El posible aumento de los aportes de los trabajadores, para cubrir el grave desfase económico del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, especialmente en el fondo de pensiones, genera cuestionamientos.
Consultado por “Punto de Orden”, Richard Gómez, representante de los afiliados en el consejo directivo del IESS, advirtió que tomar esa medida sería un insulto.
Como alternativa, planteó mejorar la calidad de la atención médica que brindan los hospitales de la institución, y que hoy obliga a derivar a miles de pacientes a clínicas privadas.
De qué sirve tener 101 hospitales, dijo, si los equipos están obsoletos o dañados, y los centros carecen de medicinas y personal.
Gómez precisó que actualmente, esas derivaciones tienen un costo de 30 millones de dólares mensuales.
Solo con un aumento de la capacidad operativa de las casas de salud, bajarán las derivaciones y el IESS gastará menos dinero, acotó.
La situación es tan crítica, que de los 670 dispensarios con que cuenta el instituto, más de 100 aparecen cerrados, o solo abren 2 días a la semana, debido a la falta de personal.
Además, hizo notar los graves problemas que ocasiona el centralismo. Empezando en el proceso de adquisición de medicamentos, ya que solo hay un proveedor calificado, lo cual provoca que la entidad esté a expensas de que buenamente le entregue los fármacos que requiere. Una espera que va de 6 a 8 meses.
Basta de inversiones con el Estado
Una de las principales causas del problema, puntualizó Gómez, es la compra permanente de bonos del Estado a cargo del BIESS, lo cual resta a la entidad de recursos operativos suficientes.
Solo el año pasado, el BIESS gastó 3.500 millones de dólares en esos bonos.
Asimismo, se necesita un reglamento para poder rematar numerosos bienes improductivos. Sus cálculos señalan que, de concretarse la venta de terrenos y edificios, podrían recaudarse 400 millones.
Lamentablemente, subrayó Gómez, la directiva del IESS tiene las manos atadas, y no puede hacer más a causa del centralismo y la falta de atribuciones.
