plagas, prevé un crecimiento de USD 1.600 millones en 2030. Los biocontroladores, paso a paso La mayoría de los agricultores y productores saben que un cultivo mejora con riego y abono, pero pocos son conscientes del rol de la biodiversidad y el ambiente. En un intento por producir más, a veces en menor tiempo, y combatir plagas, recurren a costosos plaguicidas y fertilizantes. Como técnica opuesta a los químicos, surgen estos biocontroladores, que se han utilizado con buenos resultados en países de la región como Argentina. En este país, la FAO dirige capacitaciones para pequeños agricultores y que elaboren sus propios productos. Para entender qué es y cómo se crea un biocontrolador, piense en una serie de hongos y bacterias que se extraen de plantas y luego se reproducen en laboratorios, a cargo de un equipo de ingenieros químicos, agrónomos e investigadores, y bajo ciertas condiciones de temperatura, luz y humedad. “No puede ser cualquier laboratorio, debe ser un lugar especializado que pueda duplicar estos microorganismos de forma segura para al final el producto sea de beneficio y no cause daños”, precisa Pozo de Syngenta. Otra característica de los biocontroladores es que son insumos diseñados a la medida de la planta o la fruta, es decir, específicamente para controlar una plaga. Al momento, Syngenta, originaria de Suiza y con una división de investigación y desarrollo para la protección de cultivos, trabaja en la producción de un insumo biológico para controlar otra de las enfermedades más peligrosas para el banano: el hongo Fusarium. En 2024, se realizarán las primeras pruebas de campo en Ecuador y una vez que se obtengan buenos resultados, podrá obtener las certificaciones y salir al mercado local. Libres de agroquímicos Se estima que hasta tres tercios de los plaguicidas y otros agroquímicos no llegan a la planta, sino que se diluyen en el agua, contaminando fuentes hídricas y afectando a otros animales. Por fortuna, el mercado está cambiando y desde 2018, por ejemplo, Europa prohíbe el uso de tres químicos usados en pesticidas: clotianidina, imidacloprid y tiametoxam. La prohibición llegó luego de que la Agencia Europa de Seguridad Alimentaria (EFSA) alertara sobre los riesgos de estas moléculas, no solo para la salud humana, también para las abejas, los principales polinizadores en el mundo.  Después de todo, los europeos saben que sin abejas pueden desaparecer muchos de los alimentos que se consumen. Por ello, el surgimiento de los insumos biocontroladores es también una respuesta a las exigencias de la Unión Europea (UE), que exigen nuevos estándares de calidad en los alimentos que compran, y en el caso de Ecuador esto abarca al banano. Al menos, el 29% de la fruta ecuatoriana se exporta a la UE, según datos del gremio exportador Acorbanec, en octubre de 2023. “El mercado, especialmente el europeo, está exigiendo poco a poco que los productos y alimentos sean producidos con menor carga química”, reconoce Pozo de Syngenta. Ante ello, otras empresas se han volcado a la producción de inoculantes biológicos, con miras a generar mejores prácticas para el medio ambiente. “Aún hay agricultores escépticos, y piensan que mientras el producto apeste más, controlará mejor la plaga. Pero con tecnología e innovación, estamos cambiando esos principios”, añade Pozo.

Biocontroladores: hongos y bacterias sirven para combatir plagas en Ecuador Leer más »

Una de las peores especies de hormigas invasoras del mundo llegó a Ecuador

Primicias .– El hallazgo de la hormiga Pheidole Megacephala supone un riesgo para cultivos y biodiversidad, según expertos. Una de las peores especies de hormigas invasoras del mundo, la Pheidole Megacephala, ha sido hallada en Ecuador y forma parte de un estudio científico internacional sobre 15 razas de ese tipo de insectos que han llegado a este país “para quedarse”. Así lo reveló un estudio auspiciado por el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario, la Escuela Politécnica Nacional, la Universidad de Texas (Estados Unidos) y la organización “Way to Development Corporation”. El estudio, publicado en la revista especializada Check List, presentó una lista actualizada de 15 especies de hormigas introducidas en Ecuador, elaborada sobre análisis de especímenes observados en colecciones biológicas, en base de datos académicos y por observaciones de ciudadanos, comentó el Inabio. El informe destacó, sobre todo, dos nuevos registros de especies de hormigas, una conocida como Cardiocondyla Mauritanica, cuyo hallazgo es el primero en producirse en Suramérica, y otra denominada Pheidole Megacephala u hormiga leona, considerada como una de las “peores especies invasoras en el mundo”. “Las especies invasoras son aquellas que pueden establecerse para reproducirse fuera de su área de distribución nativa y son agentes de cambio en los ecosistemas que invaden”, precisó el Inabio tras advertir de los efectos que podrían derivarse de la presencia de este tipo de especímenes no nativos. Y es que, según la fuente, “estas especies pueden desplazar la biodiversidad nativa, afectar a cultivos u otras actividades humanas e incluso transportar patógenos que producen enfermedades”. Las hormigas presentan más de 200 especies introducidas fuera de su área de distribución nativa, 19 están clasificadas como altamente problemáticas y cinco en la lista de las 100 peores especies invasoras del mundo, añadió el Instituto. Precisó que, pese a que las hormigas en general son importantes para la conservación de la naturaleza y el bienestar humano, “la presencia de estos insectos invasivos en Ecuador ha pasado desapercibida hasta ahora debido a que se ha prestado mayor atención a otros animales y plantas exóticas”. En el estudio, muchos de los registros se encontraron en áreas urbanas, en los límites de las reservas naturales y del Sistema de Áreas Protegidas del país. Por ello, se ha documentado la presencia de especies exóticas de hormigas en cinco reservas nacionales: los amazónicos Parque Nacional Yasuní, Reserva de Vida Silvestre Cuyabeno y Reserva Biológica Limoncocha; y los costeros Bosque Protegido Cerro Blanco y Reserva Biológica Río Canandé. “La introducción de hormigas exóticas en bosques nativos y áreas protegidas podría reemplazar la fauna nativa a través de la depredación, hibridación y competencia”, lo que podría derivar en “cambios en los procesos de los ecosistemas, pérdida de biodiversidad y aumento de plagas”, agregó el Inabio. Este fenómeno -añadió- podría ser agravado por el cambio climático global, que puede influir en la distribución de especies y en la dinámica forestal, especialmente en las zonas tropicales. El estudio ha sido elaborado por los investigadores Jefferson Salazar-Basurto, Adrián Troya, Francisco Romero, Alex Wild y Alex Pazmiño-Palomino. El Inabio remarcó que este tipo de estudios refleja el compromiso de ese instituto para la producción de investigaciones encaminadas a alimentar los requerimientos científicos del Estado ecuatoriano, en su tarea de fortalecer la conservación del patrimonio natural del país.

Una de las peores especies de hormigas invasoras del mundo llegó a Ecuador Leer más »

Ecuador, entre los tres destinos más ricos en aviturismo en la región

Primicias .- Ecuador figura entre los tres destinos más ricos para la observación de aves en América del Sur, una actividad conocida como aviturismo, según un portal especializado en la búsqueda de viajes. De acuerdo con el portal Kayak, el noroccidente de Quito es “el micro destino perfecto para el avistamiento de aves”, el cual forma parte de la reserva de biosfera Chocó Andino, declarada así por la Unesco en 2018. En esta zona se pueden admirar colibríes, loros, tucanes, quetzales, entre otros. De ahí que en la zona de Mindo, se puedan avistar al menos 50 especies en un solo día. Debido a su riqueza natural, la feria de aves más importante de Sudamérica tendrá lugar en esta parroquia, ubicada a tan solo una hora en vehículo desde la capital de los ecuatorianos, en octubre. ¿Cuándo viajar? Si está en Guayaquil, el mejor momento para viajar y hacer aviturismo es en octubre, del día 5 al 8 de ese mes. Para sacar el máximo provecho de esta actividad, es esencial equiparse con binoculares de buena calidad y guías de aves que ayuden a identificar las especies locales. El aviturismo trata de apreciar la belleza de la naturaleza y contribuir a su conservación, respetando siempre las normas locales y evitando causar disturbios a las aves y su entorno. Miles de especies de aves El portal especializado Inabio dice que Ecuador es conocido en el mundo de la ornitología como un pequeño gigante, ya que a pesar de su extensión, posee 1.722 aves registradas, aproximadamente el 18% del total mundial. De esa cantidad, 132 son propias del país de la mitad del mundo, como el Tucán Andino en el Chocó, el Pinzón de Manglar en las islas Galápagos o el Saltarín Cabecinegro en la selva amazónica. Otros destinos para los amantes de las aves son Colombia, que tiene 1.966 especies registradas; y, Perú, con 1.800 especies.

Ecuador, entre los tres destinos más ricos en aviturismo en la región Leer más »

Hallan un nuevo virus en las profundidades de la Fosa de las Marianas

ABC .- Ataca a las bacterias, replicándose en su interior.   A más de 11.000 metros bajo la superficie del Océano Pacífico, la Fosa de las Marianas es el lugar más profundo de la Tierra. Y aún así, ahí abajo, en la más completa y fría oscuridad, la vida persiste. En un artículo que se acaba de publicar en ‘Microbiology Spectrum‘, un equipo internacional de investigadores dirigido por el virólogo marino Yu-Zhong Zhang, de la Ocean University en Qingdao, China, informa del hallazgo de un nuevo virus, encontrado en sedimentos extraídos a 8.900 metros de profundidad. Se trata de un ‘bacteriófago’, es decir, un virus que ataca a bacterias y se replica dentro de ellas. Muchos piensan que, por encima de cualquier otro ser viviente, los bacteriófagos son las formas de vida más abundantes del planeta. «Hasta donde sabemos -afirma Min Wang, coautor del artículo- este es el fago aislado más profundo conocido en el océano global». En los respiraderos hidrotermales El nuevo virus está especializado en infectar bacterias del filo Halomonas, que a menudo se encuentran en sedimentos de las profundidades marinas y en respiraderos hidrotermales, aberturas similares a géiseres que, en muchos fondos oceánicos, liberan continuamente chorros de agua caliente procedentes del subsuelo, lo que hace posible que a su alrededor se formen prósperas comunidades de seres vivientes. Según Wang, el análisis del material genético del virus apunta a la existencia de una familia viral previamente desconocida en las profundidades del océano, así como a nuevos conocimientos sobre la diversidad, evolución y características genómicas de los fagos de las profundidades marinas y sus interacciones con los huéspedes que invaden. Ya en trabajos anteriores, el mismo equipo de científicos utilizó análisis metagenómicos para estudiar virus que infectan bacterias del orden Oceanospirillales, que incluye a las Halomonas. Para el nuevo estudio, Wang y su equipo buscaron virus en cepas bacterianas recolectadas y aisladas por Yu-Zhong Zhang y sus colegas, que explora la vida microbiana en ambientes extremos, incluidas las regiones polares y la Fosa de las Marianas. El análisis genómico del nuevo virus, que ha sido clasificado como vB_HmeY_H4907, sugiere que está ampliamente distribuido en el océano y tiene una estructura similar a la de su huésped. Wang dijo que el estudio plantea nuevas preguntas y áreas de investigación centradas en las estrategias de supervivencia de los virus en entornos hostiles y aislados y en cómo evolucionan conjuntamente con sus huéspedes. El nuevo virus, además, es lisogénico, lo que significa que invade y se replica dentro de su huésped, pero generalmente sin matar la célula bacteriana a la que infecta. A medida que la célula se divide, el material genético viral también se copia y se transmite a la descendencia. En sus próximos estudios, los investigadores pretenden investigar la maquinaria molecular que impulsa las interacciones entre los virus de las profundidades marinas y sus huéspedes. Y también buscar otros virus nuevos en lugares extremos, lo que según Wang «contribuiría a ampliar nuestra comprensión de la virosfera. Los entornos extremos ofrecen perspectivas óptimas para descubrir nuevos virus».

Hallan un nuevo virus en las profundidades de la Fosa de las Marianas Leer más »

Uno de los cafés más caros del mundo viene de los excrementos de un ave brasileña

El País .- El jacu, a priori visto como una plaga, revolucionó un cafetal en Brasil y dio una lección sobre agricultura sostenible. El kilo de este grano se vende en los exclusivos almacenes Harrods de Londres a 1.700 dólares   Un café hecho a base de los granos encontrados en los excrementos de un pájaro que en Europa se vende a precio de oro. Es el peculiar tesoro que una hacienda brasileña maneja desde hace años, gracias a la aparición sorpresa de un pájaro parecido a un faisán. Nadie lo podía intuir, pero el jacuaçu o pava oscura, con su discreto plumaje negro y sus potentes gritos, tiene un sistema digestivo que es una maravilla. Los granos de café que deja en sus heces son como pepitas de oro. El primer sorprendido fue el dueño de la Hacienda Camocim, Henrique Sloper, que regentaba un cafetal familiar cuando vio aparecer lo que en su momento definió como “una plaga”. No sabía que al poco tiempo el animal se convertiría en su mejor aliado, un socio preferente en el negocio.   “Daba mucho miedo. Es un pájaro grande, que hace ruido, rompe las ramas. Eran muchos, así que llamamos a los órganos de protección ambiental, pero no sabían qué hacer. Nos sugirieron que introdujésemos un depredador. ¿Qué íbamos a colocar? ¿Un jaguar? ¿Un águila? Al final me dejaron allí con los pájaros”, recuerda ahora divertido Sloper en una conversación por teléfono. Su propiedad está desparramada por una decena de valles de la verde sierra de Espírito Santo, en el sureste de Brasil, junto a un parque natural. Si este Estado fuera un país, sería el cuarto mayor productor de café del mundo. Pero entre los miles de cafetales, éste es diferente. Es el único que cuenta con un pájaro como elemento protagonista. Después del susto de la invasión alada, Sloper se acordó de un viaje a Indonesia, donde conoció el exclusivo café Kopi Luwak, que se elabora con los excrementos de la civeta, un pequeño mamífero de hábitos nocturnos. Decidió probar suerte y replicar el invento. Al principio, convencer a los trabajadores de la hacienda de que tenían que cosechar caquitas fue un reto, pero una vez vencidos los prejuicios y tras dos años de prueba-error, dieron con la fórmula.   Un jacu en un árbol en la Hacienda Camecim.FAZENDA CAMOCIM En el camino descubrieron varias cosas, como que el tránsito por el aparato digestivo del animal hace que esos granos de café no necesiten fermentación, o que el proceso elimina casi toda la cafeína. Los granos salen en las heces perfectamente enteros. También es decisivo el buen gusto del pájaro, que sólo come los granos de café cuando están maduros. Para que el café sea considerado especial en los certificados de venta el fruto tiene que cosecharse maduro, así que los hábitos alimentarios del ‘jacu’ son una garantía de que el café será de alta calidad. Tras la particular cosecha de excrementos, los granos se secan, se limpian y se congelan entre dos y tres meses, quedando listos para iniciar el proceso cuando haya un pedido. Se trata de un café tan especial que sólo se produce bajo demanda. El sabor es afrutado y más ácido que en otras variedades.   Productores recogen semillas de café en Brasil.FAZENDA CAMOCIM La producción del café de jacu empezó hace más de una década, y rápidamente se convirtió en uno de los más caros del mundo. Se vende en los exclusivos almacenes Harrods de Londres a 1.400 libras el kilo (1.700 dólares, 1.600 euros). Francia y Japón, mercados donde hay bastante interés por los productos exóticos, también están entre los países que más importan, comenta Sloper. El interés no sólo tiene que ver con la excentricidad de saborear un café que proviene de las heces de un pájaro, sino también con toda la filosofía que contempla esta hacienda.   Antes de que el jacu hiciera su aparición estelar, este cafetal ya apostó por la agricultura orgánica (adiós pesticidas) y por el sistema de agrofloresta, una alternativa sostenible para el manejo de los bosques tropicales que pregona la convivencia con la vegetación nativa. Aquí no hay infinitas plantaciones de monocultivo; las plantas del café se mezclan con otros árboles y arbustos. Se pueden encontrar plátanos, pitangas, jabuticabas y frutos rojos de todo tipo, con los que se hacen sabrosas mermeladas. La biodiversidad equilibrada del ambiente ayuda a prevenir la aparición de hongos y crea un sustrato de hojarasca que hace que el café crezca con más vigor. Si la media de producción de café por hectárea en Brasil ronda los 26-28 sacos, en este tipo de plantación llegan a cosecharse 35, asegura Sloper, convertido en ferviente defensor del sistema. “Antes eras ingeniero agrónomo y te enseñaban a colocar veneno en el suelo. Pero ya no hay vuelta atrás, ahora el mercado demanda otra cosa, la gente no quiere comer cosas con glisofato y todas esas cosas que colocamos durante tanto tiempo. Es una presión del propio consumidor”, resume.   Aunque en Brasil aún predominan los enormes latifundios de monocultivo dedicados a la exportación de commodities, las agroflorestas se abren paso poco a poco. La Alianza por la Restauración de la Amazonía, por ejemplo, identificó más de 1.600 iniciativas de este tipo únicamente en la región amazónica. El cultivo en sistema de agrofloresta también sirve de dique de contención ante los fenómenos climáticos extremos, cada vez más frecuentes. Sequías, inundaciones o heladas son más llevaderas con todo un conjunto de flora y fauna protegiéndose mutuamente. En este hábitat que hizo suyo, el jacu, además de cosechar el café, también tiene otras funciones, apunta el orgulloso propietario: “Reforesta la selva, porque es un gran diseminador de semillas. Hay café creciendo en medio del bosque”, dice, y remarca que la convivencia con el pájaro es muy respetuosa. Se mantiene siempre en libertad (al contrario de lo que ocurre con el café de civeta de Indonesia, cada vez más cuestionado por mantener los animales enjaulados) y se controla dónde se encuentran sus nidos para no dañarlos

Uno de los cafés más caros del mundo viene de los excrementos de un ave brasileña Leer más »

El Niño y el cambio climático afectan a la supervivencia de las ballenas en el Atlántico sur

El País .– El aumento de la temperatura incrementa la probabilidad de mortandad de las hembras, según un informe. Estos animales contribuyen a la mitigación del calentamiento global   El calentamiento de los océanos afecta la supervivencia de la ballena franca austral e impide la recuperación de sus poblaciones. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio liderado por investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), Ocean Alliancey un grupo de colaboradores internacionales, que describe por primera vez el efecto que tiene el cambio climático sobre la supervivencia de las hembras, que se reproducen en la costa del Atlántico sudoccidental, desde Brasil hasta el sur de Argentina.   El trabajo —parte del doctorado de Macarena Agrelo, bióloga e investigadora principal en el área de ecología, poblaciones y dinámica poblacional del ICB— muestra que en los años posteriores al fenómeno de El Niño, en los que las aguas son más cálidas, la tasa de mortalidad es cuatro o cinco veces mayor que en los neutros o en los que se produce La Niña, caracterizado por aguas más frías.   El dato cobra relevancia porque actualmente la agencia de las Naciones Unidas encargada de las previsiones meteorológicas ha advertido que hay un 80% de probabilidades de que El Niño comience entre julio y septiembre próximos, lo que provocará un aumento de las temperaturas a nivel global, sequías y precipitaciones en distintas regiones del mundo.   Se estima que la población de ballenas francas australes es de aproximadamente 5.500 individuos y la probabilidad de que dicho número aumente cae en el actual contexto de calentamiento global. La investigación proyectó el crecimiento de la población hasta el año 2100, considerando los parámetros de fecundidad y reproducción en diferentes escenarios en base a las predicciones mundiales sobre la frecuencia de los eventos de El Niño. “Vimos que, si no consideramos el cambio climático, y la población crece a un 7%, alcanzaríamos a una población de 30 individuos en 2070″, dice Agrelo. Y si se observa el efecto que tuvo el calentamiento global en los últimos 50 años, la población no llegaría a alcanzar ese valor.   Una ballena austral y sus heces.NICOLÁS LEWIN (INSTITUTO DE CONSERVACIÓN DE BALLENAS) La proyección es a nivel teórico, sin sopesar otros efectos de mortalidad como la contaminación, la colisión con embarcaciones u otras amenazas. “Si consideramos que los eventos van a ser más frecuentes y más intensos, se desacelera cada vez más el crecimiento poblacional”, subraya Agrelo. En consecuencia, el efecto del cambio climático sobre la supervivencia de las ballenas será menor y la mortalidad, más grande.   En años posteriores a El Niño, los científicos observaron que un porcentaje mayor de la población no es avistada, en especial de hembras que no volvían a Península Valdés pese a que frecuentaban mucho el área. “Eso te hace pensar que esas ballenas murieron”, refiere la científica. Las hembras sufren más la disminución de comida porque tras la gestación y la lactancia requieren de grandes cantidades para recuperarse de la inversión energética realizada.   Para el estudio se analizaron cinco décadas de información recogida a través de la fotoidentificación de cada ballena de Península Valdés. Para calcular la supervivencia, se utilizó la historia de vida de 1.380 hembras de una base de datos de aproximadamente 4.100 ejemplares. Su conservación, explican desde ICB, es fundamental para mitigar el calentamiento global.   Se considera que las ballenas son las ingenieras de los ecosistemas porque ayudan a mantener saludable la vida en el océano. Tienen heces muy ricas en hierro y otros nutrientes que derivan del consumo de krill, un crustáceom en el Atlántico Sur y que lo transportan a grandes distancias y en varias direcciones, fertilizando y promoviendo la biodiversidad.   “Son los bosques de los océanos, capturan en sus grandes biomasas tanto carbono como miles de árboles”, detalla Agrelo. INSTITUTO DE CONSERVACIÓN DE BALLENAS Una por una Desde 1971, y de manera ininterrumpida (excepto el 2020 por la pandemia), el ICB y Ocean Alliance realizan un monitoreo anual de ballenas en las costas de Chubut, a través de relevamientos aéreos. La base de datos con las ballenas identificadas una por una es tan valiosa que permite saber cómo cambia la población a lo largo del tiempo y cómo le afectan los fenómenos climáticos. Estos mamíferos pueden reconocerse individualmente a través del patrón de callosidades en la cabeza, que es único igual que la huella dactilar de un ser humano.   En los comienzos, las fotos se sacaban con cámaras con rollo y la fotoidentificación se realizaba de forma manual a través de un catálogo físico; actualmente las imágenes son digitales y la técnica se realiza con la ayuda de un software. “Cumplimos 50 años de datos. Es un estudio pionero y el de más largo plazo de una especie de ballenas a nivel mundial”, afirma la investigadora. Además, es la primera vez que se analiza el efecto del cambio climático en la supervivencia de una especie de ballena.   Conocer una por una las que visitan Península Valdés permite armar árboles genealógicos de hasta cinco generaciones y conocer quién es la mamá, la abuela y la bisabuela de una cría. “La posibilidad de sacarle una foto a una ballena y saber si la vimos o no, nos permite a lo largo de los años armar lo que se llama ‘históricos de captura’ de cada individuo”, explica Agrelo.   Esto supone configurar un historial del ejemplar para ver qué años llegó a la península y cuáles no, cada cuánto va y si lo hace con un ballenato. “Si vemos un individuo con una cría y a los dos años lo vemos con otra cría, es una llamada de alerta”, dice la investigadora. Es un indicio de que hubo una falla en el éxito reproductivo ya que las ballenas francas tienen cría cada tres años después de un año de gestación, otro de lactancia y uno más de reposo y de recuperación.   Con la identificación también se conocen detalles de su ciclo de vida y de su biología: cada cuánto se

El Niño y el cambio climático afectan a la supervivencia de las ballenas en el Atlántico sur Leer más »

La protección de la Amazonía ecuatoriana requiere USD 19 000 millones, según ONG

La protección de la Amazonía de Ecuador requerirá fondos por valor de USD 19 000 millones en los próximos 10 años, según estimaron este jueves 1 de diciembre de 2022 un grupo de organizaciones ambientalistas que reclamaron la inclusión de los pueblos indígenas en la planificación y ejecución de esas inversiones para el clima. En una valoración de las conclusiones que deja la COP27, que se celebró en Egipto, este conjunto de organizaciones ecuatorianas resaltó en rueda de prensa la necesidad de aumentar el financiamiento para mitigación y adaptación a la crisis climática, en especial en la conservación de los bosques y de la biodiversidad. Entre los colectivos integrantes en el proyecto “Acciones por la Amazonía” que participaron el pronunciamiento estuvo la Fundación Pachamama, la Fundación EcoCiencia, Naturaleza y Cultura Internacional, y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confenaie). La presidenta de la Fundación Pachamama y secretaria general de la iniciativa Cuencas Sagradas, Belén Páez, señaló que son urgentes USD 70 millones para poner en marcha un plan que permita pasar de un modelo económico basado en el extractivismo a otro enfocado en los bosques en pie y la biodiversidad. “El Estado debería ser quien ponga el 95% de este presupuesto, y las agencias de cooperación y las organizaciones complementan estos esfuerzos del Estado para llegar a esta meta de los 10 años”, comentó Páez a EFE. “Hay datos interesantes de las nuevas inversiones que podrían lograrse a través de mercados voluntarios de carbono y de otros sistemas de compensación en torno a la biodiversidad”, agregó. Poco dinero llega a comunidades Rossana Manosalvas, de la Fundación EcoCiencia, que coordina el proyecto Acciones por la Amazonía, con la financiación de la Agencia Noruega para Cooperación al Desarrollo (Norad), lamentó que el porcentaje de los fondos para contrarrestar la crisis climática que llega a las comunidades indígenas es muy bajo. Manosalvas señaló que sólo el 14% en promedio del financiamiento climático de Ecuador llega a las comunidades indígenas, y reconoció que se abre una oportunidad con las compensaciones propuestas por el Gobierno, que serán parte del referéndum que impulsa en materia de seguridad, instituciones y ambiente. En ese sentido, Jaime Toro, técnico de Naturaleza y Cultura Internacional, consideró interesante que se puedan establecer mecanismos de financiación y de compensaciones a los que las comunidades puedan acceder a través de los Gobiernos provinciales y los municipios, y no solo mediante el Gobierno nacional. Más inclusión de indígenas A su turno, la vicepresidenta de la Confenaie, Lola Piaguaje, reclamó poder de decisión para los pueblos indígenas en la manera en la que se invierten los fondos para el clima y recordó que los territorios indígenas registran menos deforestación que aquellos bosques que no están en sus manos. Asimismo, estas organizaciones enfatizaron que “es urgente establecer medidas especiales de protección para los ríos con valores naturales y culturales excepcionales en Ecuador, como una estrategia nacional para la conservación de la biodiversidad acuática”. En ese aspecto, la iniciativa Cuencas Sagradas busca proteger permanentemente al menos 35 millones de hectáreas, que son casi en su totalidad bosques tropicales en las cabeceras de las cuencas de los ríos Napo, Pastaza y Marañón de Ecuador y Perú. Fuente: El Comercio

La protección de la Amazonía ecuatoriana requiere USD 19 000 millones, según ONG Leer más »

Scroll al inicio